Fuga De Cerebros En Mexico
Enviado por jc_gm • 26 de Noviembre de 2012 • 5.561 Palabras (23 Páginas) • 1.346 Visitas
Las naciones desarrolladas han invertido en desarrollo científico y tecnológico desde hace mucho tiempo y, en la mayor parte de ellas, de manera constante y creciente. En estas naciones hay el convencimiento y la evidencia de que el conocimiento científico de frontera, transformado en tecnología, resuelve problemas, genera trabajo y satisfactores.
En estos países la importancia de la ciencia y la tecnología como palanca del desarrollo no está en duda y es parte de su cultura. Hay, en muchos de estos países, un acuerdo implícito o explícito para fomentar el desarrollo científico y tecnológico, la innovación y la competitividad con base en el conocimiento científico, en donde los diferentes actores (gobierno, academia y sector privado) conjugan esfuerzos y definen compromisos en este propósito.
Debido a que México, en los últimos años, ha estado perdiendo gradualmente competitividad ante países que en el pasado estaban menos desarrollados que él, cómo propiciar que el conocimiento nos haga más competitivos es un tema que se ha magnificado.
México ocupa el cuarto lugar en el mundo como exportador de cerebros, solamente por debajo de Gran Bretaña, Filipinas e India, según el Centro de Investigaciones Sobre América del Norte (CISAN), de la UNAM. Donde Estados Unidos, es el principal país de destino de la mano de obra altamente calificada.
Estudios realizados señalaron que la fuga de cerebros es consecuencia de múltiples problemas, entre ellos la violencia, la escasez de empleos, la corrupción o los horarios de trabajo, incluso por su posición geográfica,
Hablar de información sobre la movilidad profesional en México a lo largo de los anos es hablar de escasez, las estadísticas con las cuales se cuenta para abordar la migración de competencias, de personalidad altamente capacitado son insuficientes. Es más fácil encontrar información sobre la presencia de personal altamente calificado en países extranjeros (en el Instituto Internacional de Educación o en la National Science Foundation de Estados Unidos) que en las instituciones nacionales. Peor todavía: aún cuando México sea miembro desde 1994 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sus aportaciones a la producción de datos estandarizadas sobre la movilidad de los profesionistas son irregulares e incompletas.
En los últimos dos o tres años, con creciente frecuencia en la prensa, funcionarios universitarios y expertos en educación superior han manifestado inquietudes acerca de lo que presentaron a la opinión pública como la descapitalización del país en términos de recursos altamente calificados. Tanto las autoridades educativas como los líderes científicos denunciaron la salida de sus colegas, principalmente con posgrado, hacia laboratorios extranjeros que les ofrecían mejores condiciones de trabajo, en áreas estratégicas como la salud, las ingenierías y la computación.
Pese a su fuerte impacto en nuestro país, esas denuncias no implicaron que se documentara mejor el fenómeno, ni que se reelaborará la percepción que se tenía de él a la luz de aportes teóricos recientes sobre la movilidad científica. Tampoco desembocaron en el diseño de instrumentos innovadores ni en lo que concierne el regreso de los científicos, ni en lo referente a cooperación internacional en áreas vitales.
De hecho, los líderes de opinión en México incorporaron poco perspectivas internacionales recientes sobre la fuga de cerebros. No la ubicaron como un objeto a investigar, ni como uno a reconceptualizar.
Conforme con esa perspectiva, se abocaron a evaluar las políticas públicas (de ciencia y tecnología, de reclutamiento y de becas) más que a documentar las incidencias diferenciadas de la movilidad según las áreas disciplinarias, las profesiones y las estructuras de inserción laboral.
FUGA DE CEREBROS A LO LARGO DE LA HISTORIA
México, de la recepción a la producción de elites migrantes: los factores determinantes de una transición
A lo largo del siglo XX, México ha sido insertado en flujos desiguales de migración intelectual. En diversos momentos de su pasado, abrió sus puertas a profesionistas y a académicos, debido principalmente a condiciones de violencia política en sus países de origen. Dichas migraciones, ligadas a los exilios, tuvieron como momentos cumbres los 40, con la llegada masiva de los republicanos españoles y los 70, con el arribo, igualmente intensivo, de sur y centroamericanos, víctimas de las dictaduras militares.
Sustentaron la incorporación, principalmente a las instituciones académicas y a ciertas profesiones, de recursos humanos, con experiencia y con prestigio acumulado en sus lugares de procedencia. Esos inmigrantes, en el campo de la educación superior, asumieron tareas de docencia, pero también (y quizás, sobre todo) de investigación y de desarrollo de instituciones.
En contraste, en tanto espacio de emigración, México buscó tradicionalmente formar a parte de sus elites (intelectuales y académicas) afuera. Con ese fin, desde 1971, el gobierno federal implementó un programa de becas crédito, a cargo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), en el ámbito de maestría y luego de doctorado. Este benefició a un poco más de 26 000 jóvenes (la cuarta parte de todos los receptores de apoyo) que estudiaron en extranjero en las pasadas tres décadas.
En el país % En el extranjero % Total
1980 3,049 66.0 1,569 34.0 4,618
1985 2,032 77.9 576 22.1 2,608
1990 1,660 77.8 475 22.2 2,135
1995 12,840 79.3 3,360 20.7 16,000
2000 9,392 76.5 2,883 23.5 12,275
2002p/ 9,399 76.0 2,972 24.0 12,371
Según las cifras del CONACYT, la formación de un mexicano al extranjero es muy costosa. Este programa contribuye primero a asentar una tradición de migración estudiantil que representa una larga duración y adquisición de estudios de posgrado, un antecedente favorecedor de una movilidad profesional, y también a popularizar una movilidad esencialmente dirigida hacia Estados Unidos, y, después a Europa. Esa preferencia por Estados Unidos se fue acentuando a partir de 1994, cuando entró en vigencia el Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), entre Canadá, México y Estados Unidos.
Es por tanto probable que el origen de reclutamiento del personal mexicano altamente calificado que labora en el extranjero sea a la vez el de los estudiantes migrantes y el de los nacionales, principalmente de posgrado.
La consolidación de capacidades endógenas de formación en los niveles de pre- y, sobre todo, de posgrado se tradujo en efecto en un aumento de la matricula en la década pasada y en un repunte
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