Funcion Simbolica De La Constitucion
Enviado por liseth0623 • 2 de Junio de 2015 • 494 Palabras (2 Páginas) • 221 Visitas
Esta interesante aproximación a los problemas contemporáneos de la organización jurídica del poder público, pese a todo lo que tiene de certero, es una construcción eminentemente técnica y destinada a los profesionales del derecho. No daría cuenta, sin embargo, de esa demanda social de “constitucionalidad” que surge en todos aquellas cuestiones de especial relevancia que han atravesado nuestra sociedad en los últimos años. Cabría aquí una segunda posición (complementaria y no excluyente de la anterior) que destacaría esencialmente la función simbólica o integradora de la Constitución. Es verdad que la Constitución, por su contenido, cada vez tiene menos oportunidad de proyectar su normatividad, de condicionar el efectivo funcionamiento del poder público y de la sociedad. Pero esto no merma las expectativas de los actores políticos y de los ciudadanos, que esperan que la Constitución, a través de su intérprete supremo, dé una última respuesta a las cuestiones que dividen y con ella, tanto por su contenido como por su proceso de formación, recomponga la división. Esta función simbólica –simbólica en cuanto que se desenvuelve al margen del texto- se proyecta al menos en dos campos. Primero en el de los resultados. Al ciudadano le basta con saber que la Constitución habilita el gobierno de la mayoría y que posibilita el cambio de mayorías a través del momento electoral. Dada esta circunstancia principal, la capacidad de la acción de gobierno para crear un contexto socio-económico generalmente satisfactorio sería razón suficiente para creer que “la Constitución funciona”. Si la norma suprema pretender regular la acción de gobierno y ésta crea un resultado óptimo, entonces, en una suerte de silogismo inverso, la Constitución simboliza ese bienestar. En segundo lugar, la función simbólica de la Constitución se actualizaría en el propio disenso constitucional. La posibilidad de discutir sobre el sentido de la Constitución significa que el destinatario es un intérprete más cuya visión constitucional tiene un espacio de expresión –la opinión pública o el proceso-. Esta posibilidad de forjar la interpretación constitucional –y que resulta especialmente importante para la minoría- es en sí mismo un acto de reconocimiento de la funcionalidad de la Constitución, de su capacidad para dar respuestas.
Tras la Segunda Guerra Mundial, se cifró la función de la Constitución en su competencia para reconducir el pluralismo a la unidad política. Tal función dependía esencialmente de la normatividad de la Constitución. Hoy, la Constitución carece de contenidos suficientes para regular y ordenar los fenómenos políticos y sociales más relevantes. Esta pérdida de normatividad pone en cuestión la capacidad de la Constitución para forjar la unidad de una comunidad política. O, al menos, hace evidente que la Constitución es uno más de los elementos materialmente constitucionales
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