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Espacio público regulado, cuerpos castigados: violencia institucional hacia la comunidad trans y travesti en Argentina


Enviado por   •  13 de Agosto de 2017  •  Ensayo  •  2.625 Palabras (11 Páginas)  •  276 Visitas

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Desarrollo 

¿A que nos referimos cuando hablamos de ciudadanía? según la Socióloga e Investigadora argentina Elizabeth Jelin, dicho concepto está anclado en una definición legal de derechos y obligaciones que constituyen a la misma y esta consta de tres ejes claves, la naturaleza de los “sujetos” a los que se los considerada como ciudadanos, el contenido de sus “derechos”, y las responsabilidades que van a tener con relación a su ciudadanía-estado.  Pero si vemos la ciudadanía encarada desde un plano más abstracto y general debemos hacer referencia a una práctica conflictiva vinculada al poder, que refleja las luchas acerca de quienes podrán decidir, en el proceso en el cual se define cuáles son los problemas comunes  y como serán abordados (Van Gunsteren, 1978). En definitiva, hacemos referencia al conflicto que se produce entre la sociedad civil que define la ciudadanía, o mejor dicho, a aquel grupo social dominante que decide dentro de la sociedad quien es ciudadano y cuáles son los condicionantes de dicha ciudadanía.  

Nancy Fraser, en uno de sus artículos hace referencia a la “justicia social”, y expone este discurso desde dos paradigmas, el de la redistribución y el del reconocimiento. Nos pareció importante tomar sus conceptos para poder analizar la situación que vive la comunidad trans y travesti desde el paradigma del reconocimiento, cuyo objetivo es lograr “un mundo que acepte la diferencia, en el que la integración en la mayoría o la asimilación de las normas culturales dominantes no sea ya el precio de un respeto igual”. Freser, una importante filosofa estadounidense plantea que existe entonces una división social que se adapta a un orden de estatus legitimado por los valores culturales de la sociedad,  este orden es el culpable de todas las injusticias estructurales de la misma y la única solución a esto será el reconocimiento. 

La división que se produce en la sociedad entre heterosexuales y toda aquella orientación sexual que no responda a la anterior tiene que ver, de manera directa, al orden de estatus de la sociedad debido a que “los patrones institucionalizados de valor cultural interpretan la heterosexualidad como natural y normativa” y todo lo que no responda a la misma como algo “perverso y despreciable”.  

La heteronormatividad está inserta en la cultura popular y se reproduce constantemente en las interacciones entre los miembros de la sociedad, el resultado de la misma es considerar a todo aquel ser humano que no sea heterosexual como despreciable, excluyéndolos de todo tipo de derechos y estas son las injusticias de reconocimiento.  

En el presente ensayo dejaremos en claro que este colectivo también sufre importantes injusticias económicas, pero creemos que estas derivan directamente del orden de estatus de la sociedad debido a la “institucionalización de normas heterosexistas” que dan como resultado el prejuicio y discriminación constante hacia la comunidad en cuestión, obligándolas  a formar parte de un estatus subordinado.  

Es por esto que creemos que la única solución para superar esta injusticia es el reconocimiento a cada miembro de la sociedad como parte de la misma con las mismas garantías y derechos para todos los individuos  respetando su identidad autodefinida, evitando generar un orden de estatus social. 

Cuando hablamos de identidad de género hacemos referencia a la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo.   

El problema es que la sociedad esta atravesada directamente por un sistema patriarcal que es reproducido constantemente mediante un sistema sexo/genero que es binario porque se compone sólo de dos géneros, femenino y masculino; y jerárquico  ya que al genero masculino se le asignan características y cualidad positivas y superiores a las del genero femenino. Existe un sistema social y cultural que impone a la heterosexualidad como único tipo de sexualidad "normal" por ser "natural" y da como resultado la persecución y marginación de las personas que no la siguen, ésta es la heteronormatividad, la cual está compuesta de tres categorías básicas: sexo biológico: hombre/mujer; género: masculino/femenino; orientación sexual: heterosexual.  

 Ésta heteronorma lo que busca es universalizar sus categorías, conceptos y genera leyes generales que son utilizadas en todas las sociedades, épocas e individuos; ésta tiene un carácter opresivo hacia aquellos que no responden o no reproducen este pensamiento, es decir, la sociedad discrimina, excluye, invisibiliza y criminaliza a aquellos individuos que "transgreden" éstas "características universales".   

La Sociedad Civil es quien legitima al Estado y éste mismo reproduce constantemente el orden heterosexual vigente y, como consecuencia, sus desigualdades y jerarquías de género y sus instituciones excluyendo cualquier otra forma de ser y vivir que no "respete" la heteronorma.  

Éste sistema a demás impone algunos tipos de obligaciones sobre el cuerpo de los individuos y modos de vivir acordes a su sexualidad; aquellos que no cumplan con esos roles, estereotipos y obligaciones deben atenerse a las consecuencias que ello conlleva, las cuales se traducen en violencia de distintas maneras. Todos aquellos individuos que no se pueda clasificar dentro del sexo/género "mujer - varón", como por ejemplo la comunidad trans, travesti quedan despojadas de existencia.  

Ésta violencia genera, en paralelo, un proceso de autoexclusión de parte de la comunidad debido a que se cree en un “destino marcado” para las trans y ninguna posibilidad de pensar en el hacer y ser por sí mismas. El individuo se autoexcluye en el marco de una sociedad civil que no las considera personas “normales” según la heteronormatividad común de la sociedad la cual aparta personas negras, pobres, y muchas veces de manera general al género femenino, son estereotipos fijados por la sociedad que no entran dentro de la categoría de “personas normales”.   

A las trans y travestis se le niegan derechos por parte de las Instituciones, las cuales están atravesadas por un sistema meramente patriarcal; esta exclusión es violenta y recae todo el peso de manera directa en el Estado, quien no les garantiza ni la educación, ni la salud, ni el trabajo; claro está entonces que no gozan de igualdad de oportunidades y de trato en ningún ámbito de la vida social e institucional, tengamos en cuenta que la mayoría vive en condición de pobreza. Por esta misma razón las mujeres trans son víctimas de la constante discriminación producida por los negativos estereotipos que alimenta la sociedad, y se califica de alguna manera a estas mujeres como peligrosas, convirtiéndolas en una comunidad más vulnerables al abuso policial y a la criminalización.  

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