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Ensayo los trabajadores sociales y la intervencion


Enviado por   •  21 de Noviembre de 2019  •  Ensayo  •  2.762 Palabras (12 Páginas)  •  164 Visitas

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Los trabajadores sociales y el conflicto con la identidad sexual en infantes ¿estamos preparados para intervenir? ¿desde dónde podemos hacerlo? ¿existe un modelo de intervención?

El presente ensayo pretende re pensar y analizar si en el marco de nuestra formación profesional como Trabajadores sociales nos encontramos realmente capacitados para intervenir en los casos de conflictos con la identidad de género y la orientación sexual en infantes, y como a través de nuestra intervención podemos aportar un granito de arena para que se produzca el cambio de pensamiento en esta sociedad de bases meramente patriarcales.

Desde tiempos antiguos la homosexualidad ha estado presente en las sociedades y si bien su percepción ha ido cambiando muchísimo durante las diferentes épocas, hablando hoy en un sentido más amplio no solo de homosexualidad sino de identidad de género y orientación sexual, no podemos negar que dicha práctica ha sido catalogada muchas veces como una conducta anormal. Muchos moralistas y diferentes miembros de grupos religiosos siguen considerando que la homosexualidad es una desviación sexual y un pecado, motivo por el cual ha sido prohibida en muchos países y culturas a lo largo de la historia, ya sea castigándola en sí o bien a algunas prácticas sexuales asociadas con ella, ahora bien la pregunta es ¿a quienes definimos como desviados?; “…la desviación es esencialmente estadística, y define como desviado todo aquello que se aparta demasiado del promedio”, “cualquier cosa que se diferencie de lo que es común podría describirse como desviada” [1]. En este sentido, teniendo en cuenta esta definición y evaluando cualquier caso en particular, se podría decir que todos podemos ser desviados en algún momento de nuestra vida, dependiendo el ojo con el que se nos mire, todos en algún momento podemos romper con las reglas y apartarnos de lo que hace el común de la sociedad, romper las reglas que la misma sociedad heteronormativa impone, una sociedad polarizada en donde incluso las tiendas de juguetes están dividas entre femenino y masculino, donde es mal visto que a una niña le guste jugar con autitos, se interese por el futbol o tenga gustos y conductas generalmente asociadas a lo varonil, mientras que los niños están encadenados a ser superhéroes, deportistas, a ser los fuertes, los que no lloran. Si un niño o niña no se interesa por lo socialmente designado, automáticamente se catalogará como extraño, raro o fuera de lo común ya que el comportamiento de uno o de otro esta normado por el estereotipo dentro de la sociedad, la cual crea la desviación. “… los grandes grupos sociales crean la desviación al establecer las normas cuya infracción constituye una desviación…” Es desviado quien ha sido exitosamente etiquetado como tal, y el comportamiento desviado es el comportamiento que la gente etiqueta como tal.” . Tomando parte de esta última frase “el comportamiento desviado, es el comportamiento que la gente etiqueta como tal”, podemos decir que ya desde antes de nacer comenzamos a ser “etiquetados” y de alguna manera “hablados” por los otros, pues antes de que los padres conozcan el sexo del bebé, se forman expectativas basadas en el género lo cual influenciará en el trato y tendrá efecto en las percepciones de su comportamiento. Una vez conocido el sexo, empieza el protocolo de la decoración del cuarto, la designación del nombre y los sueños sobre las actividades que realizarán con los infantes. Si es nena, el cuarto lo más probable sea color rosa y se tracen planes de clases de baile o de patín. De ser un varoncito, el cuarto será azul y practicará algún deporte, los padres perciben el género infantil de manera estereotípica y en ello basan su interacción, pues esto es lo que aprendieron, así es como les vienen enseñando de generaciones tras generaciones, y eso es a lo que debemos apuntar, a cambiar, a tener libre elección de lo que nos gusta, de lo que queremos y que mejor que empezar por los niños, por la base, por quienes serán parte de las futuras sociedades y quienes realmente pueden enseñarnos como realizar el cambio.

Pero hagamos un stop y analicemos ¿a qué nos referimos cuando hablamos de género, identidad de género y orientación sexual?  Según UNICEF [2]  “El género se refiere a las ideas, normas y comportamientos que la sociedad ha establecido para cada sexo, y el valor y significado” El género, tal como ha existido de manera histórica, transculturalmente, y en las sociedades contemporáneas, refleja y perpetúa las relaciones particulares de poder entre el hombre y la mujer.”; “La identidad de género se refiere a la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente profundamente, la cual podría corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo (que podría involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a través de medios médicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que la misma sea libremente escogida) y otras expresiones de género, incluyendo la vestimenta, el modo de hablar y los modales..” O sea, ¿cómo me siento?, como me percibo más allá de mis características sexuales biológicas; y “La orientación sexual se refiere a la capacidad de cada persona de sentir una profunda atracción emocional, afectiva y sexual por personas de un género diferente al suyo, o de su mismo género, o de más de un género, así como a la capacidad mantener relaciones íntimas y sexuales con estas personas.”,[3] quien me gusta, hacia quien me siento atraído/a. Por último, “la identidad sexual remite a la forma en la que el individuo se identifica como hombre o mujer desde el punto de vista del género y también remite a la orientación sexual que tiene esa persona.”[4] Es el marco de referencia interno que se forma con el correr de los años, que permite a un individuo formular un concepto de sí mismo sobre la base de su sexo, género y orientación sexual y desenvolverse socialmente conforme a la percepción que tiene de sus capacidades sexuales.

Más  allá de estos términos, de los  avances  y  reivindicaciones en materia de derechos, las  personas trans  han permanecido  y, aún permanecen invisibilizadas, estigmatizadas y atravesadas por prejuicios que reproducen y refuerzan estereotipos y prácticas homofóbicas, y,  siendo niños y niñas en formación de su identidad es necesario que exista  una perspectiva desde la diversidad que garantice el libre desarrollo de su persona, asimismo es indispensable aportar a la labor profesional algunos lineamientos sobre cómo encarar la temática, habida cuenta que los profesionales, en su gran mayoría somos formados académicamente desde el paradigma heteronormativo y sexista, necesitando en la actualidad  herramientas prácticas y concretas que logren modificar dicha visión hacia una diversa e inclusiva, la cual brinde a los profesionales diferentes conceptos y realidades que les ayuden a comprender las posibles problemáticas a surgir y evitar actitudes que, sin saberlo, puedan resultar ofensiva o discriminatorias.

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