HAITI, UN PAIS QUE DESEA RESURGIR

HAITI, UN PAIS QUE DESEA RESURGIR

Haiti, un país que en el año 2010 se vio afectado por una fuerte catástrofe natural: un terremoto. Este trajo consigo una gran cantidad desastres, muertes y afectados, perjudicando de esta manera la vida de todos sus pobladores. Sin embargo, no es por este suceso que en el presente, mencionado país sea reconocido como uno de los países más pobres  del continente americano, puesto que actualmente aunque esta no sea noticia internacional como otros países que presentan problemáticas similares, hay otro factor que los lleva a ser reconocidos de esta manera: la corrupción, este componente que parece que hiciera parte del ADN del país a lo largo de su historia. Es por esta razón, que hoy esta nación pasa por un momento crítico de orden social, pues el pueblo a través de protestas, exige respeto y resolución de este problema de corrupción que perjudica la calidad de vida y el bienestar subjetivo de los ciudadanos que en el habitan.  

Así pues, la problemática de Haití que aunque dio inicio el 07 de febrero del presente año, se viene presentando desde hace algún tiempo atrás y radica principalmente en el hecho de que sus habitantes están pidiendo la renuncia de su actual presidente Jovenel Moïse, esto a causa del mal manejo económico y social durante su tiempo de mandato, por lo que se exige una investigación alrededor del uso de US$3.800 de fondos que Petrocaribe brindo a Haití. De esta manera:

 Los recursos que obtenía Haití de Petrocaribe debían ser invertidos en obras de infraestructura y proyectos económicos y sociales. Pero el Senado de ese país no ha encontrado el destino de parte de esos fondos, por lo que se acusa a Moise y a su antecesor, Michel Martelly, de haber administrado mal el dinero. La economía de Haití, donde más de la mitad de los diez millones de habitantes sobrevive con menos de US$2 diarios, creció apenas 1,4 % en 2018; una de las más bajas de la región y muy por debajo del 2,2 % que se pronosticó a principios del pasado año y que después fue reducido al 1,8 % (El Espectador, 2019).

Es por lo anterior, que este país se ha visto gravemente damnificado, pues la corrupción perjudica y debilita los sistemas de una sociedad, contribuyendo de esta manera, al incremento de la pobreza. Pero ¿Cómo es posible que la decisión de unos cuantos de apropiarse de lo ajeno pueda perjudicar en tan gran escala la vida no de una, sino de miles de seres humanos? Comprender la respuesta a esta incógnita puede resultar ser evidente si se percibe que un país es un sistema, por tanto, existe una interrelación entre pueblo y estado, por lo cual el proceder de un actor perjudica al otro. En este caso, en Haití se presentan democracias débiles donde no incluyen a las minorías en sus decisiones, manchadas por el flagelo de la corrupción, desencadenando estas problemáticas sociales con las que incluso llegan a violar los derechos humanos. Es así como Arteaga (2005), menciona:

La corrupción crea obstáculos directos para el acceso a los servicios públicos y el alcance pleno de los Derechos Humanos, afectando más proporcionalmente a los pobres en términos de costo y oportunidad, además de estar motivada por algunos círculos de poder en la sociedad. Y es que los Derechos Humanos son violados en mayor o menor medida por causas de la corrupción, por tres razones básicas: la exclusión social, la ausencia de oposición política y la impunidad (p. 95).

De modo que, se puede ver como lo anterior no permite que los ciudadanos cuenten con los satisfactores que necesitan para vivir sus necesidades en primera medida, en la dimensión Existenciales (SER, TENER, HACER Y ESTAR) y al mismo tiempo, las axiológicas del ser humano. Por ejemplo, en el caso de este país caribeño con este inconveniente, las necesidades axiológicas: trascendencia, participación, identidad, protección, entendimiento, creatividad, libertad, ocio, afecto y subsistencia, se ven afectadas debido a por causa de la corrupción, se asientan las ayudas y sus escasas riquezas en unos cuantos, lo que genera un índice que en cifras indica que el 80% de su población está viviendo bajo el umbral de pobreza y el 70% de la misma, se encuentra desempleada. Así mismo, no existe una participación donde se escuche la opinión del pueblo, pues incluso las elecciones se han convertido en un suceso incrédulo para sus residentes, es decir, que su libertad de expresarse y ser escuchados resulta nula y su identidad como ciudadano en un supuesto gobierno democrático, termina siendo desconocida. También, todo el panorama anterior, genera en este lugar una serie de problemas de orden público, pues, evidentemente ante la necesidad de subsistencia se generan problemas de seguridad ya que algunos optan por el mundo de la delincuencia para subsistir junto con los suyos; ya que generalmente la población se encuentra perjudicados en situaciones como la salud física y mental (SER); alimentación, abrigo(TENER); descansar, trabajar (HACER) y vivir en un entorno social y vital tranquilo que brinde el bienestar a cada uno (ESTAR), lo que, a su vez, lleva a la comprensión de algunas cifras que indican que la edad promedio de vida de un Haitiano se encuentra en los 50 años.

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