LA PAZ SE CONTRUYE ENTRE VARIOS.

LA PAZ NO ES COMPROMISO SOLO DE ALGUNOS

María Fernanda Aguilar Monzón- Estudiante de contaduría publica

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Como sociedad nos hemos acostumbrado a señalarnos unos a otros, pero no estamos al pendiente de que es lo que esta ocurriendo al interior de nuestros hogares, ¿en que tipo de seres humanos nos estamos convirtiendo? , doble moralistas?, en la caja menor de los dirigentes?, así es como se está construyendo un país que pide de rodillas paz, y no solo es por la guerra que no hemos podido crecer como país, sino por la cultura tan ambiciosa y cruel a la que nos acostumbramos año tras año, elección tras elección, ¿nos convertimos en cómplices sin saberlo?, hemos recorrido una senda peligrosa siendo la madriguera de nacimiento de la corrupción, el cáncer que a hecho metástasis en Colombia, pues no hay Distrito, Departamento y municipio que desconozca esta cruel enfermedad, a la cual la tierra ha sido fuerte pues no hay cuerpo que lo resista tanto como lo ha hecho este país, la codicia inherente, uno de los síntomas más relevantes de la corrupción a llevado en una cadena de felicidad a los dirigentes, a los que tienen como llegar alto, por apellidos, herencias y por supuesto por dinero, aquellos que hacen contrataciones públicas por conveniencia y por guardar la “amistad”, aquellos que no respetan la voz del pueblo, y aquellos que son cómplices del clientelismo.

Es así como decae cada vez más la credibilidad no solo en los colombianos, sino en las profesiones que se ven involucradas en los embrollos de la corrupción, pues ahora la salida de moda es saquear al país, y sumirlo en un rio enlodado y seco, seco por causas de desvíos de dineros, por la complicidad de no denunciar, del simple escandalo periodístico, de las amonestaciones sin viabilidad, del discurso político sin trasfondos colectivos, de hablar con la mentira primero, de no ser leal, de ser parte de un régimen fiscal complaciente, de vender su ética por un puesto laboral, de no corregirse ni educarse, de no ser honesto ni consigo mismo, de guardar silencio ante la impunidad nos hicimos cómplices, es imposible pretender acabar con la corrupción utilizando medidas jurídicas y administrativas  cuando registran un estándar de gobierno sin cambio alguno. Dejar de señalarnos es la clave, porque la culpa no la tiene el, ella, usted o yo la culpa la tenemos todos nosotros, la sociedad impasible que se a mantenido en un mismo régimen de descuido todo por una moralidad no perteneciente, impuesta desde la familia y la escuela, no dejando ser libres, ni autónomos, sino absorbentes de una autoridad, de una religión, de un partido político, de la palanca, y de la mentira.

La ética no debe ser tan difícil de aplicar cuando se a vivido o visto el hambre, la ruina y el olvido de muchos lugares de Colombia por culpa de la corrupción, es así como se debe empezar a garantizar un mejor país, creciendo desde la raíz, alimentando con honestidad y lealtad nuestras generaciones, es un proceso que necesita de profesionales éticos, inteligentes y audaces para hacer el bien y ser un país realmente importante por nuestros resultados positivos.

Tenemos y Debemos recapacitar, comprender la situación de nuestra sociedad, es importante examinar las causas, ayudar a buscar como eliminar el nacimiento de esas mismas, culturizarnos de forma personal y colectiva, y comenzar ya, un nuevo honesto y sincero sendero de equidad e igualdad, de respeto a los derechos de los demás, de solidificar la educación, salud, sin excusa alguna. Sin olvidar el amor y la solidaridad al país, la que se merece realmente, pues con esas cualidades seguramente llegue al éxito de la transparencia y transformación social.

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