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La legalidad del hurto


Enviado por   •  3 de Marzo de 2022  •  Ensayo  •  655 Palabras (3 Páginas)  •  76 Visitas

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La legalidad del hurto.

Por años los procesos jurídicos han evolucionado, buscando cubrir la gran variedad de delitos que se cometen día a día han generalizado, aplicado un mismo juicio a las que vistas desde lejos pueden parecer situaciones similares, pero que nunca llegan a compartir las mismas razones, los mismos actos ni las mismas consecuencias.

La realidad es que no deberíamos condenar este tipo de acciones que preceden incluso la historia humana. Su origen no incluye la avaricia o el egoísmo que normalmente identificamos en estos casos, sino simple naturaleza: El fuerte toma lo que el débil no puede proteger. El hurto como lo conocemos hoy en día nace con el valor que le damos a las cosas.

Simple, calificado o agravado son las tres palabras que clasifican este tipo de delito, pero sus definiciones no cubren ni de lejos la cantidad de situaciones en las que podemos pensar rápidamente y encajan con la definición que se le ha dado: el apoderamiento de bienes ajenos por medio del uso de la fuerza, la violencia o la intimidación.

¿Cómo se castiga al ladrón? Lo primero que viene a la mente… ¿Qué robo?  
Las posibilidades aquí son casi infinitas, pero todas responden a una razón más importante, que debiera (al menos en mi opinión) ocurrírsenos primero. ¿Por qué?

¿No sabemos acaso que a cada acción corresponde una reacción? Y si bien la sanción que se da al infractor en cuestión una vez emitido el juicio es la consecuencia de su falta, esta misma es provocada por una situación previa, un motivo en el que la mayoría de las veces no nos detenemos a pensar. En ocasiones se debe a lo imposible que parece conseguir ese algo de una manera justa, ya sea por limitantes personales o por impedimentos que la propia sociedad nos propone…

…la sociedad. También puede ser ladrona.

Imponiendo su ideología, sus principios y costumbres. Juzgando en base a una moral que no todos compartimos. Excluyendo a aquellos que no concuerdan con sus estándares. Los individuos que pasan por esto terminan despojados de sus valores, de sus convicciones.
No es necesario retroceder demasiado en el tiempo para darnos cuenta de que este proceso también puede ser violento.  

Si usamos este tipo de razonamiento, cualquiera puede convertirse en victima al igual que en victimario. ¿Qué nos da el derecho de juzgar? ¿Quién tiene el privilegio de escribir las leyes?

Un país como lo es México no se ha visto exento en sus cientos de años de historia, desde su fundación, las largas guerras de independencia y posterior revolución hasta el día de hoy, de calamidades realizadas entre las personas que ocupan los cargos más altos e importantes. Senadores, diputados, presidentes. En demasiadas ocasiones, más que con las que cualquier democracia justa podría mantenerse neutral (y claramente más de las que nos gustaría admitir a cualquier mexicano) se les ha encontrado responsables de crímenes graves, episodios que afectan un país entero; a ellos, a ellas, que se supone velan por la seguridad de los ciudadanos y el correcto funcionamiento del estado. Una de esas faltas puedo resaltar aquí.

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