Hugo Chávez y el Pensamiento Crítico.
Enviado por 171120 • 9 de Diciembre de 2013 • Ensayo • 2.668 Palabras (11 Páginas) • 313 Visitas
Hugo Chávez y el Pensamiento Crítico. Con una recopilación de documentos sobre su recorrido político-intelectual
Por: Santiago Roca | Lunes, 18/03/2013 06:37 PM | Versión para imprimir
“... hay mucha gente que piensa y piensa y piensa y poco hace para hacer realidad lo que ha pensado; aquellos hombres (Bolívar y Martí) pensaron y se fueron a la batalla y murieron y dieron todo por la libertad y por llevar a la realidad sus ideas revolucionarias, sus ideas de justicia, de independencia y de libertad; pues vamos nosotros a estas nuevas batallas de hoy, no nos queda más alternativa que nutrirnos, prepararnos, pensar con ellos, por ellos, para ellos, para nuestros pueblos e irnos a las batallas políticas, a las batallas sociales, a las batallas económicas, a las batallas por la integración que hoy estamos retomando con mucha fuerza pero que vienen de allá, ya ellos lo habían señalado”
Hugo Chávez. Aló Presidente N° 49, 29 de Octubre de 2003.
El objetivo original de esta nota es hacer una recopilación de referencias de las palabras del Presidente venezolano Hugo Chávez, con el propósito de contribuir con el estudio de su recorrido político- intelectual a través de más de una década de expresión y de toda una vida de elaboración. Sin embargo, no podemos dejar pasar la oportunidad para realizar una breve reflexión sobre la trascendencia del pensamiento de Chávez para la manera de comprender la relación entre saber y poder en el siglo XXI, especialmente desde la perspectiva de una reflexión sobre el Sur global.
Hugo Chávez es sin ninguna duda el primer gran exponente del pensamiento crítico latinoamericano en el siglo XXI. Con inusitada sagacidad, fue capaz de reunir la teoría y la reflexión con la práctica política, y fue notable su capacidad para generar acciones de gobierno sustentadas en una vocación popular, nacional, latinoamericanista y humanitaria. Esto es mucho más notable si tomamos en cuenta que los años 90 fueron especialmente difíciles para la izquierda como alternativa ideológica, lo cual condujo a “inventos” tales como la “Tercera Vía”, que fue un método “blando” para abrazar el neoliberalismo en auge, y que engendró un proceso de desnacionalización de la economía y la política en los países que participaron en el mismo. Durante esos años, fuera en Bolivia o Argentina, en España y Grecia, o en EEUU, la participación en temas políticos y económicos fue arrancada de manos de los Pueblos, para ser otorgadas a los agentes de las elites financieras. La crisis sistémica que vive la economía capitalista mundial en la actualidad es la mayor expresión actual de este proceso.
Entre tanto, en Venezuela se aprobaba una Constitución que consagra la participación popular en todos los asuntos de interés nacional y, especialmente, marca la obligación de conformarse como un Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia, una conceptualización del Estado que directamente reta al fudamentalismo liberal y que establece la necesidad de que el Estado mantenga su posición como garante de los derechos integrales de los ciudadanos. Además, se desplegaron sendos Proyectos de Desarrollo Económico y Social de la Nación, en los cuales se concentraba la formulación de líneas estratégicas que apuntaron al desarrollo integral del ser humano, dentro del horizonte de construcción de la soberanía política de la Nación y la creación de un sistema para la inclusión social. La emergencia del concepto de Socialismo del Siglo XXI fue el resultado de la búsqueda de proporcionar un horizonte teórico a las acciones del gobierno en el contexto de vacío ideológico impulsado por el neoliberalismo, pero también como expresión de la voluntad de generar acciones políticas firmemente atadas a otra racionalidad, más atenta a las necesidades y aspiraciones de los Pueblos que a las imposiciones del mercado. De ahí que la idea de Socialismo Bolivariano se encuentre más cerca de la noción de Buen Vivir que a cualquiera de las dogmáticas surgidas en el Siglo XX.
Y decíamos que Hugo Chávez es uno de los mayores exponentes del pensamiento crítico, porque logró ver que todos los ámbitos del quehacer humano tienen sentido político, y que el ser humano debe ser objeto central de reflexión. Esto es importante sobre todo cuando los centros académicos y comunicacionales pretenden que sigamos la senda del fundamentalismo económico neoliberal, con destrucción del concepto de ciudadanía y la muda aceptación de una “globalización” hegemónica de acuerdo con los valores e intereses de la economía occidental.
En contraste, el pensamiento de Hugo Chávez se encuentra referenciado en su propio momento y lugar, pero sobre todo, se identifica plenamente con las vicisitudes de las masas sociales de cuya concurrencia es resultado. De este modo, la voz de Chávez fue expresión de los oprimidos del planeta: emergió de lo que él mismo llamó “las catacumbas del Pueblo” y se alzó con potencia esclarecedora y con un significativo potencial contrahegemónico. Por eso también era despreciado por los centros de poder, y las empresas de comunicación que les sirven a éstos pusieron todo su empeño en calificarlo como un tirano cuando en realidad fue el gran impulsor de un proyecto emancipador.
Así, Hugo Chávez generó un pensamiento emplazado geopolíticamente y de fuerte contenido latinoamericanista y anticolonialista. Su propuesta de unidad latinomericana no hace otra cosa en rescatar la visión certera de que América Latina – como los países del Sur Global – deben formar un ente geopolítico autónomo y soberano como medio para integrarse en igualdad de condiciones en el sistema internacional. Esto contrasta con todo el pensamiento integracionista de corte liberal, el cual crea distinciones entre integración económica y cultural, y es de corte eminentemente neocolonial. Así, si el pensamiento unionista de Bolívar encuentra su antagonista en la Doctrina Monroe, y el de José Martí en la Enmienda Platt, el de Chávez se encarna en la oposición al ALCA, el más portentoso intento de crear un mercado único en la región (o lo que es decir, un desbocadero para la sobreproducción de mercancía estadounidense). En un sentido afirmativo, el interés unionista se encuentra también en la creación de un conjunto de organizaciones (ALBA, UNASUR) y, sobre todo, en el impulso de una racionalidad significativamente diferente en las relaciones internacionales, basada en la complementariedad, en la reciprocidad y en la solidaridad. En comparación con el destemplado unilateralismo estadounidense de principios de siglo, la geopolítica de Chávez representó un fuerte apoyo a la multipolaridad y a un orden global fundado en el reconocimiento y en el respeto mutuo.
Pero
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