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IDEAS Y FASES POLÍTICAS DEL ESTADO


Enviado por   •  15 de Marzo de 2014  •  2.304 Palabras (10 Páginas)  •  536 Visitas

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TEORIA GENERAL DEL ESTADO

LAS IDEAS POLÍTICAS Y FASES HISTÓRICAS DEL ESTADO

ESTADO ABSOLUTISTA

En el siglo XVIII, el absolutismo triunfa en caso toda Europa. El sistema absolutista puede considerarse la culminación del proceso de centralización del poder en manos del rey, iniciado con los estados modernos del Renacimiento.

El Estado absolutista es una forma de Estado en la que el Estado y su gobernante (el monarca) se consideran como una única entidad situada por encima de las leyes. La expresión del derecho romano princeps legibus solutus, de la que deriva ese uso de los términos absoluto y absolutismo, se aplica en este contexto en el sentido de que el gobernante no está sujeto a la ley, y ejerce su gobierno sin control, límites ni responsabilidad. La forma de gobierno correspondiente es la monarquía absoluta, expresión de la forma de gobierno por la cual los súbditos de ese Estado, coincidentes con la totalidad de la población de las entidades territoriales que lo componen, están sometidos a la autoridad única y soberana de un monarca absoluto.

La característica fundamental del estado absolutista fue la instauración de la monarquía centralizada. El poder político, que anteriormente se ejercía en el feudo, pasó a ser ejercido por la corona. Esta nueva forma de gobierno se basó en la teoría de que el soberano recibía su poder de Dios para, a su vez, gobernar al pueblo. También hubo un retorno a los principios de derecho público romano, fundamentalmente en lo referente al derecho absoluto de los gobernantes. El rey era la fuente suprema de todo poder y de todas las leyes y su decisión era considerada “la ley”.

El monarca que llevó al extremo esta concepción del absolutismo fue Luis XIV de Francia, cuya frase célebre fue “el Estado soy yo”.

Durante la mayor parte de la Edad Media, el poder de los reyes era débil frente al de los señores feudales. Estos últimos ejercían en su señoría el poder político y económico: cobraban impuestos e impartían justicia. Con respecto a los grandes nobles, el monarca era sólo el “primus inter pares” (el primero entre los iguales).

A fines de la Edad Media, el poder de los señores feudales disminuyó notablemente. El agotamiento de las tierras, las hambrunas, las pestes y los levantamientos campesinos fueron algunas de las causas de su decadencia. Esta circunstancia fue aprovechada por los monarcas para iniciar un proceso de fortalecimiento del poder real. Este proceso alcanzó su culminación en el siglo XVII cuando se establecieron las monarquías absolutas en varios países de Europa.

Aunque existen precedentes de estados con una fuerte concentración de poder en todas las formas de monarquía, e imperios de la Antigüedad (despotismo hidráulico, Imperio Romano, etc.), su definición historiográfica se limita a su aparición en la Europa Occidental de la Edad Media como expresión política de la formación social histórica denominada Antiguo Régimen (siglos XV al XVIII). Este periodo termina con la Revolución Liberal de finales del siglo XVIII a mediados del siglo XIX, con la notable excepción de la autocracia zarista rusa, que llega hasta 1917. Su utilización para designar a otros estados de épocas posteriores y hasta la actualidad es habitualmente objeto de controversia.

El poder absoluto de un estado absolutista debe entenderse, por una parte, como un poder soberano, desvinculado de cualquier control o límites institucionales (como los que impondría una división de poderes hacia el interior o la sujeción a soberanías exteriores como las que en la Edad Media representaban los poderes universales; y por otra parte, como no exclusivo: es decir, presupone y asume la existencia de otros poderes simultáneos descentralizados: señorial, asambleas representativas de uno o varios reinos (parlamentos, estados generales, cortes), que pueden tener particularismos e instituciones locales, los municipios, etc.; pero respecto a los cuales se considera preeminente o superior. Los fueros y privilegios estamentales, locales, institucionales y personales, que afectan a clérigos, universidades, gremios y multitud de otras situaciones privativas, suponen otro límite, que también pretende superar mediante la común condición de súbditos, que supone una relación directa con el rey sin cuerpos intermedios. En todo caso, el absolutismo de la monarquía absoluta nunca se ejerció de forma total (dado el rudimentario desarrollo de los instrumentos para ejercerlo -burocracia, ejército, hacienda-), sino que se planteaba como pretensión o ideal.

Para Europa comienza con la Edad Moderna. El monarca es el sujeto soberano y él está por encima del derecho que él mismo monarca crea (la palabra del rey es ley). La forma de gobierno es el absolutismo. La doctrina económica imperante en el estado absolutista es el mercantilismo. El desarrollo del gobierno absolutista durante el siglo XVIII, se denominará despotismo ilustrado, descrito por otra famosa expresión: todo para el pueblo, pero sin el pueblo, y que se suele contraponer a la definición de la democracia de Abraham Lincoln: gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

ESTADO MONARQUICO

Se originó a través de guerras y diversos pactos entre señores feudales que consolidaron sociedades más grandes y complejas con territorios extensos y poblaciones numerosas. Tuvo su auge en los siglos XVII y XVIII y culminó con la Revolución Francesa en 1789.

Su principal característica fue la concentración de poderes en un rey soberano que justificaba su majestad en un mandato divino. El rey, como representante de Dios, tenía derecho a decidir sobre los bienes, la libertad y la vida de los súbditos. Su sistema económico era el mercantilismo concentrado en el poder real. Una expresión que resume las potestades del rey en este tipo de organización estatal, es la famosa frase de Luis XIV cuando afirmó: “El Estado soy Yo”.

ESTADO DEMOCRÁTICO

Es una forma de gobierno, de organización del Estado, en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que le confieren legitimidad a los representantes. En sentido amplio, democracia es una forma de convivencia social en la que todos sus habitantes son libres e iguales ante la ley y las relaciones sociales se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales.

Aunque es cierto que el Estado Liberal considera al ser humano, como un sujeto de derechos y deberes, no cumplía, con el elemento mas fundamental, la igualdad de sus unidades. Gran parte de la crítica señaló que se trataba de una igualdad puramente formal, pero existía algo mucho más grave, que ni siquiera fuera una verdadera igualdad formal (por

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