La importancia de la educación y su implicación en el desarrollo social

“La importancia de la educación y su implicación en el desarrollo social.”

La importancia de la educación en el desarrollo social

Si bien el desarrollo social se refiere a la economía que genera un país, el desarrollo de sus habitantes es de gran importancia y esta se da a partir de la educación y es de gran trascendencia, pues de acuerdo a su grado de preparación, la calidad educativa recibida coadyuva al mejoramiento de los procesos y productividad.

La educación es un proceso sociocultural y patrimonial complejo, que está en constate evolución y ha estado influenciado en las civilizaciones de todos los tiempos, debido a los cambios y a las condiciones del entorno y de la época (León, 2007, en Señalin; Guzmán; Granda Tenezaca Arias & Bejarano, 2017).

De acuerdo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclamada en 1948, en su artículo 26 establece que: Toda persona tiene derecho a la educación y debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental y será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; y el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz; así como que los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos (UNESCO, 2019).

El derecho a la educación es uno de los principios rectores que respalda el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS 4), que tiene como propósito de garantizar una educación inclusiva equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todas y todos (ONU, 2015).

De igual manera en México a través del artículo 3ro de la constitución política de los Estados Unidos mexicanos en materia educativa y reformada en 2019, expresa que toda persona tiene derecho a la educación. El Estado Federación, Estados, Ciudad de México y Municipios impartirá y garantizará la educación inicial, preescolar, primaria, secundaria, media superior y superior. La educación inicial, preescolar, primaria y secundaria, conforman la educación básica; ésta y la media superior serán obligatorias, la educación superior lo será en términos de la fracción X que dice: La obligatoriedad de la educación superior corresponde al Estado. Las autoridades federales y locales establecerán políticas para fomentar la inclusión, permanencia y continuidad, en términos que la ley señale. Asimismo, proporcionarán medios de acceso a este tipo educativo para las personas que cumplan con los requisitos dispuestos por las instituciones públicas. La educación inicial es un derecho de la niñez y será responsabilidad del Estado concientizar sobre su importancia. Por lo tanto, corresponde al Estado la rectoría de la educación, la impartida por éste, además de obligatoria, será universal, inclusiva, pública, gratuita y laica.

Partiendo de estos referentes, se identifica claramente que la educación es la base principal del desarrollo del país, pues a través de esta se crea el talento humano de calidad y competitivo, basada en valores y relaciones sociales; son ellos los que pueden mejorar y aumentar la producción de bienes y servicios al disponer de un mayor conocimiento, habilidades, destrezas y actitudes.

La educación es considerada eje transversal multidisciplinar que se correlaciona con otras dimensiones claves que potencian el desarrollo socioeconómico de una nación; de acuerdo a Molina (2011, en Señalin y Cols, 2017) estas dimensiones asociadas a la educación son económicas, sociales, políticas, culturales y ambientales, que convergen con el propósito de mejorar la calidad de vida (Larrañaga 1997 ; Rambla, Saldanha, & Espluga, 2013), contribuyendo así a la solución de las necesidades básicas, respecto a la dignidad, libertad, equidad, e identidad personal y social (Martínez-Rodríguez & Amador Muñoz, 2012).

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