Ensayo sobre el aborto y la eutanasia
Enviado por Gerardo Hernández • 3 de Enero de 2017 • Ensayo • 1.591 Palabras (7 Páginas) • 541 Visitas
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Los temas a tratar son de gran polémica, sobre todo porque parece que nunca se podrá llegar a un acuerdo en común, el aborto y la eutanasia son dos actividades que en la vida contemporánea están tomando una relevancia innegable. Un mundo globalizado donde cada vez hay una mayor diversidad cultural, y la adopción de costumbres e ideologías en poblaciones donde su manera originaria de pensar es totalmente distinta hace más difícil el querer estandarizar una única ideología, una realidad. Con tantas y distintas filosofías, corrientes religiosas y demás, lo que pretendo es dar un enfoque ético sobre por qué el aborto y la eutanasia, en sus ciertas circunstancias, deberían de estar permitidas.
Según el estudio de opinión Eutanasia, aborto y otros temas parecidos: ¿Se aprueban o desaprueban?, un 64% de la población mexicana está de acuerdo con que se practique la eutanasia, mientras un 59% acepta el aborto. Además, en el estudio encontramos que, en cuanto a un mayor nivel de escolaridad y entre más joven se sea, hay un mayor índice de aceptación sobre estos temas, lo que me lleva a hacerme la siguiente pregunta, ¿es acaso la ignorancia -que puede traer consigo la vejez- un factor determinante para estar en contra del aborto y la eutanasia? Lo que muestra el estudio es un respaldo al respecto, pero no hay que dejar de lado a ese pequeño porcentaje que aun siendo joven y con altos grados de escolaridad sigue sin apoyarlos. Entonces, ¿Cuáles son los factores determinantes para posicionarse a favor o en contra? Uno de gran peso es la cuestión de lo ético, que habla de lo moralmente correcto o incorrecto, así como de lo justo. ¿Es justo, es correcto quitarle la vida a una persona?
Para responder a la pregunta anterior hay que entender antes qué es estar vivo, según la Real Academia Española, la vida es el “Tiempo que transcurre desde el nacimiento de un ser hasta su muerte o hasta el presente”, sin embargo, como seres racionales y emocionales que somos no podemos quedarnos con una definición tan ambigua sobre lo que es estar vivo, lo que nos trae la necesidad de definir lo que es la vida digna. Antes de hablar sobre ello es importante recalcar que el significado de vida digna es muy subjetivo, sujeto sobre todo a los distintos entornos culturales de las distintas y muy variadas sociedades del mundo. “Por lo general se entiende por una vida digna el hecho de llevar una existencia con las necesidades básicas cubiertas y en unas condiciones laborales y humanas con un mínimo nivel de bienestar” (Definición ABC). Para contextualizar la definición de vida digna, habría que preguntarle a un enfermo terminal, totalmente incapacitado para valerse por sí mismo ¿qué es la vida digna para ti?, y su definición podría ser “Llevar una existencia con las necesidades básicas cubiertas y en unas condiciones laborales y humanas mínimas de bienestar, con la capacidad de valerme por mí mismo”.
Volviendo a la pregunta inicial, ¿es correcto quitarle la vida a una persona si ella lo desea? Los criterios a tomar en cuenta en este tipo de situaciones son los siguientes: el derecho a la muerte digna, tal vez el argumento mayormente utilizado para la defensa de este acto; el entendimiento de que en muchos aconteceres como la muerte cerebral el ser humano solamente queda en estado vegetativo, no está “vivo” como tal; el derecho de cada persona de disponer de su propia vida, en uso pleno de su libertad, un argumento que puede dar el sustento más fuerte ésta disruptiva. Para respaldar de manera ética la eutanasia, tenemos como ejemplo claro a la antigua cultura griega, de donde proviene esta palabra, eu que significa “bien” y thanatos que significa “muerte”, lo que su significado etimológico quiere decir es “el buen morir” (según la RAE). Y bien lo decía Platón, “se dejará morir a quienes no sean sanos de cuerpo”, esto porque en la antigua Grecia la eutanasia no se planteaba como un problema moral ya que la concepción de la vida era diferente, para este pueblo una mala vida no era digna de ser vivida y por tanto ni el eugenismo, ni la eutanasia complicaban a las personas (Policlínico Docente "Dr. Diego Tamayo". La Habana, Cuba.) La respuesta final sería sí, es éticamente correcto respetar el deseo de una persona a morir de manera digna, ya que la realización de esta actividad no sería más que la expresión final en un acto de libertad de la vida de esa persona.
En cuanto al aborto la cuestión cambia, en lugar de decidir sobre nuestra muerte, se supondría el estar decidiendo sobre la posibilidad de nacer o no, de una persona, quien, bajo tema de arduo debate, no tiene la posibilidad de defenderse, ni decidir sobre su propia existencia.
¿Cuáles son los fundamentos para decidir sobre la vida de alguien que aún no la posee?, hay que aclarar desde un principio lo siguiente: “el conocimiento neurobiológico sobre el desarrollo anatómico y funcional del sistema nervioso humano nos permite establecer que no se puede hablar de persona sino hasta el tercer trimestre del embarazo” (R. Tapia, La neurobiología y la formación del ser humano, 2007). Con esto obviamos que no podemos hablar de un ser humano mientras un feto no haya pasado del tercer trimestre del embarazo, por lo que no se le podría tratar como tal al hablar de derechos humanos, y al llevar a cabo una interrupción de la gestación antes de este lapso de tiempo no se podría hablar de un asesinato. Sin embargo, el rezago socio-cultural no permite hablar del aborto como un tema ni siquiera a discusión; y es que la fuerte influencia religiosa hace presencia en la forma de pensar de la ciudadanía, pues la misma Iglesia es la principal detractora de la práctica del aborto. Si bien como se mencionó antes un 59% de la población acepta el aborto -nótese que disminuye la aceptación con respecto a la eutanasia-, debemos de tomar en cuenta que no por opinar así, se va a actuar de la misma manera. Normalmente una mujer que piensa en abortar se ve obligada a terminar la gestación pues la sociedad tiende a discriminarla -hay que tomar en cuenta que la mujer ya por el hecho de ser mujer se ve discriminada constantemente-, la presión hace que actúe de manera contraria, tal vez, a sus deseos.
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