LAS TEORÍAS CLÁSICAS DE POLÍTICA TODAVÍA SE APLICAN EN LA ACTUALIDAD

Nombre: Martínez Ramírez Rodrigo

Matrícula: 2014431297

Materia: Mercadotecnia Política

Grupo: 3RMK

Obras: El príncipe. Nicolás Maquiavelo

“El que no puede vivir en sociedad, o no necesita nada por

su propia suficiencia, no es miembro de la ciudad, sino una bestia

o un dios”. Aristóteles

Ninguna ciudad puede ser autodirigida, necesita forzosamente de la presencia de un líder o gobernante que la guie en pro del bienestar común.

Todos los Estados, todas las dominaciones que han ejercido y ejercen soberanía sobre los hombres, han sido y son republicas o principados^[1]

A lo largo de la historia de la humanidad han surgido diversos líderes políticos que han obtenido su poder por diversos medios y por diversas causas y que han gobernado para bien o para la autosatisfacción, tal es el caso de los países que no importando el tipo de gobierno que tengan tienen un representante. En el caso de México que es una República su gobernante es el presidente quien nos representa a nivel mundial ante los demás países y los gobernados somos los ciudadanos.  

Al ser el hombre el único animal que tiene palabra y por lo tanto tiene la capacidad para elegir a la persona que desee lo gobierne (democracia) esta capacidad lo convierte en un ciudadano, es decir que puede participar en la administración del gobierno. En nuestro país se considera ciudadano a la persona que cumple con las características de ser mayor de 18 años, que goza de sus facultades mentales y que cuenta con su identificación oficial (IFE) para ejercer el acto del voto. Aunque recordemos que la republica no es la única forma de gobierno, también existen los principados que actualmente son hereditarios.

En ambas formas de gobierno existen leyes y normas que permiten regular el comportamiento de esa sociedad y que son aplicables tanto para los gobernantes como para los gobernados.

La cuestión que nos tenemos que plantear es ¿cuál es la mejor forma para gobernar?

Si bien existen diversas maneras para llegar a ser gobernante o príncipe a continuación iremos tratando cada una de ellas.

1. Es más fácil conservar un Estado hereditario […] basta con no alterar el orden establecido por los príncipes anteriores, y contemporizar después con los cambios que puedan producirse^[2]. Este es el caso de Gran Bretaña que desde hace más de 1000 años sigue reinando la misma monarquía teniendo como actual reina a Isabel II, sin embargo está cayendo en la posibilidad de que su monarquía pronto termine ya que, el probable sucesor el príncipe Carlos no es de la simpatía del pueblo inglés.

1. De los principados mixtos. Sus incertidumbres nacen en primer lugar de una natural dificultad […] que estriba en que los hombres cambian con gusto de señor, creyendo mejorar, y esta creencia los impulsa a tomar las armas contra él, en lo cual se engañan pues luego la experiencia les enseña que han empeorado.^[3] Sin ir más lejos un ejemplo claro de esto es el Partido Revolucionario Institucional (PRI) que durante más de 50 años gobernó el país, durante el gobierno priista se realizaron cantidad de “buenas acciones” como el reconocimiento del voto femenino y de su impacto en la sociedad, sin embargo durante sus últimos 12 años se ocasionaron daños que dejarían marcada la memoria del país y como consecuencia los ciudadanos dejaron de creer en ellos y toman la decisión de votar por un nuevo partido político gobernante que de igual manera promete un cambio para bien de la sociedad y que de un principio ayuda, sin embargo la ayuda que brinda no es la que el pueblo cree precisar. El crimen organizado y los errores  que cometió el anterior presiente dieron  pauta a que este gobernado pierda la oportunidad que le costó ganar y permitiendo que la sociedad reconsidere regresar con su antiguo partido (PRI), si bien lo dice Maquiavelo
   “quien no gobierne bien perderá muy pronto lo que hubiere conquistado, y, aun cuando lo conserve, tropezara con infinitas dificultades y obstáculos”.

Solo la prudencia del gobernante es una virtud peculiar suya; las demás parecen ser necesariamente comunes a los gobernados y gobernantes; pero en el gobernado no es virtud la prudencia, sino la opinión verdadera, pues el gobernado es como el que fabrica la flauta y el gobernante el flautista que la usa. Debe de quedarnos clara la idea que no puede existir un elemento sin el otro en nuestros días y que ambos son clave importante para un gobierno.

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