¿La Tele Te Robo El Control?
Enviado por SkarDarcy • 13 de Febrero de 2014 • 9.549 Palabras (39 Páginas) • 219 Visitas
Mirna Scarleth Rodríguez Aranda
FPC I
Colegio México de Tehuacán
4 de noviembre de 2013
¿La tele te robo el control?
Los medios de comunicación se han posicionado, y forman parte esencial de nuestra vida cotidiana, muchas veces sin que nos demos cuenta de ello. El papel de los medios de comunicación ha llegado desde lo que consumimos para alimentarnos hasta la política, lo que hace que se ponga en duda el modelo de democracia por el que nos regimos.
Se propone analizar en el periodo moderno, como los medios de comunicación y la desinformación se ubican en el contexto actual.
Los medios de comunicación en la política
La primera operación de propaganda fue llevada durante la Primera Guerra Mundial, en EUA durante el mandato de Woodrow Wilson (1916). La población pacifista, no se quería participar en la guerra. Pero la administración de Wilson, había decidido involucrarse y tuvieron que inducir a la población la idea de la obligación de participar en la guerra. Por lo tanto crearon una comisión Creel, que en escasos 6 meses logro convencer a la sociedad pacifica, en una histérica y belicista. Con este éxito, se alcanzó otro mayor, después de la guerra: en esa ocasión utilizaron las mismas técnicas para reforzar lo que después se conoció como el miedo rojo. Con esto se logró que se destruyeran sindicatos, lo que representaba una ventaja, porque con ello se anulaba la libertad de prensa o de pensamiento político.
Relaciones públicas
En EUA, se crearon los cimientos de la industria de las relaciones públicas. Como sus mismos líderes decían, su compromiso consistía en controlar la opinión pública. Debido al éxito de los programas, de varias comisiones en la década de 1920, hubo una expansión, en la que se obtuvo buenos resultados a la hora de conseguir subordinación en la gente hacia las directrices
Fue tal el éxito que se presentó, que en la década siguiente hubo comités que se encargaron del estudio de este fenómeno.
Las relaciones públicas constituyen una industria inmensa que mueve, en la actualidad, oscilan en torno a un billón de dólares al año, y desde siempre su cometido ha sido el de controlar la opinión pública, que es el mayor peligro al que se enfrentan las corporaciones. Tal como ocurrió durante la Primera Guerra Mundial, en la década de 1930 surgieron de nuevo grandes problemas: una gran depresión unida a una cada vez más numerosa clase obrera en proceso de organización.
En 1935, y gracias a la Ley Wagner, los trabajadores consiguieron su primera gran victoria legislativa, a saber, el derecho a organizarse de manera independiente, logro que planteara dos graves problemas.
En primer lugar, la democracia estaba funcionando bastante mal: el rebaño desconcertado estaba consiguiendo victorias en el terreno legislativo, y no era ese el modo en que se suponía que tenían que ir las cosas; el otro problema eran las posibilidades cada vez mayores del pueblo para organizarse. Los individuos tienen que estar atomizados, segregados y solos; no puede ser que pretendan organizarse, porque en ese caso podrían convertirse en algo más que simples espectadores pasivos.
Efectivamente, si hubiera muchos individuos de recursos limitados que se agruparan para intervenir en el ruedo político, podrían, de hecho, pasar a asumir el papel de participantes activos, lo cual sí sería una verdadera amenaza. Por ello, el poder empresarial tuvo una reacción contundente para asegurarse de que esa había sido la última victoria legislativa de las organizaciones obreras, y de que representaría también el principio del fin de esta desviación democrática de las organizaciones populares. Y funcionó. Fue la última victoria de los trabajadores en el terreno parlamentario, y, a partir de ese momento —aunque el número de afiliados a los sindicatos se incrementó durante la Segunda Guerra Mundial, acabada la cual empezó a bajar— la capacidad de actuar por la vía sindical fue cada vez menor. Y no por casualidad, ya que estamos hablando de la comunidad empresarial, que está gastando enormes sumas de dinero, a la vez que dedicando todo el tiempo y esfuerzo necesarios, en cómo afrontar y resolver estos problemas a través de la industria de las relaciones públicas y otras organizaciones, como la National Association of Manufacturers (Asociación nacional de fabricantes), la Business Roundtable (Mesa redonda de la actividad empresarial), etcétera. Y su principio es reaccionar en todo momento de forma inmediata para encontrar el modo de contrarrestar estas desviaciones democráticas.
La primera prueba se produjo un año más tarde, en 1937, cuando hubo una importante huelga del sector del acero en Johnstown, al oeste de Pensilvania. Los empresarios pusieron a prueba una nueva técnica de destrucción de las organizaciones obreras, que resultó ser muy eficaz. Y sin matones a sueldo que sembraran el terror entre los trabajadores, algo que ya no resultaba muy práctico, sino por medio de instrumentos más sutiles y eficientes de propaganda. La cuestión estribaba en la idea de que había que enfrentar a la gente contra los huelguistas, por los medios que fuera. Se presentó a estos como destructivos y perjudiciales para el conjunto de la sociedad, y contrarios a los intereses comunes, que eran los nuestros, los del empresario, el trabajador o el ama de casa, es decir, todos nosotros. Queremos estar unidos y tener cosas como la armonía y el orgullo de ser americanos, y trabajar juntos. Pero resulta que estos huelguistas malvados de ahí afuera son subversivos, arman jaleo, rompen la armonía y atenían contra el orgullo de América, y hemos de pararles los pies. El ejecutivo de una empresa y el chico que limpia los suelos tienen los mismos intereses. Hemos de trabajar todos juntos y hacerlo por el país y en armonía, con simpatía y cariño los unos por los otros. Este era, en esencia, el mensaje. Y se hizo un gran esfuerzo para hacerlo público; después de todo, estamos hablando del poder financiero y empresarial, es decir, el que controla los medios de información y dispone de recursos a gran escala, por lo cual funcionó, y de manera muy eficaz. Más adelante este método se conoció como la fórmula Mohawk VaIley, aunque se le denominaba también métodos científicos para impedir huelgas. Se aplicó una y otra vez para romper huelgas, y daba muy buenos resultados cuando se trataba de movilizar a la opinión pública a favor de conceptos vacíos de contenido, como el orgullo de ser americano. ¿Quién puede estar en contra de esto? O la armonía. ¿Quién puede estar en contra? O, como en la guerra del golfo Pérsico, apoyad a nuestras tropas. ¿Quién podía estar en contra? O los lacitos amarillos. ¿Hay
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