Indeterminacion, Diversidad y Complejidad
Enviado por Villegas23 • 21 de Julio de 2020 • Informe • 1.539 Palabras (7 Páginas) • 163 Visitas
- Explica los siguientes conceptos: indeterminación, diversidad y complejidad y argumenta su importancia en el mundo contemporáneo (2 punto) Rúbrica para calificar Explicación de los tres conceptos señalados=60% Argumentación de su importancia=40%
2. Desde la perspectiva de Michael Sandel, ¿cuáles son las bondades que podemos encontrar en una ética sustentada en la justicia y la vida buena en contraposición con aquellas que promueven el bienestar o la libertad? (2 punto) Rúbrica para calificar Exposición de cada una de las tres posturas=60% Argumentación en torno a las bondades=40%
3. Identifica y argumenta las diferencias entre ética y moral (1 punto) Rúbrica para calificar Identificación de diferencias=50% Argumentación en torno a las diferencias=50%
4. A qué se refiere Arjun Appadurai cuando dice que nadie puede entablar un diálogo sin asumir serios riesgos y qué estrategia propone para enfrentar tal situación.
El diálogo como punto medular de este análisis de lectura que en latín significa dialŏgus (que, a su vez, deriva de un vocablo griego), un diálogo describe a una conversación entre dos o más individuos, que exponen sus ideas o afectos de modo alternativo para intercambiar posturas. En ese sentido, un diálogo es también una discusión o contacto que surge con el propósito de lograr un acuerdo. Con esto el autor hindú Arjun Appadurai comenta en su teoría que existen diferentes tipos de riesgos con los cuales el primer riesgo del diálogo es que es posible que la otra parte no entienda lo que uno dice; el riesgo de malentendidos que para él resulta inherente a toda comunicación humana, y que se han desarrollado numerosas maneras de reducir tales riesgos. Argumenta que tratamos de escoger cuidadosamente nuestras palabras y acciones, que prestamos atención al lenguaje y la traducción, que tratamos de imaginar los presupuestos mentales de la otra parte; en suma: que intentamos ser lo más intersubjetivos posible y hallar el mejor modo de traspasar las fronteras entre el hablante y el oyente. Ni que decir tiene que, cuando nos tomamos el diálogo en serio, tratamos también de escuchar con el mismo enfoque mental, a fin de minimizar los riesgos de malentendidos o mala comunicación. El segundo riesgo del diálogo es exactamente el opuesto: el riesgo de que, de hecho, se nos entienda claramente. Esta paradoja se basa en cierta medida en la preocupación de que la otra parte sea capaz de ver más allá de nuestras expresiones superficiales y comprenda los motivos o intenciones que nosotros preferimos ocultar. Eso es siempre un riesgo en la era de la epistemología de la sospecha, que surge con Marx, Nietzsche y Freud. Pero el riesgo más profundo de ser plenamente comprendido es que la otra parte vea realmente nuestras convicciones más profundas, nuestras opiniones fundamentales e incluso nuestras dudas. La razón de que ello represente un riesgo es que el diálogo no versa sobre cualquier cosa. Para ser eficaz, el diálogo debe versar en cierta medida sobre un terreno común, un acuerdo selectivo y un consenso provisional. Así, cuando emprendemos el diálogo, debemos tener cuidado de no exigir demasiada comprensión o no ofrecer demasiado de nuestras convicciones más profundas. El diálogo, pues, debe implicar siempre una decisión acerca de la medida en que hay que exigir una negociación sobre lo fundamental. Existe aún otro riesgo más asociado al diálogo, y es la relación de éste con las diferencias internas de las partes que dialogan. Todos los individuos tienen dudas internas, diferencias y divisiones en su interior, como, por ejemplo, entre sus objetivos a corto y largo plazo, sus motivaciones más elevadas y más bajas, sus intereses conscientes e inconscientes, etc. En lo que se refiere a los riesgos del diálogo, el problema central de las diferencias internas es que no puede haber negociación con el otro sin una negociación paralela con uno mismo. Con la creación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, se produjo un fuerte incremento de la conciencia global del derecho a hablar, a ser protegido, a ser tratado con dignidad y a que se garantice una voz en la vida pública para todas las personas, independientemente de sus derechos de ciudadanía. Así, el riesgo del diálogo, desde este punto de vista, es que éste requiere un complicado cálculo a la hora de incorporar el debate interno en el diálogo con el otro. Si uno incorpora demasiado debate interno, su posición parece débil, ilegítima y acaso incoherente. Si incorpora demasiado poco, parece autoritario, arrogante o sencillamente increíble. En este sentido, el riesgo del verdadero diálogo es doble: caer en la Escila de la incoherencia o en la Caribdis del autoritarismo (Escila y Caribdis son dos monstruos marinos de la mitología griega situados en orillas opuestas de un estrecho canal de agua, tan cerca que los marineros intentando evitar a Caribdis pasarían muy cerca de Escila y viceversa), un buen punto de partida consiste en dedicar una auténtica reflexión a la cuestión del vínculo entre debates internos y externos. Ciertos debates internos lo son íntegramente, y tienen muy poca relación con negociaciones externas. Otros debates internos resultan tan profundos y dramáticos que no pueden incorporarse a ninguna clase de relación exterior. Sobre todo, debemos elegir los debates internos adecuados para llevarlos a la mesa de nuestros diálogos externos, ya que pueden representar una delicada guía hacia el marco en el que se puede encontrar un terreno común. En cambio, los debates inadecuados pueden llevarnos al territorio de las convicciones no negociables y el choque de unas ideologías convertidas en totalitarias. Pero no tenemos otra elección que aceptar ese riesgo y buscar el modo de gestionarlo. Para hacerlo, sugiere una estrategia de selectividad, de modo que no nos forcemos a nosotros mismos a compartir mutuamente nuestro lado humano en todo momento. La negociación mutua de las partes adecuadas de nuestra humanidad resulta tan prudente como suficiente para construir un marco de convivencia contingente y en evolución. Es importante pensar en el lenguaje, con el diálogo desde la educación, donde sea capaz de revelar la existencia humana, por lo cual se muestra a un individuo frágil que muere, pero que, por medio de su palabra, su escritura, revive como el ave fénix y emprende de nuevo un viaje hacia lo desconocido; claro, con miedos, pero también con fortalezas, capaz de enfrentar su realidad y permitirle desinhibirse de su egoísmo, que hace que se estanque el florecimiento de lo diferente. Por medio del dialogo se discute asuntos o problemas que permiten llegar acuerdos de encontrar soluciones, para que así el lenguaje busque otros aspectos importantes de expresar opiniones de esta forma se puede hablar del debate, donde le permite al hombre tratar de refutar aspectos personales para tratar de canalizar problemáticas que sean llevadas muchas veces en toma de conciencia, más sin embargo, hoy en día el debate siendo un acto comunicativo, se lo ha tomado de forma fútil donde más que dialogar se lleva actos de incrementar conflictos sin ser aportadores de posibles soluciones. Por eso considero que los cimientos de una buena educación donde se concretice, educar y ordenar a la sociedad en diferentes ámbitos institucionales, entre estos están: el foro, la entrevista, simposio, el panel, conferencias, mesas redondas; hay que atreverse a sacar lo interno a lo externo con inteligencia, mesura y respeto para así idealizar la correcta forma de dialogar sin ignorancia, argumentar sin fanatizar y concluir sin ofender. Claramente esto lo comento porque hay formas y tiempos, y personalmente hablando me refiero a la forma correcta de entablar una conversación con base en el diálogo, en la licenciatura en derecho esto es clave,
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