Epopeya sobre Aulë y Yavanna, El Silmarillion

Epopeya sobre Aulë y Yavanna, El Silmarillion.
Luis Manuel Orozco Yáñez.

El capítulo comienza hablándonos sobre la creación de los enanos, hechos por Aulë en la oscuridad de la Tierra Media; creados por su impaciencia de recibir a los Hijos de Ilúvatar. Él quería ser una figura para los enanos, educarlos y enseñarles artesanía y ciencia. Creo primero a los siete padres de los enanos en un palacio bajo las montañas, todo esto en secreto por miedo de que lo descubrieran y les fueran a pasar algo a sus enanos. Los hizo fuertes e inquebrantables, como los conocemos ahora.

Aulë tiene una discusión con Ilúvatar por haber creado a los enanos aún sin que él tuviera el poder y la autoridad, siendo esto una especie de falta, puesto que ese don le había sido concedido por este mismo.

Aulë le explicó que el no buscaba el dominio de los enanos, sino que fuera criaturas diferentes a él para poder cuidarlas, amarlas y enseñarlas, para que así también pudieran percibir la belleza de Eä, creada por Ilúvatar. Le explicó que esto también fue producto de ver que había suficiente espacio en Arda como para que vivieran más criaturas en ella y no se sintiera tan vacío o se volviera loco. Pero como muestra de perdón, Aulë le entregó las criaturas a Ilúvatar y dispuso de ellas a su voluntad.

Ahí fue cuando él al blandir su gran martillo para golpear a los enanos rompió en llanto. Pero Ilúvatar tuvo compasión de él y sus criaturas, sobre todo al ver que los enanos se habían asustado y habían inclinado la cabeza suplicando clemencia. Ilúvatar señaló que no podía castigarlo puesto que los enanos ya tenían vida y voz propia, así como obedecer la volunta de Aulë. Así fue como soltó el martillo y le dio las gracias.

Sin embargo, lo que Ilúvatar no podía tolerar era que los hijos de Aulë llegaran antes que sus primeros nacidos de su hechura, ni tampoco podía recompensar su impaciencia. Hizo que los enanos durmieran debajo de la piedra en la oscuridad y que no pudieran salir hasta que los Primeros Nacidos hayan despertado sobre la Tierra; así que tendrían que esperarse hasta ese momento.

Tras un tiempo, Aulë ya había hecho a los enanos duros como la piedra, empeñosos, rápidos en la amistad y en la enemistad, y soportaban el trabajo y el hambre, así como los dolores del cuerpo más que cualquier otra criatura; vivían mucho más tiempo que los hombres, aunque no eran eternos.

Pero mientras Aulë trabajaba con sus enanos, le ocultaba su obra a los demás Valar, pero confió en Yavanna y le contó sobre su hechura. Sin embargo, esta le dijo que por ocultarle el secreto sus hijos no iban a sentir el amor por sus objetos y amarían primero las cosas que hicieran ellos con sus propias manos, como su padre. Y se volverían unos malagradecidos con la tierra, explotándola. A Yavanna le preocupaban mucho sus árboles y temía por sus objetos más caros y valiosos para ella.

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