Evolucion De Las Desigualdades Regionales
Enviado por virginiacc • 15 de Agosto de 2012 • 3.132 Palabras (13 Páginas) • 672 Visitas
Evolución de las desigualdades regionales
En México siempre han existido notables desigualdades regionales en términos de ingreso. En 2004, por ejemplo, la región Noreste, conformada por los estados de Nuevo León y Tamaulipas, poseía un ingreso per cápita (ipc) de 22 670 pesos1 (47% por encima del promedio nacional), mientras que la región Sur, conformada por los estados de Chiapas, Guerrero y Oaxaca, poseía un ipc de 7 079 pesos (54% por debajo del promedio nacional).
Otro fenómeno muy característico en la historia económica regional del país son las variadas dinámicas económicas en el ingreso regional.
.Estados de Campeche, Quintana Roo y Yucatán, la cual poseía en 1960 un ipc de 4 099 pesos (44% por debajo del promedio nacional), mientras que en 2004 era de 19 880 pesos (29% por encima del promedio nacional).
La imposibilidad de tender hacia cierta igualdad regional en el largo plazo llama la atención porque, entre otras cosas, la intensión política de resolver el problema de la desigualdad regional se tiene prevista en documentos oficiales desde hace más de 70 años. Por mencionar uno de los documentos políticos más importantes, absolutamente todos los planes nacionales de desarrollo, desde el primero de 1934 y los siguientes planes sexenales, reconocen las desigualdades regionales en el país y expresan la relevancia de promover el desarrollo y modernización de las regiones de México.
Se da un proceso de causación acumulativa del capitalismo industrial se presenta un fenómeno de crecimiento regional desigual. La lógica del proceso circular de esta teoría de crecimiento desigual se basa en la idea de que el comercio interregional (exportaciones) estimula el crecimiento por una multiplicación de la renta y una especialización económica regional que atrae circularmente más trabajo y capital (incluida la inversión en infraestructura) a la misma región exportadora que fue la primera en crecer. Esto ocasiona precisamente un desequilibrio o polarización económica regional.
Las dos condiciones necesarias más mencionadas entre los regionalistas mexicanos para reducir estas desigualdades son la nivelación interregional en el capital humano y la inversión en infraestructura productiva. Las dos condiciones anteriores se ligan a los niveles regionalmente diferenciados de educación formal entre la población y de provisión de educación pos primaría en los estados. La solución anterior naturalmente implica voluntad política y planeación presupuestaria.
producción a las regiones menos favorecidas para uniformar espacialmente
las ventajas competitivas y contrarrestar la tendencia de la movilidad del
trabajo y el capital hacia las zonas de mayores rendimientos. Y, efectivamente,
es claro que los niveles tan diferenciados de capital humano en el país
son notables para cualquiera y caracterizan de manera sustancial las disparidades
económicas regionales
Otra peculiaridad de las desigualdades económicas que los regionalistas
mexicanos han analizado es la distancia a la frontera con Estados Unidos
(Díaz-Bautista, 2003). Y es que, en relación con lo anterior, los dos
efectos más importantes de la apertura económica reciente han sido el crecimiento
acelerado de la inversión extranjera —sobre todo desde 1995— y
el aumento de las exportaciones hacia ese país, particularmente las manufactureras
(Mendoza, 2006). Este proceso doble de inversión extranjera y
crecimiento de la economía de exportación no ha sido espacialmente uniforme;
se ha concentrado en la frontera, en las ciudades más grandes, en
áreas turísticas y en regiones con especialización y ventajas competitivas en
manufacturas y servicios financieros. Este fenómeno reciente ha tenido
precisamente el efecto de aumentar las desigualdades económicas entre los
estados mexicanos, lo que Alba ha denominado las “secuelas diferenciales”
(Alba, 2003: 151) de la integración económica.
A su vez, el aumento del empleo manufacturero en el norte del país y
la disminución del mismo tipo de empleo en el Distrito Federal y la Zona
Metropolitana de la Ciudad de México son indicadores de una tendencia a
la reorganización espacial de la industria (Aguayo, 2006; Mendoza, 2006).
Dicha reestructuración territorial posee una lógica de reducción en los costos
de transporte (Aguayo, 2006) y de localización óptima en la frontera
norte, la cual es la zona del país inmediata al mercado estadounidense. Es
decir, la apertura económica y los cambios en los flujos comerciales entre
México y Estados Unidos no sólo han redimensionado la importancia económica
del norte del país (Mendoza y Calderón, 2006), sino que están reconfigurando
el mapa económico completo de México.
La evolución de las desigualdades regionales, por otra parte, ha sido
analizada históricamente utilizando periodizaciones diversas. De hecho
una periodización típica es el “antes” versus el “después” de la apertura
económica.8 El periodo anterior es típicamente llamado de sustitución de
importaciones. Esta distinción es importante porque en efecto se debate si
8 Unos autores ubican la fecha de la apertura económica en 1988 y otros en 1994.
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el país se halla en un proceso de convergencia o de divergencia económica.
Este proceso, difícil de medir empíricamente y de reconocer teóricamente,
ha originado una forma diferente de estudiar la evolución de las desigualdades
regionales, aunque también relacionada con los estadios de acumulación
capitalista industrial: se ha predicho que las diferencias en el ingreso
tienden a caer a lo largo del tiempo y que las economías pobres tienden a
crecer más rápido que las ricas (Sala-i-Martín, 1996).
La evolución de las desigualdades regionales en términos de un proceso
de convergencia o divergencia económica es difícil de entender o reconocer
y los regionalistas mexicanos no se ponen de acuerdo. En términos generales,
Esquivel (1999) y muchos otros registran un proceso de convergencia regional
(o de disminución de las desigualdades económicas estatales) durante el
periodo previo a la liberalización económica y, concretamente, entre 1940 y
1995. Pero, posterior a la liberalización, la literatura empírica mexicana se
encuentra dividida entre aquellos que concluyen que las desigualdades entre
estados han aumentado y los que concluyen que han disminuido.
Las
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