La marginalidad y la pobreza en “La loca y el relato del crimen” de Piglia y en “Zanjón de la Aguada (crónica en tres actos)” de Lemebel.
Enviado por fran.xim • 7 de Marzo de 2018 • Ensayo • 977 Palabras (4 Páginas) • 389 Visitas
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La marginalidad y la pobreza en “La loca y el relato del crimen” de Piglia y en “Zanjón de la Aguada (crónica en tres actos)” de Lemebel.
Francesca Delgadillo D’Angelo
Curso: América Latina en Textos e Imágenes
Profesora: Macarena García Moggia
Literatura realista que retrata la marginalidad, sería una forma de describir estos dos textos, que a simple vista no tienen mucho en común, más que develar los mundos ocultos de la gente pobre, esa que no figura en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local, como diría Galeano. En la prensa roja como la que escribe Emilio Renzi, el periodista alter ego de Piglia, que le presta atención al marginal relato que narra la testigo, incapacitada mentalmente y en situación de calle.
Mientras, más juguetón, Lemebel endulza la amarga pobreza y el delito del pobre, al cual le otorga la dignidad marginal de tomar por la fuerza lo que se le ha negado por derecho, más discursivo y con más compromiso político que su contemporáneo argentino.
Pero Lemebel endulza sólo un poco, lo suficiente para retirar la actitud lastimera que se le suele dedicar a las personas empobrecidas o el rechazo y el miedo que inspiran con frecuencia, la dulzura no puede reemplazar a la realidad cruda, húmeda del piso de tierra, fría de la casa de palo, allí la gente no se hace más dulce, al contrario, se hace tosca, brusca, se endurece de resistencia, de infecciones intestinales, como la que le provoca un aborto imaginario al pequeño Lemebel.
Por otra parte Piglia se oscurece en la novela policial, como vemos en “La loca y el relato del crimen”, donde la intriga pertenece a los que viven fuera de la ley y cuyas vidas no importan, de los que se espera que mueran trágicamente, pobres, infelices, exiliados de la sociedad por sus delitos, que mueran en la oscuridad de la noche y sin derecho a una investigación policial que rebele la verdad de lo que les ha sucedido.
Ambos autores se adentran en la marginalidad, pero la diferencia de sus relatos es evidente, de un lado el alter ego literario de Piglia, Emilio Renzi, es un intelectual de academia venido a menos, un observador ajeno a lo marginal, que se acerca atraído por una profunda curiosidad de comprender, de conocer y de investigar, el que aunque en un momento parece querer hacer justicia y cooperar con la verdad, termina escribiendo un cuento sobre los hechos.
Por otro lado Lemebel es el marginal de los marginados: homosexual, pobre y escritor. Escritor chileno que siendo tan prolífico y reconocido popularmente, no tuvo el reconocimiento de la academia de su país, marginal en su propio gremio, por comunista y marica. Él escribe en primera persona y se expone, como si dijera “Esto también soy yo, esta también es mi historia.”
Los personajes del ex Yegua del Apolalípsis son familia, clanes de marginales, pero familias no consanguíneas, sino familias de la pobreza, donde los delincuentes son como los primos y los tíos mayores, héroes valientes que llevan el riesgo de su marginalidad ilegal hasta las cárceles donde no son ni más ni menos que los hijos del “Zanjón de la Aguada”, esa población callampa que, como relata en el primer acto, surgió en los años cuarenta con esas familias de campesinos pobres que llegaron a buscar vida a la capital, con la precariedad de no traer nada, probablemente ni siquiera educación, y que con un par de palos, unas fonolas y cartones se hacían viviendas a la orilla del río santiaguino.
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