La educación en el México Independiente

Universidad Pedagógica Nacional Unidad 212

Teziutlán Puebla Licenciatura:

Pedagogía

Compendio: Historia de la educación en México Nombre del periodo:

La educación en el México Independiente  Nombre del curso:

Historia de la educación en México

Versión final

Integrantes:  

Coordinador: Hernández Casiano María del Refugió  

• Rodrigo Pérez Bandala
• Jenifer del Carmen Maza Murillo
• Natali Córdova Aquino
• Geovanni Reyes Aguilar  
• Yair Iván Ortiz Ramírez

Fecha de elaboración:

17/05/2021

CONTEXTUALIZACION DEL PERÍODO

El presente trabajo contiene los elementos estructurales para conocer la educación del México independiente. Tiene como objetivo realizar una evolución prudente, comenzando en el desarrollo de la crítica a la herencia colonial de las escuelas de primeras letras, donde la educación comienza en manos de religiosos dando conocimiento a familias con altos recursos y familias con pocos recursos económicos.

La educación ha sido transformada durante siglos, las escuelas lancasterianas, son un ejemplo de ello pues tenían un cargo peculiar, en donde se desarrollaba un conocimiento con cimientos fuertes siendo únicamente para la clase con pocos recursos económicos. No dejando atrás las altas estructuras y proyectos que daban como resultado nuevas escuelas, nuevos conocimientos y proyectos fundados por científicos y literarios lógicamente liberares, trataban producir saberes científicos dejando atrás ideas y prácticas de universidades y colegios coloniales.  

Para que la evolución educativa funcionara era necesario de reformas educativas para poder ser comprendida por medio de la relación entre la realidad social y los pensamientos que predominaban.

El último subtitulo de este tema, los intentos por establecer un sistema educativo nacional, conocerás las leyes de instrucción política de 1861 y 1865, donde muestra planes, materias, artículos, y propósitos para un mejor desarrollo educativo dejando así nuevas prácticas educativas.

LA EDUCACIÓN DEL MÉXICO INDEPENDIENTE

1.1- PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX

CRITICA A LA HERENCIA COLONIAL DE LAS ESCUELAS DE PRIMERAS LETRAS.

Durante los tres siglos del virreinato, en México, la enseñanza se hallaba exclusivamente en manos de los religiosos. Los niños de familias ricas estudiaban en su propio hogar con mentores especiales, y los pobres lo hacían en las escuelas parroquiales, donde aprendían a leer, a contar y a estudiar el catecismo de la iglesia católica. Las niñas iban a las escuelas llamadas de Amigas, donde aprendían a leer, la doctrina cristiana y a hacer las labores “propias de su sexo”. Pero, eso sí, se cuidaba más de la educación que de la instrucción.  

El ideal educativo de México estaba ya expresado en las memorias que llevaron los mexicanos a las Cortes de Cádiz, y su Constitución de 1812 ya ordenaba que en todos los pueblos de la monarquía española se establecerían escuelas de primeras letras. En el México independiente de 1821, el 29 de junio se estableció el Reglamento Gral. De Instrucción Pública, y se fijaron límites de 1830 a 1850 para que los ciudadanos, habiendo aprendido a leer y escribir, pudieran votar. La Constitución de 1824 dejó a los gobiernos nacionales y estatales las instituciones educativas, sin mencionar la educación elemental. Ésta, por falta de recursos, siguió en manos del clero regular y la Compañía Lancasteriana, que era un sistema de enseñanza mutua, y que tenía la ventaja de que con un solo profesor se podía enseñar a 600 niños. En el Pueblo Viejo de Tampico funcionaba una de ellas, citada por el viajero inglés Lyon en 1823.  

En las escuelas mutuas los niños se dividían en grupos de diez; y cada uno recibía la instrucción de un monitor, un niño preparado por el director de la escuela. Las mesas tenían unas cajitas llenas de arena donde los niños escribían con un palito, y cuando habían aprendido bien, se les permitía usar pluma y papel, materiales muy caros. Como había grupos numerosos, se requería de mucho orden y silencio, lo que se lograba a base de premios y castigos. Estos últimos iban desde arrodillarlos con los brazos en cruz hasta golpearlos con una palmeta. A otros se les condenaba a llevar letreros de “puerco”, “pleitista”, “modorro”, etc. Los premios eran medallas de plata, otorgadas a fin de año, en ceremonias públicas, para lo cual la Compañía debía regalar zapatos y sombreros a los alumnos. Se hacían muchos esfuerzos para ofrecer la [pic 1]

enseñanza gratuita y obligatoria desde los 7 a los 15 años, pero la permanente penuria del país no lo permitía.  

ESCUELAS LANCASTERIANAS 

En el siglo XIX se ve una crisis económica y educacional, ya que sin un recurso económico no se podía tener una buena educación, esto a causa de que en 1813 la ley dejó de cumplir, por ello los gobernantes del México independiente se enfrentan a la descapitalización, en donde los gobiernos estatales y ayuntamientos no tenían los recursos necesarios para financiar las escuelas, ya que la sociedad se veía desinteresada por la parte política y con ello llevaba a que no se pudiera avanzar ni ejecutar los pocos planes que tenían para poder poner la escuela que realmente necesitaba México. En el periodo de Iturbide se promueve la educación para conseguir ciudadanos amantes al orden y así sean buenos y obedientes al nuevo imperio romano. Los refinamientos hechos por Joseph Lancaster, y la divulgación que dio a su obra en Inglaterra a principios del siglo XIX, lo hizo parecer novedoso, su interés se debió a varios factores: la aceptación popular y oficial que gozaba en países industrializados le confirió prestigio y muchas personas relacionaron el desarrollo europeo con el mayor nivel educativo de las masas, logrado por la introducción del sistema lancasteriano.

Para el año de 1822 cinco hombres nombran una organización llamada Compañía Lancasteriana en honor de Joseph Lancaster, ya que lo que buscaban era una educación para la clase pobre, con ello sobresalen las escuelas lancasterianas que consistían en hacer pequeños grupos de 10 niños que estaba a cargo de un monitor por cada clase, de lo cual este era un niño con mayor capacidad y que previamente estaba preparado por el director, los monitores estaban acompañados de un sistema de premios y castigos, de acuerdo a esto eran divididos en monitores particulares, generales y de orden, por lo que de acuerdo al horario se enseñaban  lecciones de escritura, lectura, aritmética y doctrina cristiana, por lo cual en cada clase se colocaba un telégrafo que es un aparato distinguido de la técnica lancasteriana, así mismo era distinguida ya que la forma en que se daban las clases se veían muy buenos avances  por lo que los exámenes eran frente a la sociedad, así como que no se tenía una edad obligatoria para poder pasar a otra clase. Para los años 1842 y 1845, la Compañía Lancasteriana encabezó la Dirección General de Instrucción Pública, y al terminar su gestión dejó 106 escuelas primarias en la capital, con 5 847 alumnos, todos usando el sistema mutuo. [pic 2]

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