Experiencias de sangre verde

EXPERIENCIAS CON SANGRE VERDE.

Después de que el patrullero de la policía Angelo Medinanos llevará hacia el esperado partido estaba muy ansiosa, era una experiencia completamente nueva para mí, finalizando las 4:00 pm del día 3 de marzo cuando el sol caía pise por primera vez el estadio Palmaseca ubicado en el área metropolitana de la sucursal, haciendo parte del partido de Deportivo Cali contra Rionegro Águilas, instantáneamente el ambiente me ponía nerviosa, pero el saber que la policía nos estaba respaldando me dio gran seguridad, durante el calentamiento pudimos ver muy de cerca cómo ejercen las requisas, donde al parecer las drogas hacen notable presencia en esta actividad y los partícipes ingenian la manera de poder violar el orden policial, aquel momento fue donde creí prudente analizar mejor la producción de la apariencia de estos actores sociales.

Conté aproximadamente sólo 20 personas que no portaban la camisa del  equipo, la mayoría gracias a su gramática corporal transmitían el esfuerzo que ponen al mostrar el apoyo al equipo por medio de los objetos, sin camisa o con ella, los accesorios como gorras, pañoletas, llaveros, cascos, cadenas, pulseras representaban el equipo eso sí sin dejar de lado el simbólico color verde que estaba en todas las tonalidades posibles y por todos lados, además de sus prendas, los tatuajes también eran protagonistas, los pocos que pude visualizar eran el escudo acompañado de frases, banderas o las siglas de la barra.

El partido comenzó, desde el calentamiento la hinchada ya prometía regalar un apoyo incondicional durante todo el desarrollo, las ansias era notables en la espera por la salida de los jugadores, con gritos y un cálido aplauso recibieron a sus ídolos y pilares de que esta práctica hoy día sea posible, debido a complicaciones no tuve la oportunidad de poder estar rodeada de la hinchada directamente pero incluso observándole de lejos no fue problema para que al primer instante la euforia de la barra me transportará a las graderías en un par de segundos, al cantar los goles quise correr y hacer parte del público, aclaró que nunca he sido fanática de ningún equipo pero la energía se sentía a kilómetros y para mí era casi imposible no sentirme hincha, las banderas y cantos distintivos con melodías exóticas adornaban el estadio, sin duda también me creí un jugador y pude comprender por qué el equipo se siente tan motivado gracias a su hinchada.

La policía nos prohibió poder acompañar a la barra brava en gradería ya que no nos podía garantizar una buena seguridad y al conocer algunos comportamientos de los actores sociales nos sugirieron permanecer a distancia y ser muy rigurosos con las fotografías, a mitades del partido compartiendo información y curiosidades con mis compañeros decidimos días más tarde ir a una reunión de la barra brava para poder analizar la postura de la hinchada fuera de un partido de manera más serena y detallada.

Debido al acompañamiento de la policía debíamos acoplarnos a sus horarios y esperar hasta el final, donde los barristas abandonan el lugar, sudorosos y aun enérgicos así ponen el ambiente caliente, unos en algunos estados alucinógenos y otros en total sobriedad así se despiden de su hogar como suelen llamar al Palmaseca con una total euforia tras su victoria 4-0 frente al oponente.

Era martes 6 de marzo del 2018, pasadas las 8:00 pm ya todo estaba listo para ir hacia la reunión de algunos integrantes de la barra brava Frente Radical Verde que días antes mis compañeros y yo habíamos pactado visitar, esta reunión sería custodiada por la policía, así fue como  en el barrio Ciudad jardín estábamos a la espera de la llamada del patrullero Angelo Pazzini quien nuevamente sería nuestro acompañante durante esta jornada.

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