Investigación: las mayores brechas culturales están dentro de los países, no entre ellos

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GESTIÓN INTERCULTURAL

Investigación: las mayores brechas culturales están dentro de los países, no entre ellos

por Bradley Kirkman, Vas Taras y Piers Steel

REIMPRESIÓN H02WII PUBLICADO EN HBR.ORG

18 DE MAYO DE 2016

Cuando hablamos de la gestión en culturas diversas, tendemos a pensar que las palabras “cultura” y “país” pueden intercambiarse. Por ejemplo, es una noción ampliamente aceptada que, en los países orientales como China y Japón, las normas culturales dictan que la armonía del grupo tiene prioridad sobre el reconocimiento y los logros individuales en el lugar de trabajo, mientras que, en los países occidentales, como los Estados Unidos y Alemania, se hace mayor hincapié en los logros y el rendimiento individuales. Por lo tanto, al hablar de las creencias, normas, valores, comportamientos y prácticas relacionadas con el trabajo, los gerentes se refieren a la “cultura japonesa” o a la “forma estadounidense” de hacer las cosas. La suposición de que “país es igual a cultura” da como resultado que los gerentes expatriados intenten hacer las cosas al estilo japonés en Japón, a la manera brasileña en Brasil, y así sucesivamente.

Hace poco publicamos un estudio en la Management International Review en el que desafiamos este entendimiento común. Utilizamos una herramienta de investigación llamada “meta-análisis”

(básicamente, un estudio de estudios) para analizar 558 estudios existentes realizados en los últimos 35 años sobre los valores relacionados con el trabajo, que abarcan 32 países de todo el mundo, incluidos los Estados Unidos, Brasil, Francia, Sudáfrica y China. Los cuatro valores relacionados con el trabajo abordaron la importancia que las personas de cada país otorgan a lo siguiente:

1. Individuos versus grupos

1. Jerarquía y estatus en las empresas

1. Tener la mayor certeza posible en el trabajo

1. Riqueza material, confianza y competencia versus bienestar social y armonía en las relaciones

Mediante estos cuatro valores relacionados con el trabajo, descubrimos que el país es, en realidad, un “recipiente” de cultura muy pobre. Comparamos el alcance de las diferencias en los valores dentro de cada país con el alcance de las diferencias entre países. Si el país fuera un buen recipiente de cultura, esperaríamos menos diferencias dentro del país (es decir, las personas de cada país tienen valores compartidos similares) y más diferencias entre países (es decir, las personas de un país tienen valores

diferentes de las de otro). Curiosamente, descubrimos lo contrario. En concreto, más del 80 % de las diferencias en estos valores se encontraron dentro de los países, y menos del 20 % de las diferencias, entre países. Una de las razones de esto son las décadas de inmigración entre países, lo que lleva a una mayor diversidad de valores dentro de los países.

Esto significa dos cosas importantes. Por un lado, hablar de una cultura “japonesa”, “estadounidense” o “brasileña” deja mucho margen para el error. Con estas grandes diferencias entre los valores relacionados con el trabajo dentro de cada país, la idea de que se puede generalizar sobre la cultura de trabajo de un país es simplemente errónea. Además, es probable que un estadounidense que camina por la calle en Shanghái se encuentre con muchos chinos con valores más cercanos a los suyos que a una cultura china “promedio”. Dar por sentado que los estereotipos culturales nacionales se aplican a la mayoría de las personas de un país simplemente no funciona.

Una vez que determinamos que el país era un recipiente muy pobre de cultura, preguntamos qué otros potenciales recipientes de cultura podrían ser superiores al país. En otras palabras, si las culturas del lugar de trabajo no se agrupan claramente dentro de las fronteras nacionales, ¿qué determina cómo se agrupan? Para responder a esta pregunta, comparamos la cultura con otros 17 posibles recipientes, incluidas características personales como el género, la edad, la generación, la cantidad de años de educación, la ocupación y el estatus socioeconómico, y características ambientales como la libertad civil y política, la libertad económica, el PBI per cápita, el índice de desarrollo humano, el índice de globalización, el desempleo de larga duración, la urbanización, la desigualdad de ingresos (utilizando

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