La razón frente a las pasiones del ser humano como animal

La razón frente a las pasiones  del ser humano como animal

El ser humano es actividad que crea, que inventa. A diferencia de cualquier otro ser vivo genera e inventa el mundo que habita y al hacerlo se inventa así mismo. Genera algo allí donde no había, imagina, trasforma el planeta y en este acto se trasforma a sí mismo.

Esta capacidad creativa consiste en ese flujo constante de representaciones, deseo y de afectos no funcionales que condicionan nuestra vida. Al instaurar una relación con otros semejantes, compartiendo significados, esta potencialidad creativa confiere un sentido común a la vida humana.

El hombre, al hacer experiencia de la vida, constata  la importancia del “otro”, se da cuenta de la necesitad en cuanto ser social de sus semejantes y la necesitad de  preocuparse por ellos (en bien y en mal); se genera una tensión social que instituye una dependencia social que puede asumir forma de compromiso, de contracto..etc

En función de esa tensión se desarrolla ese conjunto de creencias, costumbres, valores y normas de una persona miembro de un  grupo social, que funcionan como una guía para vivir una vida normal: la moral.

Con ellas se instauran reglas, por las cuales la acción individual está constantemente condicionada; el consenso rige y juzga la conducta de los miembros de una sociedad.

-¿La institución de la sociedad es por lo tanto cada vez la obra propia de la sociedad considerada, producida por efecto de esta capacidad creativa del imaginario instituyente; o sea las representaciones sociales encarnadas en sus instituciones, concepto cercano a lo de  conciencia colectiva o de  ideología (no en sentido marxiano). -

Es muy claro y natural por lo tanto, que sociedades distintas tengan normas y valores distintos que dirigen los individuo; comprobamos por ejemplo que  esta importancia central que el mundo contemporáneo le confiere al desarrollar de la técnica, de una técnica tecnificada, la economía y la producción, es una creación de la sociedad moderna.-

La moral establece los campos de posibilidades, los límites y las limitaciones dictadas por el consenso. En pocas palabras se establece lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer delimitando dentro la normalidad acciones legitimada por valores morales y considerando “rara” primero y después inmoral, cada acción  y comportamiento fueras de esas fronteras mentales. Se va introduciendo en la vida humana el juicio que va marcando lo que es bueno y lo que es malo. Un juicio individual que  se aplaca muy pronto al juicio colectivo que coacciona y  forma individuos, alejándolos da su naturaleza en cuanto ser animal, de sus instintos, de sus impulsos y sus pasiones.

En los cambios de las actitudes frente a las necesidades naturales influye la evolución de los sentimientos de vergüenza y pudor, por ello se reprimirán los instintos. La sociedad condiciona el comportamiento desde niños, puesto que la colectividad crea unas pautas a seguir y que para no sentirse excluido, cualquiera debe cumplirlas. Esta influencia es notoria puesto que un individuo puede quedar marginado socialmente a causa de no seguir el patrón establecido.

El concepto de civilización para el hombre, se podía resumir como una suavización(como un sometimiento) de las costumbres, la educación, los buenos modales. El proceso de suavización de muchas costumbres ya se producía en la Edad Media con determinadas conductas en la mesa o conductas en la sociedad caballeresca cortesana.

En las  acciones individuales interviene la autocoacción para percibir lo que está mal frente a la sociedad, y es la principal razón junto a los escrúpulos de la progresión hacia una civilización. Es una autocoacción en función del “otro”. Nuestras acciones están condicionadas por el juicio ajeno.

Con el desarrollo de la sociedad moderna se puso en marcha una constante y atenta perfección  de las condiciones de la dominación, condiciones de la alienación por el carácter de una sociedad burguesa capitalista que iba despojando al hombre de su potencia creativa  autónoma, de su fecundidad libertaria, creando mecanismo de dominación externas que terminaron por restringir la libertad del individuo; esa misma sociedad fue desplazándose como una máquina de sometimiento y de explotación que no solamente involucraba las clase suprimida sino que ponía (y pone) en peligro la propia continuidad de la vida del hombre.

El proceso civilizador y la civilización moderna han conseguido sustituir los impulsos naturales de los seres humanos por normas de conductas artificiales, racionales. En consecuencia, han hecho posible un nivel de inhumanidad y destrucción que hubiera sido inconcebible si las predisposiciones naturales hubieran guiado la actuación humana.

Si se piensa a las guerras, a  los conflictos constantes hoy en día, los genocidios, es muy difícil encontrar algo propio del ser humano en cuanto animal en estos actos. Un animal que pretende aniquilar sus semejantes tiene muy poco de natural ya que por definición en cuanto ser viviente aspira a salvaguardar sus semejantes y sí mismo. Según Z. Bauman, el Holocausto ha sido posible en la medida en que la sociedad y la civilización modernas y la construcción de un sistema burocrático, consiguieron dejar fuera de juego esa animalidad, dispensando buena parte de las acciones humanas del juicio moral, convirtiendo en irrelevantes las cuestiones relativas a las consecuencias que para los otros se derivan de nuestras acciones.  

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