Interpretación de Acto 9 de julio en embajador Martini

INTERPRETACION DE ACTO 9 DE JULIO EN EMBAJADOR MARTINI

Una distinguida dama, Doña Francisca Bazán de Laguna, que es la dueña de la casa que se encuentra en Tucumán, estaba muy preocupada en la mañana. Caminaba, caminaba y miraba qué arreglos podía hacer en su salón. Ella va a recibir a diferentes representantes, de ciudades lejanos en pocos días llegarán.

Ellos, Francisco Laprida, Justo Santa María de Oro, Tomás Manuel Anchorena, Juan José Paso, José de Arreguera, Pedro Medrano, Cayetano José Rodríguez, Antonio Sáenz, entre otros. Ellos son los congresales que se reunirán para lograr nuestra independencia. Después de saludar a Doña Francisca, ella se va a preparar algún cóctel para poder invitar a los caballeros.

Pero mientras tanto en la casa, estos hombres están muy preocupados. Piensan, separan, caminan, buscan soluciones, miran para arriba, miran para abajo, miran por todos lados. Cansados de recorrer su casa y buscar soluciones, se sientan para seguir pensando qué solución puede encontrar.

Pero mientras tanto, fuera de la casa, aparecen unas damas muy coquetas. Aitana, Jasmín, Malena, Catalina, Martina, Alina, Ernestina, Guillermina, Jasmín, Chiara y Alma, que caminaban junto a unos caballeros luciendo sus lujosos y hermosos, coloridos y elegantes trajes de damas antiguas. Caminaban y caminaban, pero a la vez trataban de escuchar qué pasaba en la casa.

Trataban de estirar, pero no encontraban respuesta. Cansadas, se agrupaban en diferentes sectores y esperaban una solución que podían traer estos congresales. Pero desde adentro de la casa se podían escuchar gritos, movimientos, los congresales se paraban nuevamente, seguían pensando, seguían caminando por todos los lugares de la casa, buscaban soluciones y seguían buscando soluciones.

Miraban otra vez para arriba, miraban para abajo, por todos lados. Cansados ya se volvían a sentar, seguían charlando entre ellos, hasta que por fin votan y leen el Acta de la Independencia. Declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indudable en estas provincias, romper los violentos vínculos que la obligaban a los reyes de España y ser de esta manera una nación libre e independiente.

Y así todos los caballeros que estaban reunidos en la casa se saludaban emocionados. Una vez que todos se saludaron, se volvieron a sentar y uno a uno fue firmando el Acta de la Independencia. Inmediatamente algunos congresales salen a contarle al pueblo y gritan bien fuerte ¡Estamos libres! ¡Somos independientes! El pueblo alegre festeja, saluda, se abraza y al fin pudimos lograr esta independencia.

Todo en aquel Tucumán era alegría, todo era festejo, la noticia une a todos los presentes, recorre toda la ciudad y en cada rincón y en cada lugar se puede escuchar a Viva Voz. ¡Viva!

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