Instrumentos de investigación en comunicación ejemplos
Enviado por miguelpmayorga • 8 de Noviembre de 2020 • Trabajo • 1.907 Palabras (8 Páginas) • 82 Visitas
Descripción audio
0:03 Clip: Pase de abordar.
Nota aclaratoria. Para tomar un vuelo en octubre del año 2020 debes tener muy presente que al aeropuerto debes llegar con el pase de abordar físico o digital para permitir tu ingreso, de lo contrario no podrás viajar porque se están cumpliendo estrictos protocolos que no permiten ingresar a acompañantes o no viajeros.
0:14 Entrada 1
Es jueves 8 de octubre del 2020, son las 3:26pm y me encuentro de pie haciendo fila para el check in con Avianca. Además del debido pase de abordar o comprobante de que vas a viajar debes llevar tu tapabocas, que es tal vez lo más esencial en estas circunstancias, porque nos encontramos en medio de una pandemia global que ha contagiado alrededor de 43 millones de personas, casi la población total de Colombia, y ha cobrado la vida de mucho más de un millón de seres humanos.
0:04 Párate aquí
El distanciamiento social es la manera de cuidarnos, además de aplicarte alcohol, gel antibacterial y lavar tus manos. ¡Se me olvidaba! Antes de ingresar al aeropuerto registran tu temperatura corporal que no debe superar los 38°C.
0:14 Desde ventana a parqueadero
Continuemos, me encuentro en la calurosa ciudad de Cúcuta, en el aeropuerto que lleva por nombre a quien es considerado el fundador de la aviación colombiana, orgullo nortesantandereano, Camilo Daza.
0:15 Sillas sala de espera
Como ven en la sala de espera estamos distanciados, hay dos sillas de separación o sillas vacías entre viajeros. Debo esperar 30 minutos a que inicie el llamado para abordar el avión. Y mientras espero pienso en que lo volveré a ver.
0:14 Recorrido puerta de embarque
4:39 pm Ya estoy camino al avión que me llevará. Valió la pena la fila para registrar las maletas, que por cierto en estos tiempos solo te permiten llevar un artículo de mano, las otras maletas sean grandes o pequeñas se deben registrar en bodega y se advierte al pasajero que solo por esta circunstancia no cobran tu maleta demás. ¡que considerados! El resto del proceso fue igual, el escáner de rayos x, el paso por la seguridad y estar finalmente a segundos de entrar por la puerta del avión.
0:09 Avión
0:12 Sillas y cinturón de seguridad
¡Por fin! Ya dentro del avión. Es un mito que dentro de los aviones en 2020 se deja una silla de distancia, aquí parece que todo sigue igual a excepción de que todos llevamos un tapabocas.
0:10 Pantalla
Pueden ver mi única maleta permitida: un morral que me acompañará en la aventura que está por comenzar. Cada vez esta más cerca verlo nuevamente.
0:05 Pista y ala avión
A través de mi ventana pienso que han transcurrido más de 10 meses en que no lo veo, en que no estamos juntos. Y aunque el internet acorte las distancias yo necesito verlo, necesito sostener su mano y escuchar su corazón latir.
0:15 Pista en movimiento
5:03pm el avión se pone en marcha, al igual que mi corazón se acelera, nunca me ha dado miedo montar en avión, pero esta vez se siente diferente, llevaba mucho tiempo sin estar sentada aquí. Las ruedas empiezan a moverse por la pista y el ocaso se empieza a divisar por el paisaje cucuteño que ya pronto no veré más.
0:15 Despegue
Este viaje tan anhelado me ha producido asombro, curiosidad y una sensación en el estomago de cuando se descubre algo. Me pregunto cómo carajos es posible que en menos de una hora recorra los 556KM que separan Cúcuta de Bogotá, porque si hubiese tomado un bus como medio de transporte tendría que esperar alrededor de 17 horas y 50 minutos el trayecto además del incesante mareo que me producen las curvas de la ruta Pamplona- Bucaramanga. Gracias a Dios puedo volar y estar aquí.
0:15 Vista aérea de Cúcuta
¿Volar? Sí, El sueño de volar. Tal vez cuando éramos niños todos soñábamos con volar, tener nuestras propias alas y llegar al colegio volando. Todo esto me recuerda a un verdadero soñador, de esos que nacen una vez cada cien años.
Hace más de cien años, en 1919, el joven pamplonés Camilo Daza recibía su diploma de aviador y mecánico aeronáutico. A los doce años de edad, inspirado en la hazaña de los hermanos Wright, Camilo Daza quiso volar valiéndose de un armazón a manera de alas, con las que se lanzó al vacío desde el altillo de su casa campestre, con resultados que pudieron haberle costado la vida. Su padre lo envió a Estados Unidos a estudiar ingeniería mecánica. Pero apenas llegó a Norteamérica, Camilo le escribió una carta en la cual le dijo que no podía vivir sin ser aviador. Esto causó la supresión del apoyo paterno. Trabajó entonces duramente en una panadería, en la factoría eléctrica Westinghouse, en una fábrica de botones y hasta en labores de embalaje. Así se costeó el aprendizaje básico de pilotaje en la escuela Curtiss Aircraft Corporation. Una tarde, en 1920, regresó Camilo a Cúcuta. El muchacho que siete años atrás había dejado su provincia, se había convertido en un hombre de 1.85 metros de estatura. A su regreso a Colombia, impulsó la fundación de la Sociedad Nortesantandereana de Aviación. Dueño de un avión , Daza llevó a cabo numerosos vuelos regionales, extendió después sus viajes a Bucaramanga y Chiquinquirá, hasta su llegada a Bogotá, donde estableció su base de operaciones en la ejecución de vuelos diarios, transportando pasajeros ávidos de experimentar la emoción de las alturas. el gobierno nacional lo nombró director técnico para las obras de construcción del nuevo aeropuerto internacional El Dorado, en la capital colombiana, a las que aportó su infatigable dedicación.
Se aproximaba a los 63 años de vida, cuando superó la barrera del sonido en vuelo, en 1975 con el poder de su ejemplo hasta los propios linderos de la muerte, se selló una existencia extraordinaria en la historia de la aviación de Colombia.
0:15 Vista aérea montañas
0:14 Nubes
0:15 Nubes
0:15 Nubes
0:14 Nubes y puesta de sol
0:15 Puesta de sol
0:15 Vista prado verde
0:14 Aterrizaje al Dorado
5:50 pm en El Dorado.
0:10 Fila distanciamiento
6:10pm y todos los pasajeros de vuelos domésticos debemos hacer una fila con distanciamiento social para pasar por la cámara que registra la temperatura corporal individual.
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