La evaluación como dispositivo de terror, coerción y vulnerabilidad laboral, de L@S NUEV@S MAESTR@S
Enviado por natalia240910 • 18 de Febrero de 2013 • Trabajo • 3.373 Palabras (14 Páginas) • 467 Visitas
LA EVALUACIÓN COMO DISPOSITIVO DE TERROR, COERCIÓN Y VULNERABILIDAD LABORAL, DE L@S NUEV@S MAESTR@S
Resumen
El presente documento se propone demostrar la tesis: la evaluación es un dispositivo premeditado a través del cual se violan derechos fundamentales como la libertad de conciencia, la libertad de cátedra, la libertad de expresión, el derecho al trabajo, el derecho a mejorar, el derecho a la capacitación, entre otros.
Las características de la evaluación de las que habla Stufflebeam y Shinkfield no se cumplen, ya que no es ni ética, ni factible, ni útil, ni exacta; por el contrario, la evaluación se erige como un acto de venganza y desquite, contra el maestro que no se someta a las arbitrariedades o a las prácticas anti-académicas y autoritarias de algunos directivos docentes.
Las prácticas de muchas instituciones educativas, se han convertido desafortunadamente en ejercicios mentirosos, que tratan de demostrar con procedimientos insulsos una falsa idea de calidad de la educación, cuya trascendencia consiste en la aplicación y diligenciamiento de formatos ajenos, en todo caso, a la construcción de conocimiento, a la implementación de la investigación como fenómeno innovador, a la formación de muchachos para la vida o a un ejercicio científico de rigor que ponga a la institución en una dimensión superior del saber.
Pero las condiciones actuales, impuestas por el Ministerio de Educación Nacional y acogidas sin distancia en la mayoría de instituciones educativas, someten a los nuevos docentes a dos tipos de evaluación: una explícita, con instrumentos de evaluación y períodos para su aplicación y otra implícita, que se hace permanentemente y mantiene en potencial coerción a l@s maestr@s en mención. Dentro de las funciones explícitas podemos señalar: la restricción a la reubicación salarial, la restricción al ascenso en el escalafón y la vulneración de la estabilidad laboral; en el caso de las funciones implícitas podemos decir que están: la coerción a la libertad de pensamiento y expresión, el constreñimiento a la libertad de enseñanza, aprendizaje, investigación y cátedra; la intimidación permanente al docente y facilita la arbitrariedad y el abuso por parte de algunos directivos docentes.
Con la evaluación impuesta por el nuevo régimen, el gobierno nacional unas veces justifica la calidad y el rigor con el que se presta el servicio educativo colombiano y en ese sentido resalta las cualidades de un magisterio preparado y excelsamente seleccionado, pero cuando no le conviene, entonces, enuncia con los resultados de la misma evaluación que l@s maestr@s de Colombia somos incapaces y que nos falta ejercicio intelectual.
En el caso particular de la evaluación de desempeño, se trata de demostrar la gravedad de sus consecuencias y la violación a los principios que en materia penal por ejemplo, hace el gobierno nacional cuando sanciona de por vida aquel docente que no cumple los requisitos del numeral 3 del artículo 2 del decreto 2715. En la evaluación de competencias, desarrollar las reflexiones propias a las que conlleva cada uno de los parámetros expuestos en el artículo 35 del decreto 1278 es decir, competencias de logro y acción, de ayuda y servicio, de influencia, de liderazgo y dirección, cognitivas y de eficacia personal; de igual modo desentrañar los objetivos de la evaluación expuestos en dicho decreto.
Por un estatuto docente, decente.
Antes de empezar es necesario dilucidar algunos asuntos sobre el desafortunado decreto 1278, en primer lugar, identificar a las familias que han firmado los decretos de los momentos más trascendentales en los derechos de l@s educador@s en Colombia, no es casualidad que tanto en 1979 como en 2002 sea el apellido Lloreda el que estampe su rúbrica en los dos decretos más importantes para l@s maestr@s colombianos. En segundo lugar identificar los contextos en los que se dan ambos decretos, el primero en medio de una lucha por la dignidad de la profesión docente de más de 10 años y que culmina con la expedición de un decreto (2277) que recoge algunas de las reivindicaciones más importantes del magisterio, como: la instauración de un régimen especial, un conjunto de condiciones que favorecen la estabilidad laboral del maestro, un escalafón de acuerdo al contexto de la época, participación de los docentes en las instancias de decisión educativa, garantías para la prestación del servicio en las zonas rurales o de difícil acceso, incentivos para la formación y la producción académica, entre otros; el segundo es como una especie de obra de teatro que se presenta en el más grande de los escenarios pero estando éste vacío, es una norma que se crea y que inicialmente no se le aplica a nadie, que se viene a aplicar con connotación nacional 4 años después.
El Decreto 1278 es una especie de acto de venganza, una especie de retaliación, un decreto hecho a mansalva, es un decreto tan lesivo, que tuvo que hacerse a espaldas de l@s educador@s, con toda seguridad, que este decreto, haciéndose de frente a l@s educador@s no hubiera pasado o por lo menos hubiera generado una gran movilización social, es a mi modo de ver, un decreto inspirado en la cobardía de sus autores, premeditado, insalubre para el magisterio colombiano
En términos generales el Decreto 1278 defenestra los intereses del magisterio colombiano, es un acto legislativo anti-ético, que acaba con los derechos de l@s educador@s, pone obstáculos a los supuestos “méritos e incentivos docentes” e implementa diferentes estrategias para vulnerar la estabilidad laboral, además, va acompañado de una cantidad de funciones extraordinarias cuyo carácter parece ilimitado e impone el sometimiento de los docentes.
De manera premeditada el decreto 1278, genera terror en l@s maestr@s y lo hace sin ninguna sutileza, pues reiteradas veces le recuerda al maestro que la realización regular de tal o cual tarea afecta su evaluación de desempeño y en muchos casos y sin ningún pudor le advierte de la inminente posibilidad de retiro del servicio educativo. Lo delicado de estas amenazas permanentes no es sólo el miedo que produce al nuevo magisterio, que es bien grave, sino también el constreñimiento, la cercenación a la libertad de investigar y de producir nuevo conocimiento, es un ataque directo al pensamiento, y si la tarea fundamental del maestro, es “pensar” y no lo puede hacer libremente, entonces, ¿qué mundo nuevo, innovador, diferente y más humano es el que puede hacer?, si lo primero era grave, esto sí que es doblemente grave.
Es indiscutible que cada día que pasa asistimos a una sociedad (una mínima parte) más madura, lo que nos da la posibilidad de hacernos más exigentes cada vez, sin embargo, estas
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