Ensayo de los TLC en colombia

Ensayo

La Agricultura Colombiana Vs Los TLC

El capitalismo ha sido el sistema económico presente en la mayoría de países en los últimos dos siglos, teniendo como foco central el libre comercio y la apertura de mercados,  el primer término ofrece ventajas tales como la variabilidad y disponibilidad de recursos y precios de origen nacional e internacional, lo que conlleva a que un país se especialice en  cierta actividad económica que le permita la oferta de bienes producidos en el interior, y asimismo la adquisición y demanda de aquellos en el exterior. Desde su aparición en los años ochenta el fenómeno del neoliberalismo contempla que el crecimiento económico requiere de una mayor capacidad productiva y esta, a la vez, es posible gracias a la inversión. Los países latinoamericanos no poseen la capacidad de financiar este tipo de inversión de manera individual, ya que el ahorro interno es escaso y exiguo, como consecuencia de constantes problemáticas económicas cuyo origen repercute en procesos negativos del tejido social, como la pobreza, los altos índices de criminalidad, las guerrillas y la fuga de capital por culpa de actividades ilícitas como el narcotráfico. Esto último aplica en un 100% al caso colombiano, por lo cual hay dos alternativas: crecer poco o aceptar la inversión extranjera y el intercambio de bienes con los tratados de libre comercio y las asociaciones económicas.   En Colombia, la firma de TLC y acuerdos comerciales se ha implementado desde hace treinta años, donde, a la fecha, tiene vigentes TLC con: MERCOSUR, la ALADI, CAN, CARICOM, EFTA, Chile, Canadá, Cuba y recientemente Norteamérica según la OMC. Aunque para muchos el TLC representa una amenaza, para otros más, este simboliza el umbral de una civilización en donde el trabajo prima sobre el capital, y la hegemonía de la Nación  está representada en términos de una economía libre de aranceles e impuestos. La exportación de más de 5000 toneladas de carne, el dominio de la microeconomía Colombiana en aspectos de desarrollo basados en la sostenibilidad y sustentabilidad de empresa, el acceso preferencial de 9000 toneladas de productos lácteos a Estados Unidos, el aumento de oportunidades en cuestiones laborales y el desarrollo tecnológico gracias a la exportación de bienes y servicios  del sector terciario por parte de Norteamérica y de países pertenecientes a la Unión Europea, podrían ser las ventajas más evidentes  que este acuerdo, encargado de la eliminación de límites y fronteras en términos económicos. Sin embargo, es imposible pasar desapercibido ante los retos económicos a los cuales se enfrenta el país que hacen que esta actividad comercial no se encuentre en el alba de su realización, puesto que la realidad es clara y evidente ante nuestros ojos:  la falta de infraestructura de comunicación, por ejemplo, influye en el alcance de los productos que lleguen a importarse hacia poblaciones menores, debido a que las vías de nuestro país  se encuentran supeditadas a las características geográficas y topológicas que dan sustento a la imposibilidad de atravesar el relieve colombiano, de esta manera la actividad económica satisficiera únicamente las necesidades de grandes ciudades tales como Cali, Bogotá, Medellín y la mayoría de departamentos ubicados en la zona Caribe de nuestro territorio. Por otra parte, "el rezago en educación técnica profesional y la falta de bilingüismo entrarían  hacer parte dentro de las falencias de estrategia para ejercer dicho proyecto", según lo afirma la editorial de Portafolio. La inaplicabilidad por parte del estado de los derechos humanos esenciales, económicos y culturales, evidenciada en las altas tasas de desempleo o empleo en la informalidad, el segundo lugar a nivel mundial en desplazamiento interno y la condición de indigencia del 12% de la población.   La inversión extranjera y los tratados internacionales que Colombia podría experimentar durante los próximos años, son una de las tantas posibilidades para que nuestro país sea participe de  un alto desarrollo social y económico. Consecuentemente, debería tomar los acuerdos comerciales con otros países no como sustento, sino como una plataforma económica a través de la cual ha de impulsar la economía interna promoviendo la competitividad aumentando la comercialización de productos nacionales, modernizando el sector industrial y asegurando la reducción mínima de la soberanía nacional estableciendo parámetros puntuales en la cláusula de la nación más favorecida y verificando el trato nacional en los acuerdos comerciales para así evitar la discriminación a los bienes. Colombia ha recurrido al soporte económico de países con altos niveles de status que a través de los TLC, que le permiten proveer un entorno estable y sin barreras para el comercio y la inversión, para que de esta manera se garantice el acceso de productos y servicios del país a los mercados externos.

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