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La Politica Es Corrupta


Enviado por   •  22 de Noviembre de 2014  •  1.117 Palabras (5 Páginas)  •  338 Visitas

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La política es corrupta en todos los países del mundo y Colombia no es la excepción, los políticos en sí no hacen leyes ni aprueban las de otros si no les conviene a ellos; nunca hacen nada por el bien del pueblo solo por ellos o sus partidos según sea su conveniencia.

Llegan al poder y ayudan a aquellos que aportaron en sus campañas políticas y que los siguen manteniendo en el poder, así saben que continuarán ganándose un buen sueldo y teniendo una vida cómoda; esa es la base de la política la comodidad y la conveniencia en cualquier país del mundo sin excepción.

La política es un asunto desde el cual y desde donde se debe hacer viable la vida humana en condiciones dignas. Con la política se construyen -se espera que sea así- y se recorren caminos de diálogo simétrico entre los seres humanos, a pesar de evidentes y hasta naturales diferencias, a través de los cuales es posible vivir en una comunidad de deseos, de proyectos individuales y colectivos, que teleológicamente, terminen dignificando la frágil, compleja y hasta contradictoria condición humana.

La política debe servir para conducir, prever, organizar, ajustar, cambiar y hasta defender sistemas culturales en los cuales se inscriben los procesos adaptivos que el ser humano ha previsto para garantizar su vida en el planeta. Pero también, la política debe reconocer el valor de distintas manifestaciones y prácticas culturales, que juntas, aportan a la comprensión y construcción integral del ser humano que discursivamente deviene en sociedad.

Cuando son posibles el humor, la crítica, el disenso, la controversia, el diálogo simétrico y respetuoso y la opinión contraria, de forma natural se está evaluando el estado de la política, de los mecanismos que la hacen posible, la salud mental de quienes, todos los días, consciente o inconscientemente, hacen política, se comportan política y actúan políticamente. Cuando se restringen la risa, la burla, la parodia, la crítica y la opinión diferente, el ser humano se hace presa de sus propios demonios. Y por ese camino, la muerte y las injusticias, inexorablemente, afloran en cada rincón, haciendo que la política muera y con ella, la posibilidad no sólo de vivir, sino de hacerlo dignamente, con el mayor grado de libertad posible.

En un escenario constitucional amplio y generoso como el que ofrece aún la Constitución de 1991, el humor, la crítica y el disenso, entre otros, se convierten en certeros indicadores que evalúan no sólo el nivel de aprehensión de los preceptos y principios constitucionales por parte de ciudadanos y servidores públicos, sino la salud de la política, de sus formas de expresión, de los trazos que le permiten ser reconocida y aceptada como camino para lograr los más nobles objetivos de una sociedad humana compleja y atormentada por los dobleces del discurso y por las contradicciones que éste genera a la hora de explicar y sostener posturas y prácticas culturales con sentido claramente político.

Los forzosos consensos mediáticos, el unanimismo político e ideológico, y las prácticas de cooptación hegemónica, en conjunto, configuran un cuadro clínico catastrófico para un régimen político que aunque se presenta como democrático, debe trabajar más, de la mano de la política, para asegurar ese talante con el cual el humor, el disenso, la crítica y el pensamiento crítico, entre otros, se elevan como pivotes que sostienen y hacen aceptable, en el tiempo, ese pretendido régimen democrático.

En Colombia,

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