El tráfico de animales silvestres

Tráfico animal        

Hipótesis: La indiferencia, la ignorancia y la laxitud jurídica son los aliados de un delito que afecta a naciones ricas en fauna: El tráfico de animales silvestres

El tráfico de animales silvestres es el tercer negocio ilícito más rentable en el mundo, superado por el de las drogas y las armas. La indiferencia, la ignorancia y la laxitud jurídica son los aliados de un delito que afecta a naciones ricas en fauna y flora como Colombia, donde el control de las autoridades es insuficiente y es poco lo que se hace para educar a la población en su protección.

Según la Agencia de Policía Internacional, Interpol, el tráfico de animales silvestres mueve cada año US$17.000 millones, lo que representa una rentable actividad para las organizaciones criminales que lo manejan. Pero más allá del hecho que tiene como delito, la preocupación se centra en los efectos negativos para el medio ambiente y en su relación con la extinción de especies y hábitats naturales.

En Colombia cada mes se decomisan 1.700 animales que pretenden exportar ilegalmente a países como España, Francia, Estados Unidos y Canadá. Sin embargo no se sabe cuántos logran salir del país, como se desconoce el número de especies que se trafican alrededor del planeta. Tan grave como esto es que, según las autoridades ambientales, de cada 10 animales que se sacan con vida de sus entornos naturales, sólo uno sobrevive antes de ser vendido.

Frente a un negocio ilícito de tal magnitud, hay una sociedad indiferente. La que pasa de largo sin conmoverse por la tortuga hicotea que le venden en el semáforo o, peor aún, que se detiene a comprar el loro que le ofrecen en la esquina. El comercio ilegal de animales silvestres es internacional, pero comienza por el mercado local que se sostiene de las especies que se extraen de las selvas del Chocó, Caquetá, Putumayo o el Amazonas.

El daño ambiental es evidente porque los animales silvestres son esenciales para mantener la armonía de los ecosistemas, y porque se puede llevar a la extinción a especies de fauna y flora únicas. En medio del desconocimiento general, también se ignora que hay un riesgo para la salud, porque algunos transmiten enfermedades que se pueden contagiar rápidamente en una comunidad.

Comencemos a hablar de los más perjudicados en este tema, los propios animales. Los animales preferidos para este negocio son las serpientes, los felinos, los loros, los caimanes y las tortugas. Pero esto no es todo, ya que el tráfico no sólo incluye a animales vivos, sino que también envuelve a muertos o incluso partes de ellos, como colmillos, pieles o aletas. Es la falta de controles, de regulación y de legislación, lo que provoca que este negocio haya ido creciendo de tal forma en nuestro tiempo.

El gran problema, es sin lugar a duda la violencia y el sufrimiento que padecen los animales. Los medios más comunes de transporte son vuelos y barcos.

Se cometen multitud de actos crueles y sangrientos sobre los animales, con el fin de transportarlos de la forma más discreta posible, para conseguir no ser descubiertos por las autoridades encargadas de evitar estas masacres.

Desde diminutos recintos donde se encuentran amontonadas distintas especies, sin poder respirar, hasta aves con los ojos perforados para evitar percibir la luz del sol y con ello ponerse a cantar. De todos estos animales, sólo un 10% logran sobrevivir a este calvario, el 90% restante muere durante la caza o el transporte. Además de este maltrato, este lucrativo negocio reporta otros distintos y graves problemas para los diferentes ecosistemas que componen el mundo de hoy en día. Entre ellos se encuentran las extinciones de variadas especies animales, ya que las especies más extrañas y escasas, son también las más apreciadas en este tipo de actividad ilegal, y las mayor remuneradas, aumentando su elevada probabilidad de extinción.

 Lamentablemente, no acaba aquí esta lista de consecuencias del tráfico de especies, Otro problema aparece una vez que se descubren los animales y se requisan, y es: ¿qué hacer ahora con los animales? La solución más aplicada suele ser llevarlos a zoológicos o a centros de rescate de vida silvestre, aunque esto no es lo más recomendable, ya que los animales no se encuentran en su ambiente, y pueden lograr escapar, corriendo el riesgo de introducir algún tipo de enfermedad en la fauna local, a la cual no está adaptada. Esto nos lleva al problema de la pérdida de biodiversidad. Además, traen una acelerada destrucción del hábitat, lo que puede acarrear consecuencias impredecibles para la naturaleza del planeta, ya que cada especie ocupa un nicho ecológico y tiene un papel en la naturaleza, y muchas especies no pueden sobrevivir sin la presencia de otras. Si bien es cierto que se producen o se han producido numerosas extinciones a lo largo de los años de forma natural, en los últimos años, el hombre ha ayudado a que éstas se multipliquen de forma preocupante, y de no poner freno rápidamente a esta tragedia, nuestro mundo natural sufriría daños irreparables. Todo esto es consecuencia sobre todo de la falta de sensibilización que presenta la sociedad de nuestro tiempo. Es necesario que los encargados de poner freno a este salvaje negocio, estén concienciados y no duden en aplicar las sanciones correspondientes a los que infringen la ley de este modo.

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