Eutanacia en la sociedad moderna

I.INTODUCCION

             En la siguiente monografía procedo a exponer una breve historia sobre el biopoder y su perseverancia hacia la prolongación de la vida humana. Además de esto vamos a problematizar la eutanasia como una forma de que las personas tengan la libertad de decidir sobre la perduración de su existencia.

            En esta monografía trabaje con el texto Biopoder y eutanasia: aporía del paradigma inmunitario y potencialidad ético-política de Francisco Marín Naritelli. Por otra parte incluí información referida al tema y la fui incorporando a medida que la escritura de la monografía avanzaba.

II.DESARROLLO:

II. a. Biopoder, breve genealogía.

               Según el el texto de Naritelli en un primer momento el biopoder que desnaturaliza la muerte es el nacimiento del corpus social de derecho, matriz de la sociedad disciplinaria. El poder sobre la vida y la muerte aparecerá limitado y relativo, reglamentado y sostenido en “el cuerpo social de asegurar la vida, mantenerla y desarrollarla” ^[1].

             La creación de una nueva sociedad en estado de control genera una nueva forma de desarrollar el biopoder. El poder de hacer vivir o de rechazar el hacer la muerte reemplazará  todos los procedimientos disciplinarios a partir del poder estatal y sus controles reguladores respecto a la muerte. En este momento Philippe Ariès reconoce como la muerte paso de ser algo que tenía que suceder en la vida de todo ser humano, a ser algo que tenía que evitarse lo más posible.

             La desviación de la vida o la muerte también estaba presente en la práctica sanitaria del enfermo. Neritelli, el autor del ensayo, realiza una cita de la opinión de Roberto Esposito identifica el “proceso general de superposición entre práctica terapéutica y ordenamiento político”^[2] esta quiere decir que legalmente está en la obligación de hacer todo lo posible por prologar la vida del enfermo. El diagrama de sociedad actual la deriva civilizatoria materializa la profunda asepsia, la supresión del dolor, del envejecimiento y la muerte.

             Neritelli también habla que tal como las máquinas producen, los sujetos y los objetos también lo hacen. “La nueva naturaleza del trabajo y su desarrollo viviente requieren del resguardo de la vida y la vigilancia de los cuerpos”^[3] . Así se explica la portentosa maquinaria biopolítica, su radicalización y tecnificación a la par con la sociedad inmunitaria capitalista. “La Potencia, es decir, facultad, capacidad, dynamis (…)  que es comprada por el capitalista, como una mercancía de excepcional importancia”^[4]. El capitalismo transforma la potencia, la no-presencia en objetualidad, donde la vida del obrero importa por un motivo indirecto: “este cuerpo, esta vida, son aquello que contiene la facultad, la potencia, la dynamis. El cuerpo viviente se convierte en objeto a gobernar no tanto por su valor intrínseco, sino porque es el sustrato de la única cosa que verdaderamente importa: la fuerza de trabajo como suma de las más diversas facultades humanas”^[5].

             La medicina cumple un rol de mayor importe para el control de la vida: se establece “como un instrumento de mantenimiento de renovación de la fuerza de trabajo para el funcionamien to de la sociedad moderna”^[6] . “En este sentido, el cuerpo humano es una realidad biopolítica; la medicina es una estrategia biopolítica”^[7].

             Naratelli dice que entonces el biopoder moderno asume la posibilidad de la prolongación artificial de la vida abre paso a la des-naturalizacion de la muerte como algo inevitable en la vida de cada ser humano. No solo la medicina social está implicada, sino que el avance de las biotecnologías respecto a la propia naturaleza humana. A la salud como objeto de consumo habrá que sumar, el peligro de la disponibilidad técnica de la programación eugenésica.

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