La formación ciudadana
Enviado por Alberto Sarmiento Castro • 6 de Mayo de 2020 • Ensayo • 1.365 Palabras (6 Páginas) • 154 Visitas
LA FORMACIÓN CIUDADANA
Por: MARITZA CUÉLLAR PARADA
“La formación ciudadana como participación
activa y creciente de la persona humana,
ayuda en el fortalecimiento de una sociedad democrática
que incluya la formación de una conciencia cívica
y el fomento de la participación de hombres y mujeres en la vida social”
UNESCO
Los postulados del siglo XXI le reclaman a los profesores e instituciones educativas, la inaplazable tarea de formación de una nueva generación de jóvenes y profesionales capaces de alcanzar principios de autonomía y la construcción transversal de una ética cívica en pro de una convivencia social. Desde hace décadas la educación ha tomado el camino fácil, se desentiende de la política, no educa para el ejercicio de la democracia, las escuelas y universidades se declaran apolíticas (neutras), salvaguardan la imparcialidad del conocimiento y la ciencia, olvidando que la vida política es un proyecto ético en el que todos ayudan a definir o construir.
Somos seres sociales que se asocian para crecer y perfeccionarse y en su accionar ciudadano construir una comunidad política que busca el bien común. Es posibilitar en el aula y los espacios escolares, una verdadera acción educativa para participar y comprometerse en una verdadera política; es hablar de nosotros mismos porque como seres humanos tenemos derecho a la reciprocidad y la convivencia para encontrar sentido a sus propias decisiones.
Entonces, la educación se ve implícita desde y para la democracia, es interiorizar, afrontar y asumir el compromiso de formar para la vida de la política: conocimiento de la realidad social del país, conocimiento y valoración del poder (escuela-estado-gobierno) y educar para la tolerancia, reciprocidad, para vivir y participar en lo que le afecta y construir el sentido de justicia y cambiar estas prácticas politiqueras y partidistas que se gestan también en la escuela.
La educación y la democracia están muy ligadas, la una no es concebible sin la otra; no es posible pensar en una vida democrática sin tener que recurrir a pensar en el tipo de educación que los ciudadanos demandan. Una sociedad democrática se rige por principios del bien común, de justicia, libertad; en esto la educación es un asunto definitivo que convoca esfuerzos sociales.
La formación ciudadana se enmarca desde la Constitución Política de Colombia, quien en su primer articulado consagra de manera particular como fin esencial del Estado promover en todo el territorio nacional el respeto a la vida, la práctica de los derechos humanos, la democracia participativa y la búsqueda de la paz dentro de la convivencia ciudadana, lo que significa que es un deber y un derecho que le asiste a todo ciudadano colombiano el participar activamente en todas las dimensiones de la vida social.
La ley 115 de 1994, desarrolla estos principios al instituir la obligatoriedad del estudio, la comprensión y la práctica de la constitución, la instrucción cívica y la educación para la justicia, la paz, la democracia, la solidaridad, la confraternidad, el cooperativismo y en general la formación en valores humanos.
Dentro de esta construcción de valores (actividad propia del ser humano para construirse así mismo ), está la reafirmación del valor intrínseco del sujeto civil, el cual debe ser universalizado para poder construir la colectividad, con base en participación, el consenso y del respeto, siendo esto el medio más apropiado para el rescate de la ciudadanía, y es desde allí donde el quehacer docente tiene un papel importante, pues como orientador y/o mediador del conocimiento, también es un forjador de la cultura y un constructor de nuevos postulados que rompan con una sociedad marcada por la confrontación de intereses, la pugna entre la diversidad y la unidad, los constantes cambios económicos.
Es gestionar desde la tarea docente una “reflexión crítica sobre su práctica pedagógica desde diversas aproximaciones teóricas, con el propósito de generar innovaciones pertinentes al contexto en el cual se desenvuelve” y desde allí “hacer de la docencia un espacio de dialogo inteligente con la realidad, donde se generen, concluyan y alimenten procesos de investigación científica, pedagógica y didáctica” como bien lo citan unos postulados de formación de la Maestría en Pedagogía.
En este orden de ideas, es importante cuestionarse ¿cómo contribuir desde la práctica pedagógica a la educación ciudadana y la construcción de la democracia? Pues bien, este proceso de prácticas pedagógicas exige distribuir equitativamente los conocimientos y el dominio de los códigos en los cuales circula la información social necesaria para la participación ciudadana, generar formación de valores en todo el estudiantado y por consecuencia desarrolle capacidades y competencias auténticas para desenvolverse responsable y críticamente en los diferentes ámbitos de la vida en comunidad; es papel del docente/profesor formar ciudadanos autónomos y críticos, trascender la lógica individual para acceder a puntos de vista universales que le permitan al sujeto, encarar de manera comunicativa los problemas de una sociedad, y este orden de ideas, desarrollar posibilidades comunicativas y cívicas que vinculen a su contexto, promoviendo la apertura del ciudadano a acciones colectivas.
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