El racismo en México

Cinthya Salazar Gallardo

El racismo en México

El racismo en México es un problema más grande de lo que muchos queremos aceptar y que afecta miles de vidas mexicanas todos los días. Por esto, se tratará de explicar estos fenómenos desde la forma de ver de los derechos humanos o las legislaciones que dicen que “todos somos iguales ante la ley” que afecta de manera considerable a la sociedad mexicana y por lo tanto es un factor que es dañino y que tiene que ser evitado  a toda costa para que todas las personas puedan ser de alguna manera más libres  y no solo que estén seguros de que tienen derechos y que serán escuchados sino también que sin importar su raza , religión , preferencia sexual , posición socio-económica podrán  disfrutar  de sus derechos.  

En todo el mundo, en especial en nuestro país todos los días en las ciudades, en las comunidades rurales, en los medios de comunicación, en los centros de trabajo, en la calle, en los establecimientos comerciales existe un tipo de discriminación hacia hombres, mujeres, niños, jóvenes y ancianos a causa de su aspecto físico, de su manera de hablar, de su forma de vestir. Es por eso por lo que se tiene que tratar este tema analizando los diferentes puntos de vista de diversos autores.

El racismo está tan normalizado e implícito que la mayoría de los mexicanos (sino es que todos) en algún momento hemos dicho un frase o comentario racista sin notarlo o sin pensar que era algo “malo”. En el transcurso de este texto se expondrán algunas de las frases con connotaciones racistas más populares en México.

Asimismo, se mencionará los factores que influyen en estas acciones, así como también causas y consecuencias que trae consigo esta problemática social.  

¿El color de piel, raza y origen étnico de una persona pueden cambiar su dignidad y derechos?, está es una pregunta que deberíamos reflexionar cada uno de los miembros que conformamos la sociedad ya que en la gran parte de los ciudadanos existe una gran discriminación hacia otras personas, solo por el simple hecho de la influencia de los estatus sociales.  

Para empezar, las personas que sufren del racismo son el grupo social con menores ingresos y con menos acceso a los servicios públicos y a la justicia. La práctica del racismo puede afectar de diversas maneras nuestras vidas privadas y envenenar nuestra vida pública. Este tema lleva consigo muchos prejuicios y costumbres que se describen son hipócritas y no por ello resultan menos lesivos a quienes los practican y a quienes los padecen.  

El racismo existe y es importante que lo expliquemos y evidenciemos. No sólo porque cruza la cotidianidad y moldea las sensibilidades y las relaciones sociales, políticas y económicas de todos los sectores de la población, sino sobre todo porque el racismo es un criterio que establece los parámetros de inclusión y exclusión, de privilegio y opresión, es la distribución social de la muerte; como una gráfica actuarial, predice quien va a florecer y quien no (Hartman, 2007, pág. 129).  

Como hace mención Hartman el racismo es ese parámetro que impide cierta libertad en el desarrollo de una persona en la sociedad, y esto puede causar fracasos, derrotas, tristeza, en general malos e incomodos momentos, los cuales se consideran como injustos ya que las personas que padecen este tipo de discriminación no provocan estos sucesos, porque simplemente sus orígenes no son razón para ser discriminados.  

El racismo mexicano es como sacarse los mocos con el dedo: una costumbre que practicamos siempre de manera vergonzante y que negamos con ahínco en caso de que alguien nos la achaque. Y como hacemos con los parientes, amigos o colegas a quienes sorprendemos hurgando sus fosas nasales, también aprendemos a hacernos de la vista gorda y a mirar a otro lado cuando alguien a quien respetamos incurre en dichos o acciones discriminatorias (Navarrete, 2017, pág. 4).  

Respecto a lo que menciona Navarrete, es importante resaltar que en México hay una cultura muy pobre en la cual decidimos ignorar problemas o situaciones que traen consigo consecuencias perjudiciales o difíciles de enfrentar. Especialmente si este tipo de actitudes provienen de alguien al cual nosotros estimamos, preferimos ignorarlo y en ocasiones incluso defender las acciones de nuestros amigos y familiares en lugar de educarlos

En el año de 1969, Raúl Béjar Navarro publicó un artículo en el que afirma que, para él, el racismo es:  Un sistema de ideas que sostienen que un grupo étnico ha sido condenado por la naturaleza a ser hereditariamente inferior, y otro grupo tiene el privilegio de ser hereditariamente superior […]. El racismo fusiona los grupos nacionales, étnicos, lingüísticos, religiosos y raciales dentro de una amalgama cuya superioridad e inferioridad es atribuida espuriamente a una raza en particular (Béjar, 1969, pág. 417).

El concepto de racismo que tiene Raúl Béjar es amplio por lo que engloba diversos aspectos a considerar y que estas características se tomaban en cuenta desde años pasados, para ser más precisos cuando empezó a darse el mestizaje en México.  

En tiempos pasados el mestizaje permitía un ascenso de linaje y raza dentro de un sistema de castas mediante estrategias de aculturación y matrimonios estratégicos con europeos.  

Explica Mónica Moreno Figueroa, académica de la Universidad de Cambridge, la cual impartió la conferencia: mestizaje y la vida cotidiana del racismo en México, “la idea del mestizaje como una manera de blanquear la piel y ascender en la raza todavía está vigente en la sociedad mexicana y tiene sus raíces en la época colonial” (Moreno, 2017).  

Se hablaba de una fórmula muy bien conocida en la que un hijo de español e indígena era denominado mestizo; el hijo resultado de la mezcla entre mestiza y español era castizo y la mezcla de castiza y español era español.  

El racismo latinoamericano hunde sus raíces en la Conquista, la Colonia y el esclavismo. La guerra en los territorios de ultramar, emprendida por los imperios europeos, y su acompañamiento por parte de las iglesias cristianas (fundamentalmente la católica), conllevaba, la necesidad de legitimar la subordinación y la transformación de los indios y tez morena en esclavos, a través de discursos sobre la misión religiosa-civilizatoria y la superioridad natural de los europeos.  

El racismo mexicano actualmente es decididamente superficial: una cuestión de color de piel, de cabello y de ojos. En nuestra vida social los mexicanos nos colocamos continuamente, y somos colocados por los demás, en una escala que asocia la blancura, natural o artificial, con la belleza y el privilegio, el poder y la riqueza y su contrario, es decir, la piel morena, con la fealdad, la marginalidad y la pobreza. Esta pirámide de fenotipos, siempre más estrecha y competida en la punta y más ancha y despreciada en la parte baja, nos permite determinar, de manera casi automática, quiénes merecen nuestra admiración y envidia y quiénes nuestro desprecio o lástima.  

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