¿Es Posible Educarse En Democracia Sin Aprender A Discernir?

El Gobierno de la Revolución Ciudadana ha sido el que mayores recursos ha aportado para la cultura pero no ha logrado muchos méritos en el ámbito del libro y la lectura, ha descuidado este aspecto que afecta a la mayoría de los ecuatorianos.

En todo el tiempo que este gobierno lleva activo no se ha promulgado una ley de cultura, ni se aplicó la ley del libro que protege a la industria editorial ecuatoriana fomentando y ayudando a su producción, protegiendo los derechos del autor, apoyar escritos científicos que favorezcan la investigación y el crecimiento intelectual, etc.

A esto se suma que no hay una biblioteca nacional como institución y las que existen están en desactualización, que no tiene rubro de inversión, solo para sueldos. No hay tampoco una distribuidora nacional de libros y revistas.

La necesidad de construir un Plan Nacional de Lectura es urgente y así comenzar a paliar esas acumuladas carencias y distorsiones que tiene el Ecuador. Fortalecer la identidad y matriz ontológica para fortalecer también la fijación de la lengua. Al mejorar en comportamiento de lector se desarrolla la creatividad, imaginación e inteligencia para cualquier desempeño.

Se ha empezado a convertir al ciudadano en un no lector, se promueve el no leer reemplazando el libro por el resumen del libro un gran problema que fomenta la cultura del menor esfuerzo antes que la cultura de la lectura, trampa que conduce a la mediocridad. La lectura rápida, un método creado por vendedores, que no es una lectura comprensiva no queda nada de lo que se lee en la cabeza y no se puede discernir la información.

Otro personaje que promueve el no leer a veces es el docente escudándose que el no elije las lecturas, sino que hay un reglamento que lo indica y él tiene que seguirlo, se da a leer algo que el maestro no ha leído, el libro se lo da como un numero de mala suerte, nadie lo quiere y no se contagia la lectura.

La transformación del lector en los últimos tiempos a sido a una criatura que no piensa solo observa, ve pero no entiende. Además se suma la era tecnológica que no tiene ninguna relación con la palabra ni la relación con la lectura y distrae al Ser Humano del mundo real. Con esto no solo será un lector débil sino también un ciudadano débil que no puede guiarse bajo su propio juicio sino el de alguien más.

El país necesita ciudadanos lectores y mediadores que lean también, solo así el país podrá mejorar su matriz ontológica y desarrollarse más, pasar de la servidumbre a la libertad.

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