LA GLOBALIZACIÓN Y LA COLONIZACIÓN CULTURAL

Las nuevas tecnologías de la comunicación y la información han posibilitado la expansión de la globalización económica, que a su vez promueve el crecimiento e innovación de dichas tecnologías. Como consecuencia de esa expansión a nivel planetario de la economía de mercado, se han producido, en el ámbito de la industria de la comunicación, una concentración de empresas de tal manera que algunas multinacionales se hacen con todo el mercado audiovisual y de la comunicación. Si antes había empresas que producían películas de cine, por ejemplo, otras distribuían ese producto y otras lo publicitaban, ahora recaen en las mismas manos todos esos procesos hasta llegar al consumidor. La consecuencia principal de este tipo de fusiones según Torralba (2007) es que se corre el peligro de que sea una única imagen la que ocupe todas las pantallas del mundo. Es decir, cuanto más se concentra ese poder informativo en pocas manos, más homogénea es la imagen del mundo que se nos ofrece, y por lo tanto tenemos menos capacidad de decisión libre. De esta manera, las empresas que realizan, crean y venden productos audiovisuales como informativos, cine, o programas de entretenimiento, nos van a imponer una serie de valores mediante la visión del mundo que difunden. En este sentido, tal y como señala Solano (2004), es suficientemente conocido que el negocio de la información, en lo concerniente a noticias, está en manos de unas pocas multinacionales del periodismo, principalmente estadounidenses (agencias como Asóciated Press, Reuters, etc). Es decir, son estas las empresas que marcan la “agenda” de lo que se tiene que hablar y por consiguiente de lo que se tiene que pensar. Lo que conocemos de lo que pasa en el mundo es lo que ellos nos muestran, y a veces no interesa que conozcamos ciertas noticias y por eso no las difunden. Nuestra visión y conocimiento de la realidad está sesgada en función de unos intereses espúreos. Por ejemplo, ¿Por qué ahora a los telediarios no dan noticias de Darfur? ¿Es que ya se ha solucionado el problema? ¿Es que es más importante saber si la sombra de la marmota americana pronostica un invierno largo? Yo creo que no, sin embargo, todos los años nos largan el reportaje de las narices de la puñetera marmota y otras noticias de igual calado periodístico (¡Cómo olvidar a los gatos que cantan villancicos!). Durante los años de la Movida, en España se acuñó un axioma que resume perfectamente lo que intento explicar: “si no sales en el País, no existes” (por aquel entonces el periódico el País, era el escaparate de la modernidad), es decir, si no se habla de algo es que no existe.

Pues bien, a través de los medios de comunicación, los valores, que forman parte de la cultura norteamericana están invadiendo nuestro entorno cultural y sustituyendo valores y formas de comportamiento propias, y dirigiéndonos indefectiblemente hacia el consumo, ya que ese es el objetivo de la globalización.

Siguiendo a Torralba (2007), en esa colonización cultural, en la que no existe una receptividad pasiva por parte del colonizado, se da una adaptación de los propios valores culturales a las influencias externas. Pero a pesar de esa tibia resistencia, los síntomas de homogenización

...