La Crisis Económica De 1994, Origen En Motivos Económicos O Políticos

La crisis de 1994 tuvo sus orígenes más profundos en la contradicción derivada de los imperativos del ajuste económico neoliberal, con los de la supervivencia política, que requerían de políticas neopopulistas que permitieran compensar a los “perdedores” del nuevo modelo de desarrollo (Dresser 1997). Las vulnerabilidades del modelo junto con una sucesión de eventos políticos desafortunados que causaron una gran inestabilidad así como errores coyunturales cometidos el mismo año originaron la debacle económica que golpeó al país en diciembre de 1994 (Naim 1997).

Las medidas neoliberales -renegociación de la deuda externa, liberalización, privatizaciones, desregulación, reforma agraria así como la negociación de un tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá (NAFTA)- tenían como fin último la atracción de inversión extranjera directa (IED) así como hacer de México una economía dinámica y desarrollada. Por otro lado, se llevaron a cabo diversas medidas compensatorias -neutralización de sindicatos, otorgar créditos a la clase media para que ésta pudiera consumir los productos de importación, política monetaria y fiscal expansiva en 1994, así como el Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Económico- de las cuales la pieza clave fue el Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL), que consistía en un programa de gasto selectivo cuya finalidad era compensar a los sectores más afectados por la liberalización económica, el programa en realidad sirvió como arma política del gobierno de Salinas para cooptar a los sectores más rebeldes a través de una compleja red de patronazgos y asegurar su lealtad al partido, lo que a su vez reforzaba la supervivencia del PRI en el poder, y permitía, al menos por el momento, prescindir de la reforma política (Dresser 1991). De lo anterior puede concluirse que la contradicción del modelo provino de la aplicación de políticas económicas eficientes junto con políticas compensatorias que tenían como finalidad mantener la coalición priista, así como la supervivencia política, estas últimas eran políticamente necesarias pero económicamente insostenibles.

Los costos de la contradicción de las políticas neoliberales y neopopulistas fueron sumamente altos, ya que generaron una situación de vulnerabilidad, donde el funcionamiento del modelo dependía en exceso de tres elementos: las compensaciones a sectores clave con la finalidad de mantener la paz social, la permanencia del PRI en el poder, especialmente del grupo de los tecnoburócratas y la llegada masiva de capitales extranjeros (Dresser 1997). El último elemento es de especial relevancia, ya que el país enfrentaba un fuerte déficit de cuenta corriente (las importaciones excedían a las exportaciones) por lo que era necesario el capital extranjero para financiarlo, el problema fue que pesar de que existieron importantes flujos de capital, éstos consistían en inversiones en instrumentos financieros de corto plazo y no en inversión extranjera directa, lo que implicaba que los inversionistas extranjeros podían salir y entrar al mercado mexicano fácil y rápidamente (Smith 1997) .

Al lado de las vulnerabilidades del modelo que pueden catalogarse como las causas profundas de la crisis, una serie de eventos políticos así como diversos errores en el manejo de política económica durante el año de 1994 generaron una situación de inestabilidad que permitió de explosión de la crisis. Los desafortunados eventos políticos se dieron a partir de 1993 con el asesinato del Arzobispo de Guadalajara, el cardenal Posadas Ocampo, ese mismo año el destape de Luis Donaldo Colosio como candidato del PRI evidenció las desavenencias dentro del partido, cuando Manuel Camacho rechazó abiertamente la decisión de Salinas y exigió una mayor democratización en el proceso interno de selección de

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