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GÉNERO, SEXO Y SOCIEDAD


Enviado por   •  14 de Abril de 2015  •  3.212 Palabras (13 Páginas)  •  325 Visitas

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I. Introducción

Una buena definición de “ser humano” sería aquella que contenga las palabras hombre, animal y especie Homo sapiens. Esta definición señalaría implícitamente una característica fundamental que distingue a la especie de la cual formamos parte del resto de los animales, la maleabilidad humana.

En su obra “La construcción social de la Realidad”, Berger y Luckman (1979: 69), advirtieron: “La plasticidad del organismo humano y su susceptibilidad frente a la interferencia socialmente determinada se ejemplifican mejor por medio de la evidencia etnológica referente a la sexualidad.”

Los seres humanos nos caracterizamos como especie por llevar a cabo una serie de acciones que hemos aprendido desde el nacimiento. El ser humano se hace propiamente humano una vez que es separado del seno materno y vive en sociedad. Dado que nace en un determinado contexto cultural, la especie humana va a aprender aquellas reglas de juego de la sociedad donde se lleva a cabo el proceso de socialización y, por tanto, sería interesante plantearnos dos cuestiones en las que se enfrentan, en primer lugar, la postura defendida por autores objetivistas y, en segundo lugar, la postura defendida por autores constructivistas.

Estas cuestiones han sido clave para el estudio de la Antropología Social y de las Ciencias Sociales, así como van a ser fundamental para el desarrollo del tema que a continuación se abordará en el ensayo.

¿El hombre es el artífice de la realidad o, igual que para el resto de animales, el mundo es esencialmente natural?

¿Nacemos hombres y mujeres biológicamente predeterminados o es la sociedad quien nos convierte en un modelo u otro de persona?

II. Desarrollo

Un fenómeno habitual que se puede observar en cualquier sociedad es que al nacer, el individuo posee unas determinadas características biológicas que le van a definir como hombre o mujer. Durante el proceso de socialización, éste asume un determinado comportamiento por ser varón o hembra, se desarrolla como tal, convive con ambos sexos relacionándose a través de las distintas instancias, formando parte de grupos sociales y estableciendo vínculos que son necesarios para la vida en comunidad.

§ Argumentos expuestos por autores objetivistas §

El argumento indiscutible que aportan los autores objetivistas es que los hombres y mujeres son diferentes por naturaleza y van a desarrollar comportamientos distintos, que existen per se, esencialmente naturales por el hecho de ser varón o mujer.

Esta postura tiende al universalismo, ya que niega que el ser humano sea una construcción social de un determinado contexto cultural. Por tanto, la postura objetivista afirma que nacemos hombres y mujeres biológicamente predeterminados.

Se conoce un tradicional esquema binario en cuanto al sexo de la persona, es decir, un dimorfismo sexual. Ser hombre o ser mujer viene determinado en función de las características genéticas dadas en el par sexual de cromosomas. Así, el fenotipo masculino se corresponde con unos rasgos físicos y anatómicos diferentes a la manifestación fenotípica femenina. Este dimorfismo sexual sería la causa de los roles de género.

La distinción que la antropología social hace en cuanto a “género” y “sexo” es la siguiente:

El concepto “Sexo” alude al dimorfismo mencionado anteriormente. “Género” alude a los comportamientos, roles y diferencias socioculturales entre hombres y mujeres.

En base a la postura objetivista sería razonable que las culturas, así como las subculturas de todas las épocas, hayan diferenciado entre “varón” y “mujer”. Pero no se debe establecer conformidad con la afirmación realizada por esta postura aparentemente válida, sino que debe ser confrontada con otra postura, la de los autores que defienden el constructivismo social.

§ Argumentos expuestos por autores constructivistas §

Según los autores objetivistas las diferencias genéticas en el sexo llevan a un determinado comportamiento u otro, sin embargo, los autores constructivistas señalan que existen excepciones, puesto que puede haber sujetos cuyo comportamiento no sea igual al resto y, además, señalan que el hecho de que un sujeto se comporte de una determinada manera va en función del escenario o contexto en el que individuo se encuentre. Así, la cultura es capaz de moldear al ser humano, incidiendo en la biología.

El siguiente argumento consiste en constatar que en todas las culturas existe un aprendizaje de género. Por tanto, ¿aprendemos a ser varón o a ser mujer?

Es frecuente observar en la cultura occidental como desde el primer momento, el bebé recién nacido recibe constantemente una serie de influencias por la instancia familiar para que éste interiorice un determinado rol social. (Por ejemplo, a los niños se les asigna el color azul mientras que a las chicas se les asigna el rosa; los niños prestan un mayor interés por realizar actividades deportivas como el fútbol en su tiempo libre, mientras que las niñas prefieren jugar a las muñecas, se preocupan más por su belleza y apariencia física, etc.).

Un individuo humano tiene mayor capacidad de aprendizaje durante los primeros años de vida que durante el resto, este aprendizaje se basa fundamentalmente en la observación e imitación de sus referentes. Si el bebé es varón, tenderá a imitar a todos aquellos hombres varones que intervengan en el proceso educativo (principalmente el padre), y a través de él construirá un modelo o ideal al que intentará parecerse lo máximo posible. Al contrario ocurre con las niñas, las cuales observarán e imitarán a sus madres, profesoras, etc., y pretenderán adoptar un comportamiento muy similar a ellas.

En cuanto a las características que la cultura occidental establece como propias de cada sexo, cabe destacar:

Los hombres son más fuertes, hábiles y ágiles que las mujeres; están interesados en asuntos económicos y políticos, mientras que las mujeres lo están en valores estéticos y sociales; la independencia, dominancia, motivación por el éxito e inexpresividad son rasgos de la personalidad masculina; la dependencia, afectividad y expresividad, de la femenina; el hombre tiene una sexualidad activa, mientras que en la mujer tiene carácter pasivo.

Los sujetos van a actuar en función de lo que su determinado contexto cultural establece como comportamiento propio de su sexo.

Ante este argumento, los autores objetivistas alegarían que el trato diferenciado que da la cultura a hombres y mujeres es algo universal, ya que las diferencias biológicas son algo real, palpable, propias de la especie humana.

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