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El roble y la rosa


Enviado por   •  13 de Julio de 2016  •  Apuntes  •  1.047 Palabras (5 Páginas)  •  576 Visitas

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El roble y la rosa

Cuando hablamos de la dureza, fuerza y valentía que demuestran los hombres nos referimos a, “es duro como un roble”, sabiendo que el mismo es un árbol muy fuerte de gran altura, de raíces tan grandes y profundas que son casi imposible romper y con un gran esplendor de sus ramas que dan sombra a todos los que en algún momento en el camino se refugian en él, para ser acobijados y protegidos. Así mismo, al referirnos a la belleza y el temple de una mujer la comparamos con las rosas, que son la expresión más hermosa de una dama.

Es un momento oportuno, para dar ese homenaje a un gran roble que tenemos en nuestro jardín, un hombre que durante algo más de nueve décadas, se ha ido formando y echando raíces hasta llegar a ser aquel árbol gigantesco, fuerte y con gran esplendor, que nos ha dado su sombra, su amor y su protección. Aquel roble que durante tantos años a permanecido intacto a las  embestidas de la naturaleza y al paso de los años, que sin lugar a dudas lo han debilitado un poco, pero aún sigue fuerte, frondoso y luchando día a día por seguir protegiendo sus retoños, les hablo de mi nono, como cariñosamente y orgullosamente digo mi nono, Jesús Albarracín, ese roble que a su paso por la vida dio grandes frutos nacidos de una gran mujer,  fuerte y hermosa mujer la nona Elena, doña Elena, como muchos le solíamos decir a esa hermosa rosa, aunque como toda rosa tenía sus espinas bien precisas y no era para dañar a nadie solo para protegerse y proteger sus botones que iban creciendo poco a poco alrededor del jardín formado por el roble y la rosa. Seguramente el camino no fue fácil, pero hoy en día todos estamos sumamente orgullosos de haber nacido y crecido en esta familia, la familia Albarracín Suescun.

   Hoy día, el jardín está bastante grande ha crecido tanto que hasta en otras latitudes están las semillas del roble y la rosa que lo formaron, un total de once retoños se dieron de esa bella unión, aunque algunos nos dejaron un poco antes sin avisarnos y sin tiempo para decir adiós, sin embargo, la familia sigue fortaleciéndose creciendo y creciendo dando más retoños y raíces, uno siempre junto al otro amparados por las ramas del roble.

        En otra época, me remonto a la niñez, recuerdo al nono trabajando como siempre construyendo y edificando la cuidad con sus tenazas y cabillas, dando las bases a las nuevas construcciones del pueblo; al igual que lo hizo en la familia, nos dio esas grandes bases de amor, respeto, solidaridad, compromiso y muchos saberes que nos han permitido ser hombres y mujeres de bien, pasando esas enseñanzas de generación en generación fortaleciendo la unión familiar.

        Así mismo, recuerdo la nona siempre trabajadora y poco después entregada a la religión y la crianza de sus hijos y nietos que aunque ya adultos todavía los educaba y corregía sin ningún reparo por parte de ellos. Recuerdo aquellas tardes de enseñanza no formal que nos daba el nono cuando nos comentaba y hablaba de política sin ser político, de historia sin ser historiador, de economía sin economista, y de tantas cosas que aun con el paso del tiempo están arraigadas y forman parte de mi aprendizaje, con aquellas frases “claro  por allá en mil novecientos y dele…”; “claro el hermano de…, primo de… hijo de…”, contaba con gran entusiasmo sus vivencias y anécdotas, como cuando fue militar allá en Maracay en los cuarenta y decía “los militares ahora no son militares no saben nada, parándose firme a un civil , eso en mi época no se veía…” refiriéndose al actual presidente de la República que los generales se le paran firme sin ser un verdadero militar; contaba cuando repartía pan con el compadre Jorge Pérez por los lados de la revancha, rio chiquito y la petrolea; contaba sus días cuando se echaba las “perras locas” y llegaba listo a dormir,  tuve la dicha de tomarme unas  cervezas con el nono, cuando  lo llevábamos a la palmita a la última lagrima y después para “cuqui”, y al llegar a la casa escuchar la nona regañándonos y peleando por traer al nono borracho, son tantas historias, vivencias y aprendizajes que obtuvimos todos los de la familia  de ese gran señor, de ese gran roble.

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