Identidades Macroeconómicas

Desarrollo

           Todo país o comunidad suele tener un frente o autoridad a quién se le debe otorgar la toma de decisiones y el peso de estas sobre la sociedad, para así poder garantizar un desenvolvimiento de sus facultades en función de salvaguardar el bienestar de la misma en conjunto, y tener una base de donde apoyarnos, que al mismo tiempo no se convierta en algo que nos afecte a la larga. Aquí es donde vendría haciendo su aparición la división de poderes.

La división de poderes es un concepto que hace referencia a un sistema que permite la separación de las distintas atribuciones de un gobierno. A un estado con este tipo de características se lo denomina república y suele tener tres poderes, aunque pueden variar según el país, siendo estos el poder legislativo, el poder ejecutivo y el poder judicial. Desde un enfoque más originario, este concepto o iniciativa tuvo sus atisbos de la mano de Aristóteles, pero fueron Locke y, sobre todo, Montesquieu quienes plantearon esta clásica división.

Éstos plantearon que el poder y las decisiones no debían concentrarse para así poder evitar la temida tiranía. Así pues, se propuso que debían existir órganos de poder distintos que se controlarían unos a otros, todo siendo desarrollado en un sistema de equilibrio y contrapeso.

Con todo esto, llegamos a que ésta evidentemente representa una parte importante para el desarrollo y manejo adecuado de un país, ya que la división de poderes es lo que proporciona este equilibrio buscado, todo esto entre los diferentes poderes de un estado democrático, evitando la concentración de los poderes del Estado en una sola persona, órgano o corporación, lo que de no evitarse, evidentemente en un futuro podría posibilitar los abusos de autoridad y, con el tiempo, el surgimiento e instauración de un régimen autoritario o tiránico.

Con respecto al sistema de división de poderes de nuestro país, este se divide en: el poder legislativo, el poder ejecutivo, el poder judicial, el poder ciudadano y el poder electoral de los ciudadanos. Al principio el sistema Venezolano fue fiel a la división clásica de poderes de Locke y Montesquieu con los tres principales, ejecutivo, legislativo y judicial, hasta que en 1999 agregaron el electoral y ciudadano, estos dos últimos con el fin de otorgar competencias más específicas en el ciudadano para cuidar y centrarse en la comunidad debido al constante cambio y dificultades en las otras responsabilidades y el electoral para centrarse en la administración, manejo, control y vigilancia de las actividades de elección de los cargos de los poderes.

Evidentemente con los años se ha demostrado la prominente fragilidad del sistema de división en el país, no siendo compatible con los ideales principales de la división de poderes evidenciando un margen de error y debilidad en su estructura, no se delegan responsabilidades ni se complementan entre sí, existen imposiciones propias en tiranía, finalmente se probó un desequilibrio en los poderes públicos que tuvo y seguirá causando estragos en nuestra sociedad.

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