INTEGRIDAD INVESTIGATIVA A LA CABEZA DE UNA ACTIVIDAD SOCIAL
Enviado por silvia0104 • 9 de Febrero de 2017 • Trabajo • 1.069 Palabras (5 Páginas) • 313 Visitas
INTEGRIDAD INVESTIGATIVA A LA CABEZA DE UNA ACTIVIDAD SOCIAL
Silvia Liliana Ortiz Sánchez, Contadora Pública, Especialista en Gestión Gerencial,
“En el constante crecimiento intelectual en el que se encuentra la humanidad, el principal actor es el investigador, el cual, en su función social marca las pautas para arrancar el vehículo que conduce al progreso y plantee soluciones cada vez que se dañe el motor. Es por esto, que esta pieza tan fundamental en este engranaje no puede estar desaceitada por prepotencia o el egocentrismo y, por el contrario, se debe ajustar con la necesidad de dudar, con la responsabilidad, la honestidad y muchas herramientas más”.
Silvia Liliana Ortiz Sánchez
Al marchar sobre el sentido de la actividad científica, es el sujeto quién elabora el conocimiento; al mismo tiempo investigador, científico, ciudadano, hombre de su tiempo, vinculado a un determinado grupo social, quien se sumerge en la escuela de la vida para formarse y desprenderse de ataduras irruptoras de su investigación, demostrando que antes que una labor, la investigación es vivir.
El investigador no es más que una persona que necesita desarrollar cualidades y actitudes para interactuar en el medio donde se encuentra, proporcionando así nuevos conocimientos mediante principios, leyes e indagaciones que dependiendo de su interés lo ubican en la cima que es la integridad, proyectada en la producción eficaz de sus resultados.
Es por ello que el enriquecimiento del investigador está sujeto a unas cualidades que según Ander Egg[1], se clasifican en potenciales tales como: espíritu y rigor científico, imaginación creadora, capacidad de observación inteligencia deductiva, dotes para la convivencia, orden, disciplina y autoridad y las de formación como: conocer la ciencia, dominar la tecnología, manejar las técnicas de investigación, traducir la literatura científica, conversar con fluidez algunos de los idiomas de extenso uso científico, distinguir la técnicas de la documentación científica, proyectar el plan de investigación adecuado para un problema determinado, redactar un informe científico técnico según las normas generalmente aceptadas. De tal forma que las primeras le dan la capacidad de de dudar de proyectos anteriores, refutar conceptos antiguos y erróneos dando la posibilidad de establecer nuevas teorías, pues lo llevan a determinar un compromiso con la sociedad y al mismo tiempo dar soluciones veraces y trascendentales; y las segundas, le permiten producir investigaciones de mayor calidad con base en un conocimiento sólido que edifique su progreso y garantice sus logros.
De igual forma no se puede olvidar lo que dice Eduardo Primo: “la esencia de la actitud científica es la búsqueda de la verdad y curiosidad insaciable”[2], herramienta con las cuales el progreso del investigador se viste de constancia y perseverancia, sin importar que sus resultados se derriben después de gran trabajo, al encontrar inconsistencias poco aptas para la alimentación en la solución de su problema, reconociendo de esta forma que la verdad hallada es relativa e indeterminante en cualquier investigación.
Por ello podríamos decir que el eje central de una investigación, no es solamente el objeto, sino también el sujeto, quien conoce, interpreta, le da sentido a los fenómenos y explica el mundo. Motivo por el cual, el investigador necesita en su formación integral unas actitudes y valores que lo lleven a producir un conocimiento valioso para la humanidad, mostrando así que el ejercicio de conocer, exige y afianza.
Hoy por hoy no debemos ver a los investigadores sólo como cajas de conocimientos, métodos y técnicas, sino como velas para encender, que iluminan a la sociedad con aquella actividad reflejo de los frutos de su vocación, que es y debe ser siempre un estilo de vida.
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