LA REALIDAD EN COLOMBIA Y LA POSIBLE ADOPCIÓN DE UNA ADMINISTRACIÓN CIENTÍFICA
Enviado por kamigarcia22 • 3 de Febrero de 2019 • Trabajo • 2.014 Palabras (9 Páginas) • 92 Visitas
LA REALIDAD EN COLOMBIA Y LA POSIBLE ADOPCIÓN DE UNA ADMINISTRACIÓN CIENTÍFICA
(Colombia’s reality and the possible adoption of a scientific management)
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*Escuela de Ingeniería de Industrial, UPTC. diana.rincon04@uptc.edu.co.
(Marzo 15 de 2018)
Resumen: Con el presente artículo se pretende hacer un recuento de los postulados de Frederick Winslow Taylor consolidados en el libro Principios de la administración científica y cómo la realidad de las personas y las empresas en Colombia afecta en la posible implementación de este tipo de administración. | Abstract: With this article I pretend to scrutinize the Frederick Winslow Taylor’s statements consigned in The principles of scientific management book and how the people and companies’ reality in Colombia affects the possible implementation of this type of administration. | |
Palabras clave: Administración científica, taylorismo, productividad, eficiencia, estandarización, planeación, cooperación. | Key words: Scientific management, Taylorism, productivity, efficiency, standardization, planning, cooperation. |
1. INTRODUCCIÓN
Para poder hablar de lo que podría suceder con la implementación del taylorismo en Colombia, es necesario, primero, conocer los diferentes postulados de Taylor consolidados en el libro Principios de la administración científica, donde se afirma que el objetivo principal de la administración es obtener la máxima prosperidad para trabajadores y empleadores; lo que implica el desarrollo de toda la organización para obtener elevados niveles de excelencia. La máxima prosperidad sólo se obtendrá cuando se den los máximos niveles de productividad, es decir, que cada hombre y cada máquina laboren a su mayor capacidad, lo que se logra mediante la capacitación de la mano de obra.
Aunque en la mayoría de organizaciones se crea que la dirección y los empleados tienen intereses aparte, en la administración científica se considera que son los mismos, no se pueden obtener unos sin los otros y es posible darle a cada uno lo que desea. La cooperación entre la dirección y el empleado generará un aumento en el rendimiento de hombres y máquinas lo que a su vez se verá reflejado en un incremento en los salarios, en la participación en el mercado y una disminución en los costos de producción y en las jornadas laborales.
Para lograr que los trabajadores laboren de manera eficiente se deben cambiar tres aspectos, a saber: el primero es la mala creencia, que promueven los líderes de sindicatos, de que, si se trabaja con una mayor rapidez, se dejará sin trabajo a varios operarios. El segundo se refiere a los malos sistemas administrativos donde se manejan con igualdad todos los operarios, agiles o lentos, que originan que todos los trabajadores opten por un, como lo nombra el autor, “bajo rendimiento sistemático” en donde cada operario baja su rendimiento al mínimo porque su salario será el mismo que el del trabajador lento. El tercer aspecto es el empleo de métodos empíricos en la realización de las distintas labores, lo que debe ser reemplazado por sistemas científicos, que la faciliten y agilicen, concebidos mediante el estudio de tiempos y movimientos que permita estandarizar los instrumentos y los procedimientos para realizar cada tarea. Para que el trabajo se dé usando sistemas científicos, es necesario que la dirección enseñe y guie al operario en todo momento, esta colaboración es la base de la administración científica moderna y permite superar los obstáculos mencionados anteriormente.
La administración científica se contrapone a la administración clásica donde se deja a consideración de cada trabajador la mejor forma de realizar su labor en base al conocimiento empírico que posee y el trabajo de la dirección es buscar que cada empleado haga uso de todo este conocimiento para que efectúe la tarea de forma que dé su máximo rendimiento, es decir, que trabaje con iniciativa, para lo cual emplean estímulos en forma de ascensos, menos horas laborales o mayores salarios en primas o bonificaciones, por lo que el autor la nombra administración de iniciativa e incentivo. Esta administración tiene éxito, se logra eficiencia, sólo si se consigue la iniciativa del trabajador, mientras que en la administración científica se alcanza estableciendo uniformidad en los procesos a partir de leyes, reglas y fórmulas, originando nuevas obligaciones para los directivos: crear una ciencia para cada elemento del trabajo, escoger y capacitar al trabajador, colaborar con el operario en la aplicación de la ciencia creada, compartir responsabilidades con los trabajadores.
Todo trabajo es planificado por los directivos, teniendo en cuenta las capacidades de cada trabajador, puesto debe ser tratado como un individuo y no de forma colectiva, se establece el qué, cómo y en cuánto tiempo debe hacerse, y siempre que el operario cumpla con esto se verá reflejado en un incremento de su salario base y, más importante, en el desarrollo de su ambición personal, lo que hará que se esfuerce por ser cada día mejor.
Taylor advierte que el desarrollo de la administración científica requiere de registros, sistemas y colaboración por parte de todos los que componen la organización, por lo que se debe estar dispuesto a invertir dinero y tiempo en este proceso y, aunque la mejora de las máquinas y las herramientas, se puede dar de una manera fácil y rápida, el cambio de actitud y hábitos de las personas, tanto de directivos como de obreros, es demorado debido a que se puede presentar renuencia al cambio, por lo que se debe ser consciente de que la transición y, por lo tanto, los beneficios para obreros, directivos y consumidores, se verán a largo plazo.
Por último, Taylor afirma que como la adopción de la administración científica permitirá que se disminuyan las tazas de desempleo, se mejoren salarios y se disminuyan las jornadas laborales, se contará con espacio para la educación y el esparcimiento; pero el beneficio primordial será un incremento en la productividad de cada individuo, lo que a su vez redundará en una mayor prosperidad de los países, diferenciación clara de los países civilizados y de los que aún se encuentran en desarrollo.
Después de conocer los postulados de Taylor, podemos proceder a hablar de las condiciones laborales actuales de Colombia, donde los trabajadores están arraigados a sus costumbres, es decir, tienen un desempeño laboral empírico y a quienes no les interesa aprender la forma adecuada de hacer las cosas, puesto que se maneja “la ley del menor esfuerzo”, en otras palabras, lo que Taylor llamó “bajo rendimiento natural”. Esto debido a que se presenta un conformismo generalizado, en donde es mejor ganar lo mínimo, es decir, lo necesario para vivir, desde que no se necesite el uso de mucho esfuerzo en la realización de sus labores, lo que conlleva a que también se dé el “bajo rendimiento sistemático”, acentuado por los organismos sindicalistas y los mismos trabajadores que no permiten el desarrollo de algún compañero de forma individual, obligándolo a realizar la menor labor posible. Situación que se puede explicar por el hecho de que ésta ha sido la formación que ha recibido cada persona en las diferentes etapas de crecimiento personal, profesional y laboral.
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