HEGEMONÍA Y PODER SIMBÓLICO.
Enviado por DJsalga • 17 de Mayo de 2016 • Ensayo • 1.215 Palabras (5 Páginas) • 262 Visitas
HEGEMONÍA Y PODER SIMBÓLICO
El abuso de poder es una realidad en la vida cotidiana, en algún momento hemos sido víctimas de eso, en las aulas, en el trabajo e incluso cuando viajamos en bus. Tal abuso, es posible comprenderlo si realizamos primero una comparación entre hegemonía y poder simbólico. Los conceptos de hegemonía y poder simbólico, guardan entre sí dos semejanzas y una diferencia. Las semejanzas radican en que ambos constituyen relaciones de dominación/subordinación y que establecen una relación de la realidad que influye en las identidades. Sin embargo, se diferencian en que mientras el poder simbólico está constituido como una estructura, la hegemonía tiende a estar en constante reinvención.
Como se mencionó en el párrafo anterior, al hablar de hegemonía y poder simbólico, es posible encontrar una similitud, ya que ambos constituyen relaciones de dominación/subordinación. En el caso del poder simbólico, como menciona Pierre Bourdieu, tales relaciones son posibles porque el poder simbólico es un poder invisible, que se consolida, siempre y cuando exista la complicidad de los que, a pesar de que sienten tal poder, no desean saber que eso sucede. (Bourdieu, 2005 [1999]: 66) La hegemonía funciona casi de la misma manera, ya que lo que se busca es, más que la participación, la aceptación, Raymond Williams, a ésta aceptación la llama “autoidentificación” con las prácticas hegemónicas. (Williams, 2009 [1997]: 163)
Tanto en el poder simbólico como la hegemonía se encuentran diferentes tipos de discursos, pero como vimos anteriormente, no son los que en sí, determinan su funcionalidad, sino que dependen tanto de la parte dominante como de la subordinada. El poder simbólico, se lo llama también invisible, porque sus maneras de representación están inmersas en la vida cotidiana, la religión es el ejemplo más claro de ello. Si hablamos de la religión católica, está la muestra de poder que ejerce el sacerdote frente a los creyentes que muestran la fidelidad y credibilidad en sus palabras. En el caso de las prácticas hegemónicas, se puede notar en una exposición de pintura, en la Casa de Cultura por ejemplo, frente a una exposición en un parque. Quienes acepten que las unas son arte y las otras no, están apoyando a la construcción de una idea hegemónica. Como se puede notar, en ambos casos, poder simbólico y hegemonía, tanto la credibilidad como la aceptación, son voluntarias.
Lo que se ha tratado de explicar es que ambas maneras de dominación, tienen como finalidad lograr una división entre subordinados y subordinantes, lo cual es determinante para ayudar a mantener el orden del sistema tanto social como económico. Un orden social, porque las relaciones de dominación/subordinación se ven reflejadas en jerarquías o clases sociales. Además, a través de lugares específicos como la iglesia o la escuela, de acuerdo con Raymond Williams, se ejerce cierto tipo de presión sobre nuestras vidas, ya que “enseñan, confirman y refuerzan los significados, valores y actividades”, seleccionadas por la parte dominante. (Williams, 2009 [1997]: 162) El orden económico se mantiene de manera similar, ya que la clase dominante hace uso tanto del poder simbólico como de la hegemonía para defender sus intereses materiales, un ejemplo de esto es la explotación laboral del jefe sobre sus trabajadores.
Para continuar con la relación que existe entre hegemonía y poder simbólico, tenemos una segunda semejanza y es que ambos constituyen una relación de la realidad que influye en las identidades de las personas. En primer lugar, está la hegemonía que va a influir siempre en las identidades ya que sus prácticas siempre nacen desde la sociedad civil, por lo tanto, las prácticas hegemónicas son vividas como sistema y tras su práctica, se logra lo que Williams llama “internalización”. (Williams,
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