Ensayo lengua y literatura El arte político

UNIDAD EDUCATIVA SAN LUIS GONZAGA

Nombre: Emilio Baquero

Fecha: 06/10/20

Curso: 3ro BGU “C”

Ensayo lengua y literatura

El arte político

La acertada frase de Liszt que reza: “La política es la ciencia y el arte del compromiso.” Da paso al análisis más inseguro que se puede hacer dentro de las aristas de la estética, para poder crear una opinión sobre esta relación se necesita tener en cuenta el contexto y las interacciones que tiene cada una de las épocas históricas, además de las diferentes expresiones culturales que se han construido a la par de la coyuntura política; por ello no es lo mismo hablar de las relaciones entre arte y política en la cultura griega, en el imperio romano, en la Europa medieval, el renacimiento, en la modernidad o en la contemporaneidad, ya que estas dinámicas han cambiado conforme a las dinámicas de poder.

Para este análisis, se va a centrar esta relación de política con el arte musical para poder estudiar de manera más práctica y encontrar una conclusión específica para el tema. Para describir las construcciones que la música y la política tienen, se pueden referenciar las más arcaicas entregas de los compositores predecesores a Bach para complacer a sus mecenas, la connotación que estos le daban a sus obras tomando en cuenta la naturaleza de pedido tiene arraigada una expresión política, que es intrínseca de su esencia, ya que no las realizaban para complacerse a ellos mismos, si no a otros que las disfrutaban para obtener una recompensa; esto entonces conduce a resolución de objetivos: tanto la música y la política como arte aspiran al reconocimiento o al poder, ahora es preciso puntualizar que las maneras y expresiones de llegar a ese reconocimiento se pueden alcanzar de maneras extremadamente amplias; esto es clave para entender la finalidad de este ensayo y a las conclusiones que se quieren llegar.

El ejemplo antes dado se puede definir como una manera indirecta para llegar al poder, ya que requiere del intermediario para alcanzar el fin deseado, esto es algo que dista de la política que se vive en el siglo XXI, sin embargo se puede nombrar otros ejemplos como la vinculación de la música de Wagner con la ideología del nazismo, producto vivo del nacionalismo alemán en todo su esplendor ideológico y orquestal; el advenimiento del rock-and-roll con sus mensajes contestatarios, junto al movimiento juvenil hippie de los años ’50 y ’60 frente a la descolonización de Asia y África y los nuevos aires de libertad de los pueblos oprimidos; las canciones de protesta y aires revolucionarios como Víctor Jara en Chile o Silvio Rodríguez en Cuba; todos estos tienen una característica en común: “Todos hechos musicales en sí mismos acreditan una correspondencia no sólo con un sector social, sino además con una tendencia ideológica, acompañada de códigos propios de grupo y con una impronta musical y política simultánea.”(Fundación Tres Pinos, 2014), a esta cita se la puede añadir la directa relación histórica que tienen las expresiones políticas y musicales.

Al hablar de los sujetos que integran los círculos de expresión tanto políticos como musicales, se puede encontrar semejanzas trascendentales que han llevado la historia por lugares muy específicos; la principal de todas es el objetivo en común que poseen: cautivar al público, sea éste un votante o una persona común que ocasionalmente escucha un tema musical en un espectáculo o muy cómodo mientras maneja, y, para el objeto que se está hablando, el medio que se usa para el objetivo en común es en esta ocasión irrelevante, meramente una herramienta para conseguir el fin último; algo que al final del día es la necesidad de poder que conserva cualquier ser humano en su naturaleza más atávica. Esta singular relación entre música y política está incluso caricaturizada en la famosa frase del cineasta Woody Allen que, metafóricamente, la asocia al spot del PSOE: "cuando oigo a Wagner me entran ganas de invadir Polonia”, discurriendo en los gustos musicales de Hitler.

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