Friedrich (Federico) Nietzsche

Epígrafe que se parece al destino del gran filósofo, poeta, músico y filólogo alemán Federico Nietzsche, uno de los más vigorosos intelectuales del siglo XIX, quien después de alcanzar las mayores cumbres del pensamiento, más que desaparecer rompió su rebelde sabiduría en los misteriosos pantanos de la demencia.        

Sus ideas han superado la locura y la muerte del alemán. Para influenciar las obras de grandes pensadores modernos tales como Martín Heidegger, Michael Foucault, Jacques Derrida y conservan la vigencia de lo que no se ha ido nunca, o tal vez la de su mayor aspiración: el regreso del SUPER HOMBRE.          

Uno de los maestros de la sospecha, lo llamo Paul Ricoeur, ubicándolo junto a Carl Marx y Sigmund Freud, entre los grandes transgresores que cambiaron el pensamiento de la humanidad.

Friedrich (Federico) Nietzsche nació en Rocken, pequeño pueblo de Sajonia-Anhalt, el 15 de octubre de 1844 en una Alemania que después de ser alcanzada por los tsunamis de la revolución francesa y el imperio napoleónico, intentaba  reorganizar sus treinta y nueve estados en una nación. Hijo de Carl Ludwig, pastor luterano y preceptor privado y de francisca Oehler, fue el mayor de tres hermanos, Federico marcho con su familia a la ciudad de Naumburgo donde murió su padre en 1849 y su hermano menor en 1850.  La familia se trasladó a casa de su abuela materna y las hermanas solteras del padre bajo la protección de Bemhard Dächsel, un magistrado local.

En el colegio mostró talento para la música y el lenguaje, escribió poemas y composiciones musicales y recibió una importante educación literaria en la que conoció a los escritores clásicos griegos y romanos. Estudio teología y filología en la universidad de Bonn. Paso un año como voluntario en la artillería  prusiana donde tuvo un accidente ecuestre que lo devolvió a la vida civil.

A los veinte años había admirado el trabajo de Schopenhauer. A los veinticuatro conoció al compositor Richard Wagner. Otros dos gigantes que influenciaron poderosamente sus ideas. En 1869 es nombrado profesor de filología clásica en la universidad de Basilea mientras que, siempre siendo un hombre rebelde, renuncia a la ciudadanía alemana y permanecerá el resto de su vida sin nacionalidad.

Al año siguiente la guerra franco-prusiana, en la que Nietzsche participa esporádicamente,  le lleva a contraer La diferencia y disentería que arruinaran su  salud para siempre. Por el contrario Prusia que se convierte en Alemania, sale fortalecida de la contienda. Los estados germanos se unifican y poco después dirigido por el canciller Otto Von Bismarck nace el poderoso impero alemán.

Nietzsche ve todo eso  con escepticismo  y considera que Alemania ha tomado un rumbo falso y equivocado. Cultiva la amistad con Wagner y su esposa Cósima,  mujer que fuera su gran amor según algunos de sus biógrafos, mujer a quien regala para su cumpleaños el manuscrito de la primera versión de su obra El espíritu de la tragedia.

Sin embargo su intransigencia intelectual lo lleva a separarse de Schopenhauer y Wagner, señalando una explotación  de los motivos cristianos y antisemitismo. Escribe su libro de aforismos humano demasiado humano y la separación de sus maestros se convierte en definitiva.

Su salud es muy mala, padece debilidad general, carencia visual casi ceguera, fuertes migrañas y ataques estomacales que le dificultan continuar con sus trabajos. Viaja entonces, en busca de climas más benignos a su salud, recorre Suiza, Italia y Francia. Países donde vive modestamente de su pensión de maestro retirado y de ayudas de sus amigos. Pero vuelve a trabajar al ritmo de publicar un libro por año hasta 1988.

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