Emprendimientos en pandemia: ¿oportunidad o tragedia?

Emprendimientos en pandemia: ¿oportunidad o tragedia?  

Por: Tiffany Oñate y Milena Romero

Durante los primeros días de marzo del 2020, se decretó el confinamiento obligatorio para todo el territorio ecuatoriano. Es entonces, que Mauro Espinosa, un joven universitario vio la oportunidad de ofrecer un servicio desde su casa para mejorar el estilo de vida de quienes buscan un estado físico óptimo; desde una flexión de pecho o un burpee, un ejercicio físico que mide la resistencia anaeróbica y muscular. Cada gota de sudor que se desplaza por el cuerpo cansado de los integrantes representan el esfuerzo que implementó en su negocio: Pinbox, un crossfit creado desde su hogar para la comodidad y seguridad de los habitantes de la etapa Diamante de la ciudadela La Joya.

La idea de este negocio surge del cierre absoluto de los gimnasios debido al rebrote de Covid-19 en Guayaquil en el 2021 que generó controversia, donde cientos de establecimientos y personas fueron afectados con la disminución de sus ingresos o con el simple hecho de no continuar con sus vidas normales. En medio de esta catástrofe y entre muchas emociones encontradas a Espinosa se le ocurrió servir a través del entrenamiento para mantener a los individuos en forma y sanos para combatir el sedentarismo provocado por el encierro forzoso. Y sin esperarlo, al poco tiempo su negocio creció tanto que tuvo que adquirir nuevos implementos para ofrecer más servicios que continúan hasta la actualidad.

Tu Delirio, al contrario, es un negocio sin tanta suerte pues su fundadora y propietaria, Sara Pineda, se encontraba en una gran crisis a raíz de la pandemia; no receptaba ningún pedido. Su servicio consiste en la elaboración de detalles hechos a mano; con la misma precisión que tendría un médico en una cirugía de corazón abierto, sus desayunos personalizados hacen que los clientes sientan esa calidez de casa que solo una madre podría brindar. También, confecciona arreglos florares para ocasiones especiales, entregados a la puerta de tu domicilio. Cuando pasó toda la tragedia, su teléfono no sonaba; ni siquiera por equivocación de una persona que marca de manera acelerada para saber de algún familiar enfermo.

A comparación del emprendimiento de Mauro Espinosa. Sara Pineda y su equipo, tuvieron la visión desde el año 2015, pues las ansias de un grupo de jóvenes llenos de sueños y aspiraciones por tener su independencia económica los llevó a fundarlo. En el 2016 ya era un hecho. Lo que ahora vemos como su empresa sólida, era tan solo un pequeño polluelo saliendo del cascaron. Pese a su gran acogida, no contaban con plan de contingencia que los ayudara a salir a flote. Y es que nadie se lo esperaba, nos cayó como un balde de agua fría al despertar.

El ánimo de los ecuatorianos estaba por los suelos, y no era para menos, ver constantemente hospitales abarrotados de pacientes en situaciones críticas, llegar a oler la putrefacción desde sus ventanas de los cadáveres; que yacían en las calles porque las ambulancias no se abastecían, este escenario fácilmente pudo ser extraído de alguna película de George Romero; gracias a su fascinación por los muertos. Pero esto era la vida real, y nadie en su sano juicio planeaba una fiesta, un cumpleaños o en si quiera dar un detalle a esa persona especial, no era el momento. Sara, se dio cuenta de ello de la peor forma, pues por seis largos meses su negocio se fue a pique. A veces la mejor estrategia una marca en momentos de crisis es el silencio.

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