La educación en américa latina

Seminario Mayor Filosofado San Agustín

Guzmán Moreno Pesca

Comentario a: La educación en América Latina

Presentado a: Profesor Uriel Patiño OAR

Las concepciones de forma funcionalista inducían a concebir los sistemas escolares como unidades cerradas, dotadas de gran cohesión interna y cuya existencia misma exigía completa estabilidad normativa y una fuerte integración de dicho sistema general de una sociedad sin movimientos ni conflictos^[1]. Sin embargo, el papel asignado a la educación en el desarrollo depende del modelo de desarrollo adoptado, de tal modo que exista tantos proyectos de desarrollo educativo como proyectos de sociedades. El modelo educativo dominante en América Latina, afirma Rama, acentúa la heterogeneidad estructural existente y está en conflicto con los valores declarados por los sistemas sociales de los países de la región, en el documento de Buga (1967) se habla de una educación aristotélica, elitista de corte individualista, cultivadora de los valores humanos tradicionales “cultura literaria”, imperante aun en ciertos grupos refinados marcados por ideologías conservadoras.

En América latina dussel ha enunciado proyectos pedagógicos en las leyes educativas o en los planes de escolaridad, ha tipificado entres los modelos pedagógicos actuales: el modelo de dominación y represión, el modelo de conservadurismo – liberal y el modelo de nacionalismo populares^[2].  

Ahora bien, el modelo pedagógico de dominación que Freire denominaría de “educación bancaria” no critica. La ciencia convertiría en “cientificismo” enmascara los condicionamientos económicos, políticos y sociales; se transfiere la tecnología de los países imperialistas reforzando más la dependencia y así se eliminan las ciencias críticas, sociales y humanas, es acá donde incrementa las ciencias exactas, naturales y tecnológicas y todos los medios de escolaridad, los medios de comunicación, la propaganda y todos los medios de sugestión de masas para reforzar y justificar la praxis. Mientras que el modelo de conservadurismo liberal, reduce la educación del pueblo a enseñarle a manejar los canales de y signos del lenguaje imperante, imitando la cultura imperial en su versión de cultura de masas alienadas para una dominación más completa.

Frente a la incorporación de los núcleos indígenas la II conferencia Episcopal Latinoamericana (1968) ha alertado en este sentido afirmando que se ha de respetar los valores propios de las culturas indígenas y que la tarea de educación que proyectan diversos grupos hacia ellos no debe consistir en incorporarlos a las estructuras culturales que existen en torno de ellos y que pueden ser también opresoras, sino en algo muy diferente: como capacitarlos para ellos mismos, como autores de su propio progreso, desarrollen de una manera creativa y original un mundo cultural acorde con su propia riqueza y que sea fruto de sus propios esfuerzos^[3].

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