Enfocarnos en liberarnos

Cumaná /noviembre 2019

Elvis Villarroel

9453877

Enfocarnos en liberarnos

Al enfocarnos y considerar un problema de nuestro mundo exterior, dirigimos nuestra atención o interés hacia aspectos directamente vinculados con este, partimos de un proceso de observación  o actividad intelectual consciente. Al principio es un proceso de introversión primigenio, ya que es nuestra conciencia reflexiva la que nos marca una pauta de importancia en el tema que vamos a investigar y nos da un primer esbozo de los alcances que se generaría de pretender continuar desarrollándolo. Esto nos lleva a utilizar indicadores aprendidos en nuestra formación acumulada, que nos da una visualización previa de la complejidad del tema, que pudiera ser considerada como barreras para continuar. Producto de esta reflexión interna o introversión, comprendemos que nuestras expectativas generan un marco de factibilidad que debe ser verificada, de tal manera que nuestra energía o voluntad de querer realizar el proyecto sea utilizada de forma eficaz, para lo cual es necesario en un proceso de extroversión delimitar nuestro enfoque y proyectarlo hacia un entorno o audiencia para lograr un intercambio o enriquecimiento teórico, el establecimiento de un mapa de acciones recurrentes o no, y la explicación compartida que satisfaga el cuestionamiento hacia los alcances logrados y el replanteamiento de metas. El nivel de severidad  de dicho cuestionamiento al manejo de la información previa utilizada, la calidad y cantidad de la nueva obtenida a través de los órganos de los sentidos y los instrumentos utilizados para su amplificación e incremento en la escalabilidad, su sistematización, verificabilidad, etc,  van a provocar un conjunto de sensaciones o cambios en nuestro estado de  ánimo que nos puede llevar a considerar la posibilidad de desistir del proyecto o por el contrario enaltecer la intencionalidad de seguir intentando o mejorando los resultados obtenidos. Ante esta situación, se activa un mecanismo subjetivo automático o intuición que busca satisfacer esa intencionalidad, hurgando información en patrones referenciales de experiencias ya vividas por nosotros o por otros, correlacionando variables sin definición previa o elementos dejados de lado, concatenando hechos con información incompleta, descartando elementos aparentemente extremos,  que buscan predibujar la fuente de errores o intenta darle forma a un nuevo objeto de estudio aún difuso, que es defendido como la solución final de forma inmediata al problema en que nos hemos enfocado. Este reajuste subjetivo nos obliga, a pesar de aceptar el conocimiento anterior como un hecho cierto, a detenernos  a perfeccionar de forma objetiva los mecanismos y alternabilidad en las rutas metodológicas, a utilizar coherentemente un análisis sosegado, tranquilo, a redescubrir sobre los pasos ya andados las dicotomías o el multiparametrismo, nos obliga a pensar, a razonar asertivamente. Tomar la decisión final de reiniciar, continuar el proyecto, paralizarlo o descartarlo no puede ser tomado únicamente en base a las emociones o sentimientos que nos generan promesas a individualidades o colectivos, o en respuesta violenta ante el cuestionamiento de los avances logrados o ante los aplausos del auditórium impresionado.

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