La escuela pública moldea “desastrosamente” a los futuros estudiantes universitarios

La escuela pública moldea “desastrosamente” a los futuros estudiantes universitarios

        En un vago recuerdo alguien mencionó alguna vez lo siguiente “La educación pública es el primer paso a la igualdad y  a su vez el punto de cohesión ante cualquier democracia”, palabras que a primera instancia no poseen sentido, sin embargo, con el tiempo puedes ver el brillo diurno que dicha expresión ofrece y la repercusión que tal declaración trae consigo.  Es inverosímil cómo se señala un sector que ofrece no tan solo el pan diario de la enseñanza, sino que a su vez  es víctima del ultraje, del prejuicio de aquellos cuyas mentes están sujetas a la oscuridad que entumece el conocimiento mismo, siendo esta capaz de transformar al más elocuente escritor en el ser humano más profano que vive en la faz de la Tierra.  ¿Es ecuánime menospreciar e inclusive discriminar el sistema público de enseñanza por ser uno equitativo con las necesidades del estudiantado?  En efecto, el sistema público no poseerá el mejor equipo de enseñanza,  y menos aún estará a la vanguardia con lo referente a material didáctico, no obstante, es debatible el planteamiento referente a la capacidad “desastrosa” de  moldear al alumnado.  En cualquier caso, difiero en su totalidad de dicha premisa debido a que la escuela pública se destaca por su competitividad, ambiente y en especial, por su accesibilidad al gentío en general.

        Como institución educativa, la escuela pública posee la obligación de educar, dirigir y estimular a cada individuo que esté dispuesto a adquirir el don de la educación, por el contrario, hemos notado cómo es denigrada dicha sección pedagógica con posturas infames tales como: “La división privada posee una mejor estructura en cuestión de material formativo que la división pública.” ¿Existe la necesidad de comparar ambas instituciones cuando las mismas poseen básicamente el mismo índice de competitividad?  Es decir, tanto el recinto público como el privado poseen un mismo nivel de enseñanza, sin embargo, la escuela privada posee un sentido de rigidez  y estudio distinto a la escuela pública.  Es más,  un estudio efectuado por Marcos Hernán Herrera en el 2006 muestra que el nivel de competitividad entre ambas organizaciones es el mismo, esto se deduce gracias a una serie de pruebas donde se evalúa el coeficiente intelectual del individuo en las materias otorgadas, entiéndase matemáticas y lengua.  Por ende, las ya nombradas entidades poseen el mismo potencial en cuanto a educación y formación se refiere, lo que significa que la competitividad entre dichos organismos didácticos es uniforme por lo que en ambas particularidades el resultado puede ser el mismo.

        En este mundo tan polémico el tema de la educación posee un auge y controversia como cualquier otro tema disputable. En la actualidad se refleja en unas expresiones emitidas por Eduardo Bhatia quien estipula   “Los estudiantes de escuela pública no saben ni la tabla del 9 y mucho menos escribir un ensayo.”  Es inconcebible que se menosprecie a dicho organismo público por ser uno ofrecido por el gobierno y no tan solo eso, sino que a su vez es censurado por el la imagen que la sociedad posee sobre este sector.  Es decir, la población en sí posee una imagen errónea del sector público debido a la propaganda negativa de los medios televisivos y no tan solo los medios a su vez se ven involucradas las redes como medios expositivos de dicha propaganda mundana. Entiéndase por lo antes expuesto, la pelea estudiantil en Bayamón o el caso de la maestra agredida verbalmente por una estudiante del recinto público en Cayey.  Por su parte, esto no es reflejo de lo que en sí se denomina en el organismo público del país. En él se realizan hechos buenos, se fomentan valores y el sentido común que ayuda al estudiantado a seguir adelante. Se es consciente que el ambiente lo determina uno como ser independiente, y que tales evidencias nublan lo que en realidad la escuela pública es capaz de realizar en aquellos que pertenecen o son parte de esta entidad.  Evidencia de esto, lo es el “College Board”; donde seis de las puntuaciones más altas fueron de estudiantes de escuela pública, esto expresado en un el Periódico el Nuevo Día. ¿Resultaría favorable denigrar y subrayar un sector que realiza bien su trabajo por episodios que oscurece y obstruyen dicho esfuerzo?

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