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Juan de Mariana discurso


Enviado por   •  15 de Diciembre de 2022  •  Apuntes  •  1.035 Palabras (5 Páginas)  •  193 Visitas

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Juan de Mariana, “si la potestad del rey es mayor que la de la comunidad”

        Entramos a discutir un problema grave, complejo y embrollado, tanto más difícil de abordar cuanto que no hay todavía ningún camino desbrozado que podamos seguir. La cuestión es si la autoridad del rey es mayor que la de toda la comunidad política en la que gobierna. Es un tema resbaladizo y peligroso, pues cualquiera sea la opinión que manifestemos, se nos puede imputar o que hemos querido lisonjear a los príncipes de los que depende la vida y la muerte de los ciudadanos, o que hemos querido ofenderlos.

        … En mi opinión, la potestad regia, en cuanto es legítima ha sido establecida por el consentimiento de los ciudadanos; así, los primeros reyes o gobernantes fueron elevados por este medio al ejercicio del poder, y por ello estimo que debió ser limitado por leyes o normas que se estimaron necesarias para que el poder no se salga de sus límites, en perjuicio de los que están sometidos y degenere en tiranía. Como refiere Aristóteles, entre los griegos, los lacedemonios sólo confiaron a sus reyes la dirección de la guerra y el cuidado y el misterio de las cosas sagradas. Y de la misma forma pensaron en un tiempo más reciente los aragoneses en España, tan celosos de su libertad que creen que las libertades se amenguan cuando se hace alguna pequeña concesión. Y así, los aragoneses establecieron un estrato intermedio entre el rey y el pueblo, a la manera de los tribunos, llamado popularmente Justicia de Aragón, que, armado con las leyes y con la autoridad del pueblo mantuviera la potestad regia dentro de ciertos límites. Esta función era encomendada a algún noble para que no hubiera engaño si alguna vez el pueblo estimaba oportuno reunirse sin conocimiento del rey para defender las leyes o su libertad.

        …Muchos conceden que el rey es la cabeza y el jefe gobernante de la comunidad, y que como tal tiene una autoridad suprema y máxima para gestionar los negocios del Estado, bien para declarar la guerra a los enemigos, bien para proteger los derechos de los súbditos en la paz…Pero los mismos [que atribuyen al rey una potestad mayor que cada uno de los ciudadanos o que todo el pueblo], niegan al rey el poder de mandar con una misma autoridad si toda la comunidad política o quienes la representan, esto es, los notables escogidos por todas las clases del Estado, se reúnen en un lugar para deliberar qué sea más conveniente para el bien público.

        Y TENEMOS LA PRUEBA EN LA MISMA España, donde el rey no puede imponer tributos sin el consentimiento de los representantes del pueblo. Podrá, para atraerlos, usar de las más varias mañas, concediéndoles premios, o atemorizándolos o solicitándoles con palabras halagüeñas, esperanzas o promesas…, pero si, no obstante, los representantes se resistieran, se ha de estar más bien al juicio de las cortes que a la voluntad del rey. Y lo mismo se puede decir de la sanción de las leyes (…) Y aún más claramente: cuando se designa sucesor con el juramento de los brazos del pueblo, la elección, corresponde al pueblo y no al príncipe, sobre todo si el rey no tiene descendencia ni parientes colaterales y ha de pasar el trono a otra familia.

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