Jornaleros y boicot agrícola

Jornaleros impulsan un boicot agrícola

Olga Aragón y Javier Cruz

(Reseña)

En México siempre ha existido un desnivel social claramente establecido entre las clases del país, teniendo como ejemplos principales las cantidades de salario, prestaciones, privilegios y servicios por parte del gobierno.

Este sábado 25 de abril del año en curso, se dio a conocer en “La Jornada”, la continuación del movimiento que iniciaron 7,000 jornaleros, con el fin de aumentar su salario a $200 MN por día; algunas de las acciones tomadas fueron el realizar un boicot a la compra de fresas, moras y productos hortícolas de esta región en los mercados internacionales y del país; estorbar en las elecciones y continuar el paro general de labores iniciado el 17 de marzo y para unirse a la huelga general de los próximos días.

Ante la insistencia y la rápida propagación de los trabajadores, los gobiernos federal y de San Quintín, Baja California, decidieron tomar acciones positivas que se darán a conocer el próximo 8 de mayo del año en curso.

Entre las personas que llevaron a cabo  la primera reunión de la mesa de diálogo, se encontraron Fidel Sánchez Gabriel, vocero de la Alianza Nacional de Organizaciones Nacional, Estatal y Municipal por la Justicia Social; y el representante del gobierno de la República, Luis Enrique Miranda Nava.

En esta reunión, se tomaron en consideración (aunque aún imprecisas) muchas opciones que servirían de respuesta a las demandas. Por ejemplo: incremento salarial del 15% al 20%, un fideicomiso especial, seguro social para los trabajadores y escuelas para los hijos de los jornaleros.

En esta ocasión, yo pienso que el gobierno está tratando de “apagar el fuego” antes de que se propague, como lo hizo el caso de los normalistas en Ayotzinapa. Si bien exagero, pues son casos totalmente diferentes y de nivel socio-político muy separado. Sin embargo, hay un par de cosas que ambos casos tienen en común: miedo y poder.

Si bien, el gobierno ha tratado de dar a conocer sus obras positivas, ha mantenido “comiendo de su mano” al pueblo, con sus aumentos en los impuestos, gasolina y víveres. Por ello, cuando las personas se inquietan y levantan la voz, nuestros gobernantes entran en pánico dejando en su mente solo dos opciones: ceder o distraer; distraer al pueblo del acontecimiento principal dándoles otra cosa de que hablar, un escándalo aún más grande. O bien, ceder ante las peticiones de la gente, como se pretende hacer en este caso de los jornaleros.

Entre las variadas organizaciones y sindicatos que trabajaron en conjunto para llegar a un acuerdo, se trata de implementar el trato amigable, el buen ver.

Se podría decir que fue un final satisfactorio, sin embargo tiene repercusiones que mucha gente no ve, como por ejemplo, al contratar más enfermeras para el trato de los trabajadores, implicaría dividir los ingresos del seguro entre más personas, disminuyendo el salario de los y las trabajadoras pertinentes, iniciando así otro proceso de desagrado, enojo y desacuerdo.

Quisiera decir que me alegra saber que esta vez el gobierno tomará acciones en favor del pueblo y que tomarán la iniciativa de ayudar por el simple hecho de hacerlo. Pero siendo honestos, ni el IMSS, la STPS o la CNDH, son lo suficientemente altruistas como para llevar a cabo estas acciones sin obtener algo a beneficio propio.

Marchan miles por un día de trabajo y mejores salarios

Mireya Cuéllar

(Reseña)

Enfocándonos el levantamiento pacífico que realizaron más de 5,000 jornaleros de San Quintín el pasado 17 de marzo del año en curso, con el fin de obtener un aumento de salario y otro privilegio que se mencionará más adelante, cabe destacar la larga travesía que decidieron recorrer: cerca de 22 kilómetros sobre la carretera transpeninsular, que es la que une a Tijuana con la parte norte de Baja California Sur.

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