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Ensayo Sobre La Ciudad


Enviado por   •  20 de Julio de 2013  •  1.450 Palabras (6 Páginas)  •  511 Visitas

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Ensayo sobre la ciudad

El término ciudad y ciudadanía viene de “civitas”, como la llamaban los romanos. Era el lugar donde habitaban los ciudadanos, es decir, aquellos a quienes les estaba permitido participar en los asuntos del Estado, que en su versión romana era la misma ciudad, o sea la Ciudad-Estado. Por ello se diferenciaban de los extranjeros (los llamados "bárbaros"), de los esclavos y de otros excluidos de ese espacio y de ese modus vivendi.

En su origen, el concepto de ciudadanía está pues ligado a la participación política, al ejercicio de este derecho. Y la educación del ciudadano, era la educación del hombre para vivir en la sociedad, esto era, para vivir en la ciudad.

Para nosotros el término ciudadanía ha estado asociado a la democracia burguesa parlamentaria. Sin embargo es necesario afirmar que el ejercicio de la ciudadanía es tan importante para este tipo de democracia como para cualquier proyecto de transformación política que se desee emprender. De hecho, ello se ha mantenido por siglos aún con índices precarios de participación electoral, como hasta hace poco se conocían en Colombia. En cambio ha sido el principal obstáculo para que florezcan alternativas políticas progresistas.

Pero la ciudadanía no se refiere solo a los grandes asuntos del Estado sino y sobre todo a los problemas cotidianos, a la participación en la regulación del uso del espacio público, a la normatización justa de las relaciones del Estado con los ciudadanos. En una palabra, la ciudadanía pasa por la construcción y el fortalecimiento de la civilidad, de la sociedad civil. "El ciudadano se construye en la participación política sobre el destino de la sociedad. Sin una participación en la vida pública no es posible construir la ciudadanía: el ciudadano debe, como pensaba Aristóteles, ser aquel que es capaz de gobernar y de ser gobernado. Por consiguiente el proyecto de ciudad debe tener como eje articulador la construcción de una nueva ciudadanía"(49)

Esto se concreta en la participación, por diversos mecanismos, en la toma de decisiones sobre cuestiones de interés común: “La autonomía política de los ciudadanos debe expresarse en la auto-organización de una comunidad que se da sus leyes mediante la voluntad del pueblo. La autonomía privada de los ciudadanos debe por otra parte - señala Habermas – cobrar forma en los derechos fundamentales que garantizan el dominio anónimo de las leyes”.(50)

Pero esta condición de ciudadano, bien sea formada en acto pedagógico o desarrollo político en el escenario de la ciudad, hoy tiene que consolidar y profundizar la democracia, la cohesión social, la equidad, la participación, en suma, la moderna ciudadanía.

En los propósitos anteriores, podemos percatarnos de que el reto pedagógico es enorme. Y no es otro que el de contribuir mediante procesos de movilización social y política, entendidos también en clave educativa, a formar sujetos políticos universales en tanto locales, con identidades simultáneas y cambiantes.

No estamos ante un pre-requisito de ciudadanía política, es decir, no se trata de construir primero las condiciones sociales y económicas para vivir con dignidad y luego, ahí sí, ocuparse de los problemas de interés común. Estamos ante un proceso simultáneo. En el acto de dotarse de las condiciones referidas, de construir una ciudad más al alcance de su mano, se constituyen los sujetos autónomos que ejercen una ciudadanía plena.

Ciudadanía: un desafío político para la ciudad.

La ciudadanía fue en el pasado un atributo que distinguía a los habitantes permanentes y reconocidos como tales de la ciudad. Suponía un estatus definido por un conjunto de derechos y deberes cívicos, socio-económicos y políticos, que se podía ejercer en el ámbito del territorio de la ciudad (que en muchos casos era bastante más extenso que el ocupado por el núcleo aglomerado).

Luego, a partir del siglo XVIII y sobre todo en el XIX, la ciudadanía se fue vinculando al Estado-Nación. Los ciudadanos eran los que poseían la nacionalidad, atributo que concedía el Estado, y, en tanto que tales, eran titulares de derechos políticos exclusivos (participar en los procesos electorales, formar asociaciones y partidos, ser funcionarios públicos, etc.). Los derechos sociales y cívicos de los ciudadanos también eran más amplios que los de los no-ciudadanos (extranjeros residentes o de paso), pero el concepto de ciudadanía se ha aplicado principalmente al estatus político-jurídico (sobre todo en la cultura anglo-sajona) en el marco del Estado. Su origen "ciudadano" se ha casi olvidado.

La ciudad es la mejor oportunidad de innovación política. Por la complejidad de las políticas públicas que en ella deben integrarse

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