Hitler: La Creación De Un Nuevo símbolo Para La Nación Alemana

Con la llegada de Hitler a la cancillería el 30 de enero de 1933 en apenas siete meses el pueblo alemán aceptó más o menos de buen grado la llegada del nuevo régimen[1]En febrero ya se empezaban a vislumbrar actitudes positivas hacia el nuevo canciller en muchas provincias de Alemania que no confiaban en la República de Weimar[2]Conviene mencionar que los campesinos, sector tradicionalmente católico, no recibe a Hitler desfavorablemente. Este hecho importa ya que son un grupo social muy abundante. Como ejemplo hacer referencia a antiguos partidarios de la Liga Campesina Bávara que hablaban bien del nuevo canciller[3]

La campaña propagandística fue vital para crear el mito de Hitler como el gran líder nacional debido a su focalización en la figura del canciller[4]mediante grandes mítines en estadios, la radio, la prensa... Los medios de comunicación lo presentaban como el "canciller del pueblo"[5], termino empleado también por la prensa no-nazi. EL terror a su vez les sirvió a los nazis para levantar el temor en la población sobre la amenaza comunista que se consolidó tras el incendio del Reichstag el 27 de febrero. Al día siguiente Paul von Hindenburg promulga el "Decreto de Emergencia para la protección del pueblo y del Estado", otorgándole plenos poderes a Hitler por lo que detuvo a políticos comunistas y opositores al régimen. En definitiva su campaña para las elecciones del 5 de marzo se centraba en mostrar a Hitler como la última esperanza para todos los grupos sociales: campesinos, clase obrera, burgueses y la iglesia cristiana[6]

Los resultados obtenidos por el partido nazi en las elecciones del 5 de marzo fueron positivos debido a que lograron acumular un porcentaje de votos mayor que el resto, por lo que la credibilidad de Hitler se vio favorecida. Las medidas que Hitler tomó como la persecución del partido comunista KPD[7]y las reformas económicas[8]que impulsaron el crecimiento de la economía alemana tuvieron mucho éxito.

La euforia crece en torno a la figura de Hitler como líder nacional y para potenciar este fenómeno el Ministerio de Propaganda se encargaba de coordinar y dirigir las políticas que ensalzaban al führer. Ejemplos son la introducción de algunos días festivos como el cumpleaños e Hitler o el putsch de 1923, la plantación de "robles de Hitler" y "tilos de Hitler"[9] y en muchos pueblos y aldeas se crearon plazas y calles conmemorando la figura de Hitler. Por tanto se ensalzaba al nuevo canciller como el iniciador de una nueva época, que comenzaba el 21 de marzo con la apertura de las sesiones parlamentarias con los nazis a la cabeza.

Paul von Hindenburg ostentaba la presidencia del Reichstag, era la única persona por encima de Hitler. La estrecha relación entre el canciller y el presidente se enfatizó especialmente en la campaña política nazi que situaba estratégicamente la figura de Hitler junto a la de Hindenburg.

El 20 de Abril de 1933 con ocasión del 44 cumpleaños del führer se llevaron a cabo una serie de celebraciones, cuya parafernalia superaba con creces cualquier acto de homenaje anterior. Además, el 13 de julio se hizo obligatorio el uso del saludo alemán "Heil, Hitler" con lo que se identifica a Hitler con la nación.

Evaluación de fuentes

Para realizar este trabajo, me he basado principalmente en la fuente de Ian Kershaw El Mito de Hitler, publicado en España en 2003. Este autor es profesor de historia contemporánea en la Universidad de Sheffield y autor de numerosas obras sobre la Alemania de principios del siglo XX, entre las que destacan especialmente su biografía de Hitler.

Kershaw tiene como propósito en este libro demostrar la importancia del culto a Hitler como un elemento clave para consolidar su régimen. El valor de esta fuente se basa en que su autor es posiblemente uno de los mejores especialistas en la figura de Hitler, y detrás de su obra hay un enorme trabajo de investigación sobre los archivos de la Alemania nazi. Sin embargo resulta una limitación el hecho de que sea contemporáneo, ya que el paso del tiempo marca una distancia respecto a los acontecimientos, y por lo tanto se puede producir una cierta distorsión en el conocimiento de la información.

Otra de las fuentes utilizadas es un artículo de Richard J. Evans: "Ascenso y triunfo del Nazismo en Alemania", que forma parte del libro Europa en Crisis. Este autor es actualmente profesor de historia contemporánea en la Universidad de Cambridge. Su especialidad es la Alemania de Weimar y el Tercer Reich. Recientemente se ha publicado una trilogía suya sobre el Tercer Reich muy importante para el estudio del tema.

Evans tiene como propósito en este artículo realizar una investigación sobre el nazismo en Alemania, centrándose en su ascenso y consolidación. Su valor se basa en la manera tan eficaz de explicar cómo los nazis supieron manipular los resentimientos nacionalistas y el deseo de cambio que necesitaba el pueblo alemán, combinándolos con fuertes dosis de orden, autoridad y estabilidad; rompiendo con la anterior república de Weimar. Al ser contemporáneo tiene la ventaja de ser objetivo, pero el paso del tiempo de nuevo supone un alejamiento que dificulta el conocimiento.

Análisis

Investigaremos los sucesos transcurridos en el año 1933 con el propósito de determinar su influencia e importancia en la mitificación

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