Ensayo Matrimonio Homosexual en Chile

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Liceo Bicentenario de Temuco

Cuarto año medio

Matrimonio y adopción homoparental:       ¿Equidad o perversión en la sociedad?

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Nombre: Catalina Gómez Meli

Curso: 4°B Platón

Profesora: Pamela Higuera

Temuco, Jueves 12 de Abril del 2018

El matrimonio civil es la unión entre dos personas, que se trate de un hombre y una mujer la cual es concertada mediante ciertos ritos o formalidades legales donde los contrayentes adquieren derechos y deberes patrimoniales y domésticos, según lo dispuesto en el código civil de cada país.^[1] Sin embargo, en Chile es reconocido el Acuerdo de Unión Civil (AUC), propuesto en por presidente Sebastián Piñera en agosto el 2011 y promulgado por la presidenta Bachelet el 13 de abril de 2015, entre parejas de hecho, convivencia de personas que no estén casadas,  permitiendo de esta manera que parejas tanto homosexuales y heterosexuales puedan formalizar una relación ante el Estado primer reconocimiento legal a las parejas del mismo sexo..^[2] En agosto del 2017 la mandataria firmó el proyecto de ley que permitirá tener acceso a un matrimonio igualitario, es decir, entre personas del mismo sexo contemplando la opción de adoptar. ^[3] Por lo tanto ¿Será adecuado aprobar la ley de matrimonio igualitario y la adopción homoparental? ¿La sociedad chilena estará preparada o será capaz de aceptar dicha unión y, por consiguiente, un nueva forma de familia?

En primer lugar, el matrimonio es una institución esencialmente heterosexual y esto implica desnaturalizar el concepto de matrimonio, lo que implica pervertir su “naturaleza” al permitir el matrimonio homosexual como señala el Obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González, en el Mercurio: “este gobierno, y la presidenta muy particularmente, con estas iniciativas legales y otras como la ley de aborto, debilita aún más a la familia, ya muy maltrecha en Chile (…) Sólo la unión exclusiva e indisoluble entre un varón y una mujer cumple una función social plena, por ser un compromiso estable y hacer posible la fecundidad”. Por consiguiente, se provocaría un retroceso en la sociedad chilena y un ejemplo de depravación para las nuevas generaciones.

 En segundo lugar, esta norma generaría un caos filiatorio, es decir, un desorden en la información personal, en el Registro de Adopción, confundiendo al niño(a) al tener dos madres o dos padres, ya que sus padres adoptivos deben ser de distinto sexo. Todo niño(a) tiene derecho a un padre y una madre para su desarrollo integral como persona. Por lo tanto, conceder la adopción a homosexuales sería perjudicial para el menor tanto psicológica como socialmente.

En tercer lugar, la familia, al igual que toda otra institución, es un producto social sujeto a modificaciones. Las relaciones humanas están atravesadas por la cultura, por eso, las normas y leyes se modifican con el objetivo de acompañar los cambios culturales. Por lo tanto, ninguna teoría psicológica afirma que “los niños al tener un padre y una madre le proporcionen a ellos valores distintos, necesarios e irremplazables”. Es más, hasta el siglo XX los niños(as) se criaban sin que el padre se involucre en su educación y, en la mayoría de los casos, ni siquiera estaba presente ya que acudían a guerras o simplemente no querían  tener vínculos con ellos. Tradicionalmente los niños han sido criados por las mujeres: niñeras, madres o abuelas. Sin embargo, las figuras masculina y femenina las tienen todos los niños no necesariamente a través de un padre y madre: hay abuelos(as), primos(as), tíos(as), profesores(as), amigos(as). Por lo tanto, los menores viven en un mundo lleno de hombres y mujeres, entonces no hay diferencias si son criados por dos personas del mismo sexo, ya que pueden tener las mismas influencias de padres heterosexuales.

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